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Paz y Ciencia

miércoles, 31 de octubre de 2007

Psicoanálisis Vincular y Desarrollo Psíquico (Artículo extenso)

Se ha intentado construir una mirada diferente a lo que el psicoanálisis clásico aportó. Con la filosofía de Gilles Deleuze (La filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar los conceptos), Michel Foucalt (Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil), Friedrich Nieztsche (Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos), con la literatura de Borges (por ejemplo, Funes el Memorioso), la perspectiva historica y las viñetas polimorfas donde se retrata la realidad de lo posmoderno. Se ha construido un viaducto para que el fluir dinámico de la escucha analítica transcurra hacia lo inevitable, esto es, la presencia de otro que, “enfermo” de subjetividad está presente para descubrir los cortes, las marcas que el paciente siempre en un contexto vincular nos transfiere.

El formato responde a un deseo de integración de lo aprendido con las ideas originales de otros autores que hablaron de un modo u otro de lo vincular. Haré énfasis en el aspecto creativo de la psicoterapia analítica de la mano de los representantes más destacados e intentaré plasmar lo aprendido, un suave y nuevo mirar de los fenómenos clínicos.

Psicología del Yo

Hartmann y Kris estudiaron la regresión como un proceso al servicio del yo, un yo instancia y un yo imagen, representación e identidad. Kris (1952), se basa en La Interpretación de los sueños. Lo que dice también es afín a El Poeta y los Sueños diurnos. El inconsciente está estructurado de acuerdo al proceso primario. El proceso secundario se caracteriza por el hecho de que los afectos están ligados a determinadas representaciones, caracteriza nuestro pensar consciente.
El yo del artista pone a su disposición elementos del proceso primario. La creación que resulta de tal maniobra es, a todas luces, una producción del yo y sirve a los fines que éste se propuso. La asociación libre de los elementos de un individuo o de los elementos de un sistema puede producir la disposición del yo y la colusión de yoes, contribuyendo a entender el conflicto interno y el conflicto vincular, sería hablar de la relación de objetos internos por un lado y la relación entre sujetos por otra.
Richard Sterba (1934), presenta en el Congreso Internacional de Wisbaden en 1932 su trabajo sobre la disociación del yo en el proceso terapéutico. Este autor propone que en análisis existe un yo que se disocia, uno participa en la neurosis de transferencia y otro es capaz de observar lo que sucede en la interacción la interferencia. Sobre este trabajo Elizabeth Zetzel (1956) y después Ralph Greenson(1965) propusieron el término de alianza terapéutica y alianza de trabajo, respectivamente. Para Zetzel, como para la mayoría de los ego-psychologists, el análisis del yo consiste en el análisis de la defensa; respetan el consejo de Freud de que el análisis debe ir de lo superficial a lo profundo, de la defensa al impulso. Anna Freud hizo un excelente trabajo al publicar El yo y los mecanismos de defensa. Greenson define la alianza de trabajo como “la relación racional y relativamente no neurótica que tiene el paciente con su analista”. Parece que para esto se produzca se necesita un “área libre de conflictos” (Hartmann). La Analizabilidad fue introducido por Zetzel (1966). Cuanto mayor tolerancia muestre un paciente a la regresión en el tratamiento y pueda mantener un yo observador de su estado crítico, tanto más analizable será. Criterio muy excluyente.
En cuanto a la regresión en el proceso terapéutico podemos decir que las sesiones cara a cara sirven para disminuir la dependencia del yo frente al ello a través de incrementar su dependencia con la realidad. La regresión sería un producto intencional del setting.

Melanie Klein


El psiquismo se origina en un vínculo intersubjetivo, en primer lugar la relación de objeto del bebé y su madre. Pionera de la corriente de relaciones de objeto tempranas como fundantes del desarrollo psíquico y de la personalidad. Discute con Anna Freud por no coincidir en el tratamiento de niños, la primera aboga por un enfoque más psicoeducativo y Klein explora los conflictos inconscientes introduciendo la técnica del juego infantil. Nos descubre un mundo apasionante: la idea del mundo de los objetos internos, que algún filósofo (J. A. Marina) podría tildar de platónica. Es un espacio mental poblado de objetos que interactúan entre sí, produciendo significados y motivaciones; describe las fantasías inconscientes como los elementos básicos de ese mundo interno o realidad psíquica. La idea de conflicto mental cambia, no es una lucha entre el impulso sexual y la defensa, sino entre sentimientos, en particular de amor y de odio. La utilidad de su concepto de la envidia primaria hace que la agresión sea innata, existe una impronta biológica quizás como homenaje a su querido Freud, él no le profesó el mismo amor.
Descubre el mecanismo de la identificación proyectiva, nos habla de la escisión. Considera las situaciones de ansiedad como el factor principal de las perturbaciones psicológicas y cree que las fantasías agresivas del niño son la causa principal de dicha ansiedad. Los llamados “ambientalistas” promueven una visión más optimista del bebé y destacan la importancia del maternaje. Klein creía en la existencia de un superyó temprano, a los dos o tres años, que se caracteriza por su sadismo, por lo cual una de las funciones del tratamiento sería la de reducir su excesiva crueldad. Propone también la idea del Complejo de Edipo temprano, ubicado en los períodos pregenitales del desarrollo (oral, anal, fálica). Cambia la idea de Freud de que el conflicto edípico y la ansiedad de castración son el complejo nodular de las neurosis. Cuando cristaliza el concepto de envidia primaria cobran sentido las fantasías que quedan proyectadas al exterior, una angustia persecutoria intensa como amenaza de destrucción física, emocional y sexual. Aparece una futura conexión con Winnicott, el juego es como un puente entre la fantasía y la realidad; una manera para el niño de producir símbolos necesarios en el desarrollo mental (Winnicott no cree que sus objetos transicionales sean símbolos).
En cuanto a la posición esquizo-paranoide y la posición depresiva, ambas responden a la gestión de la agresión heterodirigida primero y autodirigida después. La primera se trata de una estructura que organiza la vida mental en los tres primeros meses de vida. Está constituida por:
Ansiedad persecutoria; Relación de objeto parcial; El yo se protege de la angustia persecutoria con mecanismos de defensa intensos y omnipotentes: la disociación (splitting), la identificación proyectiva, la idealización,la introyección y la negación.
La posición depresiva se produce entre los tres y los seis meses, está constituida por:
Ansiedad depresiva: el yo siente culpa y teme por el daño que ha hecho al objeto amado con sus impulsos destructivos.
Relación con un objeto total: la madre ya no está dividida, queda integrada con sus aspectos buenos y malos.
El mecanismo de defensa principal es la reparación. Aquí cobra un valor importante el proceso creativo, donde se intenta cambiar el vínculo con la realidad externa, reconstruir los aspectos dañados o perdidos de los objetos dentro del self.
La teoría de la envidia llevó al alejamiento de Paula Heimann y marcó diferencias para Fairbairn, Guntrip, Winnicott y Balint. Como decía arriba, ellos no coinciden con lo constitucional de la agresión sino como secundaria a una falla ambiental.

Jacques Lacan

Este buen señor, brillante y bizarro quiso retornar a Freud desde los parámetros que mamó, el estructuralismo en lo filosófico, lo antropológico y la lingüística. Los Darwin de Freud fueron para Lacan, Saussure, Lévi-Strauss y la dialéctica de Hegel. Procuraré ceñirme a lo intersubjetivo, del narcisismo, del papel del otro en la constitución del sujeto, quizás hablar del estadío del espejo pueda aportarnos algo.
Antes de eso dos pinceladas, sabiendo que el lienzo quedará sin cubrir, el inconsciente se estructura como un lenguaje, debemos atender entonces a la metáfora (condensación) y a la metonimia (desplazamiento). El proceso metafórico es creador de sentido.
En cuanto al papel del otro y el narcisismo, Lacan piensa que el ser humano tiene una representación fantasmática del cuerpo en la que éste aparece fragmentado. La imago de su esquema corporal fragmentado sigue expresándose durante la vida adulta en los sueños, los delirios, los procesos alucinatorios. El sujeto se identifica con algo que no es, de hecho cree ser lo que el espejo, la mirada de la madre le reflejan. Se identifica con un fantasma, con un imaginario, uno de los tres registros (real, simbólico e imaginario). Para Lacan el complejo de Edipo se desarrolla en tres tiempos: en el estadio del espejo la criatura se identifica con una imago anticipatorio de sí misma. En un segundo tiempo, lo hace con el deseo de la madre. Finalmente, al asumir la castración ingresa al orden simbólico, aceptará la ley (“disolución del complejo de Edipo”). Para finalizar citaré a Ignacio Lewkowicz: “…la vía del estructuralismo ofreció siempre una salida imaginaria que consistía en imaginar precisamente, que cada vez que hay una conexión efectiva entre dos términos, hay una articulación lógica”.

El Grupo Británico: Fairbairn, Guntrip, Balint, (Winnicott)

Fairbairn propuso modificaciones a la teoría pulsional de Freud sobre la base de reconsiderar el papel de la relación de objeto. La líbido y la agresión son subsidiarias de la relación de objeto, deben incluirse definitivamente en una concepción que privilegie el vínculo con la madre. El término acuñado por él de “posición esquizoide” fue adoptado por Melanie Klein.
Los tres autores dan mucha importancia a lo que el analista hace en la sesión. Este resulta ser el heredero de la madre que tiene que reparar el dolor que pudo hacer con el niño.
La estructura endopsíquica de Fairbairn es valorada por Guntrip en 1961 como “una teoría del desarrollo psicogenético de la estructura de la personalidad en términos de relaciones objetales, que son las causas de las diferenciaciones psíquicas internas”.
Balint llegó a la conclusión siguiente: a los pacientes gravemente perturbados les “falta algo”, que debió ser provisto en la más temprana infancia. Acuñó el término de falta básica. Esta falta es un ámbito de la mente basado en una relación objetal primaria, diádica, cuyo sentimiento principal es el amor; los sentimientos de frustración y gratificación; las palabras no tienen tanto valor como significantes (como en Lacan) sino como contacto con el otro. Por tanto, el ámbito de la falta básica es preverbal y también preedípico: se constituye por las relaciones diádicas más tempranas del sujeto. Balint describe otros dos espacioes mentales: el ámbito edípico y el ámbito de la creación.
Aquí debo hacer un paréntesis porque autores inscritos en la fenomenología con formación analítica con R.D. Laing recogieron las propuestas de ámbito de la creación-espacio transicional o el falso self winnicottiano y la identificación adhesiva de Meltzer. “El yo dividido” es una obra de Laing que puede sobrecoger a quienes gusten de atender patologías graves, como preferían los autores de este grupo.

Donald Winnicott

Su teoría nace reformulando la teoría de Freud y Klein proponiendo una nueva tópica. Cuando todo parecía tener su origen en el Complejo de Edipo él destaca el papel del desarrollo emocional durante la infancia. Sus conceptos nucleares son el sostenimiento o holding, el concepto de falso self y los fenómenos y objetos transicionales, estos dos son proceso y producto de una maternación suficientemente buena o no. El psicoanálisis debe reparar la falla ambiental.
Para Winnicott el niño nace no integrado y percibe de manera desorganizada los distintos estímulos que provienen del exterior. La madre que antes y después del parto desarrolla una “preocupación maternal primaria” es la que debe proporcionar amor y desempeñar el papel de “yo auxiliar”, si esto es insuficiente se desarrolla un falso self.
Aquí encontramos analogías con la contención de Bion y sus elementos beta y alfa metabolizados por la madre, la madre sería la pantalla encargada de devolver elaboradas las angustias de la criatura.
Winnicott dice en relación al verdadero self (núcleo) y falso self (corteza, coraza quizás para W. Reich): “Entonces el individuo se desarrolla a modo de extensión de la cáscara más que del núcleo, y a modo de extensión del medio atacante. Lo que queda del núcleo se oculta y es difícil de encontrar incluso en lo más profundo de los análisis…El ser verdadero permanece escondido y lo que tenemos que afrontar clínicamente es el complejo de falso self (un no llevar el corazón en la mano), cuya misión estriba en ocultar el ser verdadero”. El falso self, en especial cuando se encuentra en el extremo más patológico de la escala, se acompaña generalmente de una sensación subjetiva de vacío, futilidad e irrealidad. Como se ha constituido a expensas del núcleo auténtico del ser, obliga a éste a renunciar a sus impulsos, a su esencia.
Con respecto a los objetos transicionales, Winnicott se refiere a ellos como “primera posesión no-yo” del niño y desempeñan un papel de vital importancia, recrear, reparar, unir, vincular el mundo interno del pequeño y su mundo externo. Las obras de arte representan el mundo interno del artista (o niño) para el exterior y para él mismo representan su realidad. Aquí podemos hablar de la coleta del Barón de Münchausen como ejemplo del apasionante mundo de paradoja formal donde se desenvuelve este genial autor.
Winnicott dice al respecto: “…puede surgir alguna cosa o fenómeno que se haga de vital importancia para el pequeño a la hora de acostarse y que sea una defensa contra la angustia, especialmente la de tipo depresivo”.
Para Winnicott el marco psicoanalítico adquiere más importancia que la interpretación ya que sirve para inspirar confianza, favorecer la regresión donde se resuelvan las fallas ambientales que pudieran haber surgido, proporcionar un nuevo sentido del self, descongelar la situación de fracaso ambiental. El paciente en regresión no recuerda su pasado sino que lo vive. Él está en el pasado y en el espacio (transicional) de la psicoterapia ambos, creando una díada se encargan de reconstruir, reparar y disolver la angustia.

Postkleinianos

Son muchos y parten de la teoría de Melanie Klein, aquí podemos hablar de Bion, Meltzer, Liberman, Grinberg, Etchegoyen, Rosenfeld, Segal, Joseph, Bick, Money-Kyrle o Bleger.
Bion: Arriba comentaba la relación continente-contenido, como algo que se expresa como algo complementario entre la proyección del niño y la receptividad materna. La madre es continente de lo proyectado, lo recibe y lo procesa. Bion designa con la palabra rêverie (ensoñación) al estado de receptividad materna.
Bion cree que el niño expulsa las emociones y fantasías que no puede sorportar, que lo hacen sentir en peligro de aniquilación y desintegración. Para poder pensar o tolerar cualquier emoción de cierta intensidad y que involucre un sufrimiento psicológico, es necesario que la madre haya realizado bien su función continente; por identificación con capacidad materna se adquiere la “pantalla interna” que permite el proceso secundario, el juicio de realidad y la demora en la descarga de los impulsos.
Esther Brick (1964) y luego Donald Meltzer (1975) estudiaron la fenomenología clínica de algunos pacientes que, por carecer de un espacio interno donde poder establecer sus identificaciones, necesitan mantener un permanente contacto con personas de las que no pueden separarse. Llaman a este tipo de fenómeno identificación adhesiva, es el resultado de un fracaso en la función continente de la madre. En definitiva, es imprescindible que el terapeuta soporte aquellas emociones que el analizando proyecta sobre él.
Meltzer: En su pequeña gran obra El proceso psicoanalítico describe que el fundamento del proceso analítico es la evolución de la transferencia-contratransferencia, él enumera las etapas que habrá de pasar el analizando: recolección de la transferencia; confusiones geográficas donde acuña un término que da que hablar, pecho-inodoro, como metáfora del proceso que rige las fantasías inconcientes durante este período. Rosenfeld, H en su obra Psychotic States describe un concepto similar: el analista es la pileta o fregadero del paciente. Afortunadamente existen acuerdos tácitos en esta ciencia. La tercera etapa de Meltzer sería la de confusiones zonales que daría pasa al umbral de la posición depresiva.
El encuadre psicoanalítico no se basa principalmente en las constantes de tiempo, número de sesiones, posición del analista y del paciente o tipo de diálogo. La actitud del analista crea la atmósfera en la que el paciente puede traer sus aspectos infantiles a la transferencia y usar su parte adulta para ayudarlos a crecer. El análisis puede ser considerado como un proceso de crecimiento de la parte infantil de la personalidad.
Racker: A comienzos de la década de los 50 tanto Racker en Buenos Aires, como Paula Heimann en Londres comenzaron el estudio de un problema apasionante, el uso de la contratransferencia del analista como instrumento de observación y fuente para la construcción de las interpretaciones. El criterio amplio sustenta que se debe llamar contratransferencia al conjunto de los estados emocionales que tiene el analista dentro del tratamiento. Dicho de otra manera, el problema que se presta al estudio y también a la discusión, es comprender y diferenciar cuánto de lo que le sucede al analista dentro del tratamiento depende del paciente, cuánto de él mismo y cuánto de la interacción entre ambos. Esto se puede conectar con dos autores por lo menos: Por un lado, Françoise Dolto quien escribía que un analista estaba preparado cuando dejaba de pensar en sus angustias en el análisis de sus pacientes y, en otro orden, Janine Puget quien acuña el término incertidumbre aunando los nuevos avances en mecánica cuántica con la observación y escucha analítica, según ella, como Heisenberg, el observador modifica el fenómeno observado siendo agente de los fenómenos, participando de ellos y desconociendo una zona que causa sorpresa y desconcierto. Un concepto intrínsecamente vinculado a la transferencia y contratransferencia. R. Horacio Etchegoyen en su libro Los Fundamentos de la Ténica Psicoanalítica expone su preocupación sobre el análisis del narcisismo en el vínculo con el analista y, consecuentemente, el conflicto del paciente con los procesos de dependencia. Otro tema importante es el estudio cuidadoso de las ansiedades de separación y las angustias que provocan las interrupciones, con sentimientos de celos y exclusión frente a la escena primaria, pertenecientes tanto al complejo de Epido temprano como tardío.
Otros autores, importantes en lo vincular son David Liberman y León Grinberg, el primero integra la teoría de la comunicación con los conceptos fundamentales del psicoanálisis tradicional, en su primer libro La Comunicación en Terapéutica Psicoanalítica (1962), redefine los cuadros psicopatológicos según los modelos comunicativos de Ruesch. Está convencido de que los puntos de fijación libidinales tienen una relación significativa con los modos comunicativos de los pacientes y propone intervenir con “estilos lingüísticos complementarios”.
León Grinberg acuña el concepto de “contraidentificación proyectiva” y enfatiza la “función psicoanalítica de la personalidad”, más allá de los esquemas referenciales utilizados. Con el concepto de contraidentificación proyectiva se refiere al efecto violento que produce en el analista la identificación proyectiva intensa de los pacientes; el terapeuta se ve forzado a desempeñar un papel que se le impone por la depositación de aspectos de la mente del paciente, y se identifica con los aspectos proyectados en él, sin que pueda percibirlo concientemente. Grinberg insiste en que el proceso es unilateral, proviene del analizado y provoca en el analista una reacción tal que éste es llevado pasiva e inconcientemente a cumplir el papel que se le asigna. En este proceso adquiere mucha importancia la comunicación extraverbal.

Margaret Mahler

Su teoría es un modelo de desarrollo emocional del niño, de tal manera que cada cuadro psicopatológico tiene su origen en un momento específico del desarrollo. Estudió el autismo infantil temprano (Kanner, 1968) y lo que denominó psicosis simbiótica. Aquí se percibe claramente la atmósfera vincular: “…inhabilidad sorprendente de parte del niño psicótico, para poder siquiera ver el objeto humano en el mundo externo, no se diga interactuar con él como otra entidad humana separada”, esto se entiende muy bien según lo expuesto en los trabajos de Janine Puget, Sonia Kleiman e Isodoro Berenstein según el efecto de presencia del otro. Estos autores, más que buscar una teoría del desarrollo psíquico atienden a los productos vinculares sin estructurar sus teorías en base a patologías sino analizando el sistema familiar como un todo, un espacio psíquico colmado de fuerzas psicológicas, ahora bien existen factores genéticos, biológicos, constitucionales, instintivos que aportan otros registros a lo diádico. Berenstein escribe: “Considerar al yo como otro entre otros, tiene consecuencias técnicas, metapsicológicas y, casi sin darnos cuenta, abrió el camino para otra ética. Desde ya, este corrimiento llevó también a pensar de otra manera la relación analítica con el paciente individual”.
Seguimos con Margaret Mahlet. La hipótesis elaborada a partir de estas observaciones puede resumirse de la siguiente manera: “Fue la separación emocional de la simbiosis con la madre lo que actuó como disparo inmediato para desconectarse de la realidad”.
Con respecto a la técnica con el paciente, el terapeuta de mostrar: “…experiencia simbiótica correctora, en relación de uno a uno con un terapeuta, que condujera a la reconstrucción de una relación más parecida a la simbiótica con la madre misma...” Harold Searles (1965) aplicó este modelo para tratar pacientes adultos. Recomendamos su obra: Escritos sobre Esquizofrenia. También sería interesante mencionar a Alexander con su concepto de “experiencia emocional correctora”. Pine (1979) plantea que las sensaciones patológicas de soledad o aislamiento son síntomas que manifiestan la ansiedad por la separación. El paciente busca, a través de sus mecanismos defensivos, la vuelta a un estado de unidad dual omnipotente con la madre. Este autor relaciona con dicha patología tres perturbaciones, la folie a deux, los sentimientos de despersonalización y desrealización y la personalidad “como si” (Helen Deutch, 1942). Según esta teoría y técnica, el bebé y sus capacidades innatas tienen tanta importancia como la psicopatología de la madre, razón de más como para intervenir desde un paradigma diferente al clásico. El psicoanálisis vincular intenta tramitar los efectos de la patología en base a sus sistemas de comunicación, significado de síntomas, escotomas, efectos de sorpresa, imprevisto, novedad, incertidumbre y malentendidos. Aborda los productos y los transforma para que no exista repetición sino un nuevo formato de relación y posteriormente un vínculo que obtenga nutrientes nuevos, se señala, confronta, interpreta, clarifica en base a que el sistema familiar, objeto de estudio, descubra nuevos recursos de interacción, placer y equilibrio. “La fantasía inconsciente y la fantasía diurna son producciones internas y recubren la relación con el otro. Su significación corresponde al yo, aunque no del todo porque la cualidad de presencia del otro excede lo proyectado” (I. Berenstein, 2004; Devenir con otro(s). Ajenidad, presencia, interferencia).

Heinz Kohut. Psicología del Self

Para Kohut existen dos mecanismos fundamentales en la práctica del psicoanálisis: la empatía y la introspección. Él se centro en estudiar lo que denominó “Trastorno Narcisista de la Personalidad”, este tipo de pacientes desarrollaban una transferencia particular, tendían a percibir al analista como una parte de su propio cuerpo o como una imagen especular de sí mismos.
El self es algo “análogo a las representaciones de objeto”. En la obra de Kohut los “objetos del self” son los objetos externos: el padre, la madre, el analista…El self se forma a partir de la internalización de los objetos del self arcaicos. Estos objetos pueden ser de dos tipos: un objeto del self grandioso, que proporciona las ambiciones y las metas, y otro llamado por Kohut la “imago parental idealizada”, de cuya internalización surgen los ideales del self. Kohut distingue la líbido de objeto (freudiana) de la líbido narcisista. Ambas clases de energía se diferencian por el tipo de objeto en que se deposita o al que se dirige. La líbido objetal catectiza objetos externos mientras que la narcisista se dirige a los objetos del self. Estos son definidos como: “…objetos que experimentamos como partes de nuestro self; por lo tanto, el control que se esperaba lograr sobre ellos, está más cerca del concepto de control que un adulto espera ejercer sobre su propio cuerpo y mente, que del que espera tener sobre los demás”.
El pilar fundamental de toda observación psicoanalítica es la empatía. Su uso es lo que delimita el campo de lo psicológico del de lo no psicológico. La empatía es tanto más difícil de establecer cuanto más parecidos son observador y observado.
Las funciones de los objetos del self son internalizadas a través del proceso que Kohut llama “internalización transmutativa”.
Kohut dice: “En otras palabras, lo que influye sobre el carácter del self del niño no es tanto lo que los padres hacen sino lo que son. Si los padres no tienen conflitos con sus propias necesidades de brillar y triunfar en la medida en que es posible gratificarlas en términos realistas, si, en otras palabras, la autoconfianza de los padres es firme, entonces el orgulloso exhibicionismo del self incipiente del niño encontrará una respuesta de aceptación.”
I. Berenstein (2007) nos explica lo siguiente: “Aunque la apariencia sea la de un sujeto con algún síntoma, en conflicto con otro con algún otro síntoma, es desde la pertenencia al vínculo que se genera el trastorno y el malestar”.
Por último, mencionar brevemente las bases de su técnica:
-El setting analítico promueve la reactivación de las transferencias narcisistas como parte de una continuación del desarrollo emocional.
-La actitud empática del analista condiciona la estructuración del marco del análisis.
-Las herramientas con que cuenta el terapeuta para promover la cura son la empatía y la interpretación.
El planteamiento de un encuadre que facilite la reactivación de los sistemas de apego es similar a los planteos de Winnicott y al “new beginning” de Balint, los tres coinciden en detectar la herida abierta (falta básica para Balint) y ayudar al paciente a restaurarla, es decir, concretar su “programa nuclear”. La restauración del self puede darse por dos vías: el reforzamiento del polo debilitado o el apuntalamiento de estructuras compensatorias eficaces.

Otto Kernberg

Comparte con Kohut el objeto de su investigación, Desórdenes Fronterizos y Narcisismo Patológico. Otros trabajos suyos son: La teoría del desarrollo normal y patológico (1977) y La teoría de las relaciones objetales y el psicoanálisis clínico (1977). Su intención es hacer converger distintos enfoques teóricos.
Se acepta que los pacientes fronterizos desarrollan una transferencia psicótica, aunque existen matices según autor, por ejemplo, Kernberg la señala como una eventualidad del proceso psicoanalítico. En el vínculo transferencial se pierde la distinción de límites entre analizando y analista como resultado de los arcaicos mecanismos de defensa a los que aquél recurre, de tal manera que la relación. Estas alteraciones son constelaciones psicopatológicas estables cuya presentación clínica incluye ciertos síntomas típicos, el uso de mecanismos de defensa primitivos, una patología específica de las relaciones objetales internalizadas y rasgos genético-dinámicos relativamente constantes. Este tipo especial de transferencia impone modificar la técnica, ya que se hace inexcusable una actitud de apoyo, al menos como fase previa. La intensidad de la dependencia transferencial obliga a ocuparse constantemente de ella sin dar mucho espacio para las interpretaciones histórico-genéticas. Esto fue lo que dijo Adolph Stern y después lo retomaría Kernberg.
No entraré en la descripción clínica del trastorno borderline por no ser el foco de atención en este trabajo. Lo importante es decir que existen niveles de organización fronteriza de la personalidad, lo que les diferencia es la presencia de distintas relaciones objetales, en el nivel superior estables, en el intermedio serían ambivalentes o conflictivas y en el inferior pobremente integradas. Para mantener su mundo interno recurrirían a mecanismos de defensa cada vez más primitivos, llegando en el extremo a la escisión, la identificación proyectiva, la negación, la omnipotencia y la idealización.
La propuesta terapéutica de Kernberg es lo que él mismo denomina psicoanálisis expresivo.
El alejamiento de las posturas clásicas de intervención en estos pacientes venía de tiempo atrás, la fragilidad yoica y la potencialidad regresiva que tienen estos pacientes orientó a Schmideberg y otros autores a sugerir que habría en estos casos una formal contraindicación para la aplicación del psicoanálisis clásico. Los psicoanalistas que destacaron la importancia de las relaciones de objeto se ubican en la postura contraria; de hecho admiten en análisis fronterizos y psicóticos. Eissler y Stone proponen la aplicación de una terapia de apoyo seguida del psicoanálisis clásico. Finalmente, Kernberg sugiere la aplicación del psicoanálisis pero piensa que las características dinámicas y estructurales de la personalidad obligan a modificar la técnica clásica enfatizando el “aquí y ahora”.
Kernberg se postula a favor de utilizar la contratransferencia como un instrumento adicional para la comprensión del paciente. En este sentido utiliza las ideas de algunos analistas kleinianos como H. Racker (1948, 1960) y Paula Heimann (1950, 1960). Estos autores proponen que la contratransferencia es producto de dos series de fenómenos: la transferencia del paciente y los conflictos propios del analista. Recomiendan discriminar uno de otro y utilizar la contratransferencia como un elemento para ampliar la comprensión del paciente.

Conclusiones

El psicoanálisis ha avanzado hacia los planteos postkleinianos según los cuales el terapeuta debe distinguir los elementos que le pertenecen de los que pertenecen al analizado y manejar el recurso de las emociones, fantasías, representaciones transferidas para identificarlas y trabajar con ellas. Es una hermosa propuesta. Desde otra corriente epistemológica, la teoría de la comunicación ha propuesto el concepto de retroalimentación como elemento para pensar la clínica desde una perspectiva sistémica, diferente a la linealidad propuesta por Freud en algunos de sus trabajos. La psicoterapia ha ido ligada a las concepciones médicas y la aportación de otras ramas del saber construye otra mirada. Los consultorios no son laboratorios porque están instalados en un discurso social, en la subjetividad del analista, la subjetividad del analizando y el campo psicológico de fuerzas que Kurt Lewin y H.S. Sullivan intuía como espacio de intersubjetividad. La psicología social, hija bastarda de la psicología académica, permanece casi invulnerable al influjo del conductismo porque existe algo más que un sistema de contingencias basado en estímulos y refuerzos para explicar la psique humana, el mundo circundante, la interacción simbólica y pragmática, la masa, la familia y El colectivo (J. Puget). El cognitivismo ha sido asimilado por psicoanalistas como Hugo Bleichmar (1997), quien plantea un enfoque modular-transformacional para diseñar esquemas de intervención específicos para las distintas psicopatologías. Cada estructura tiene, según estas nuevas propuestas, un enfoque teórico más pertinente para entender y tratar.
El psicoanálisis vincular reconoce que el terapeuta es un ser de este mundo, un humano con carencias, dificultades, una personalidad con connotaciones perceptuales que lee la realidad de manera subjetiva, inscrito en un contexto socio-cultural, una marca de época, una biografía, un sistema de relaciones futuras, presentes y pasadas. La elección de una teoría fija y única dice más del terapeuta que del analizando.
En la constitución de una subjetividad se enlaza la subjetividad con uno mismo y la que se produce en el encuentro con otros. En lo vincular existen dos mundos creadores de espacios psíquicos que son el de la representación y el de la presentación.
“La subjetividad en términos de representación se adecua a la idea que el sujeto humano vive en la búsqueda de sentirse reconocido por algún otro, confirmado en su identidad y en su pertenencia a determinados conjuntos y para ello necesita de otro, pero que ese otro sea algo así como un espejo que sepa recalcar algún rasgo que al Yo le resulte pertinente en ese preciso momento” (Puget, 2006). En el tema de la intesubjetividad el Psicoanálisis vincular ha introducido un nuevo principio que da cuenta de la regularidad de lo imprevisible, el Principio de Incertidumbre (Puget, 2001).
La inquietud tiene dos vertientes, la de la representación y la de la presentación, es decir la concerniente a la ajenidad propia y del otro que hace que el vínculo esté siempre a merced de una alteración y, por otro lado, la pulsional en tanto manifiestación de angustia pura, indefinida.
Derrida utiliza la deconstrucción, como modo de reflexionar sobre las ideas presentadas como nodales y propone de esta manera un movimiento, para aquello que quedó estático.
“En las perspectivas dinámicas actuales, el tiempo es entendido como creación, como producción de diferencias, como transformación, como devenir. Noción sumamente diferente a llamada línea de tiempo” (Kleiman, 2007). Con el concepto de hospitalidad , Derrida quiere representar el gesto mediante el cual se dan la acogida, como conjuntamente y de manera simultánea padres e hijos inician un vínculo al mismo tiempo, así se crea una nueva inscripción.
En referencia al cómo entender la sintomatología, ya sea un trastorno del carácter, ansiedad o problemas académicos, la perspectiva vincular tiene una percepción clara. “Aunque la apariencia sea la de un sujeto con algún síntoma, en conflicto con otro con algún otro síntoma, es desde la pertenencia al vínculo que se genera el trastorno y el malestar”. (Berenstein, 2007).
Para finalizar, la propuesta de un sistema de intervención holista debería integrar la escucha para el llamado paciente individual, que jerarquiza determinados elementos observables del mundo interno con la escucha de la estructura vincular que pondera los elementos correspondientes al mundo vincular. Para no caer en explicaciones tautológicas con respecto a lo vincular sería como construir un sintagma familiar, de pareja, esto es, vincular, enlazando como un todo significante, las producciones de cada uno de los individuos y elevar el resultado final al status de frase familiar. Dicho de otra manera, retrocediendo a imágenes pretéritas, los productos en interacción de los sistemas evocan emergentes de una fantasía compartida, los síntomas así cobran otro valor y aportan mayor comprensión.

Bibliografía

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12- Laplanche, J y Pontalis Diccionario de Psicoanálisis. Paidós. 1996.
13- Melanie Klein. Sobre la Identificación. O.C. RBA. 2006
14- Norberto M. Bleichmar, Celia Lieberman de Bleichmar y Silvia Winkinski. El psicoanálisis después de Freud: teoría y clínica. Paidós. 1997
15- Winnicott, D. Realidad y Juego. Gedisa. 1997.16- Winnicott, D. El Gesto Espontáneo. RBA. 2006

Quinto Fantasma: Del Oscurantismo Histérico al Confusionismo Esquizofrénico

Un trastorno de personalidad, puede entenderse como una forma de intentar un penoso truco con personas con las que no se puede vivir ni dejar de vivir. Kaplan, 1989

A continuación voy a relatar un hecho particular desde el punto de vista de lo relacional. Se trata de cómo excesos y fallas se convierten en elementos degeneradores. Partamos de la perversión más allá de la sexualidad, en concreto de esa ley autoproducida para la exaltación del Yo y el aniquilamiento del Otro (sic). Consiste en el persistente rechazo al cambio y la perseverante omisión del deseo del Otro para edificar en el aire con el trazado alzado de la fantasía una estructura hermética que rechaza su cuestionamiento y narcisísticamente ataca la posibilidad de duda para mantener un sistema de auto(de)generación.
Evoco el oscurantismo asociado a lo histérico a nivel de representaciones mentales (Jonson-Laird) y su “modus operandi”, el confusionismo, para inducir/compartir la locura en el otro y abrazar sádicamente a los participantes en esa dinámica, así se instaura el ejemplo que quiero esgrimir en este breve texto.
El oscurantismo supone una oposición sistemática a la difusión de la instrucción, las ideas y contenidos que desprenden la incoherencia formal y moral de una fe caníbal. Por tanto supone una negación y una anulación del deseo y del goce. Las redes de esta máquina demencial seducen a ingenuos, atrapan a incautos y persuaden a confiados convirtiéndose éstos en apósitos que engrandecen y justifican la decisión homicida. Son variables sutil e intuitivamente considerados por la fuente putrefacta que ensucia a sus súbditos y señala a los herejes.
La forma definitiva para que esta estructura siga invariable tiene una suerte de elecciones en cuanto a la relación de objeto y la comunicación, respondiendo más a una lógica natural que cultural, esto es pertenece a estratos inferiores del reino animal antes que a lo social.
Debe de ser algo con un fuerte componente biológico pero esto, en ningún caso, puede determinar la toma de decisiones y la selección de objetos, así como las tretas, argucias, extorsiones, manipulaciones y falacias vertidas para conseguir un fin que creo de manera benevolente que puede ser incluso adaptativo a nivel individual. Por tanto estamos ante una dificultad antropo(pato)lógica (Laín Entralgo), un error humano alimentado por una hueste con sed de odio, envidia y una intensa y compleja perturbación en la ética junto a la evidente dimensión patológica que se puede inferir por unos productos claramente altaneros, sirva como ejemplo Hanna Segal y sus despectivos comentarios en la Sociedad Británica de Psicoanálisis, así como la autocomplacencia de Melanie Klein (Ripesi).

Cuarto Fantasma: Atland-La Epopeya-

In the future, I will be
Only a forgotten remain
And it makes me wonder why
I am suffering today


Cuentan que a través de muchos años se fue forjando una historia viva, radiante y espléndida. Era el preludio de vientos de cambio, de ilusiones plasmadas que diseñaron algo, si me dejan decir, diferente y mejor. La leyenda trataba de 5 caballeros errantes que surcaban los cielos con anhelo de cambio y resurrección. Estos ángeles del cielo volaban buscando sensaciones que hicieran cambiar sus sueños diurnos por algo distinto y mejor. Desde ese afán de superación se adentraron en un territorio inhóspito, desconocido y a la vez atractivo, una suerte de sentimientos encontrados que emanaban amor y algo de rencor. Una vez allí, danzando por los paisajes repletos de agua, árboles y animales en ocasiones y otras, en tenebrosos parajes de desierto y desolación tenían que decidir que camino escoger. Mientras montaban un campamento desguarnecido, dejaban sus enseres y preparaban algo de la comida conservada de sus tierras de origen, comenzaron a platicar con la idea de construir algo confortable a partir de lo que ellos eran, lo que deseaban. En armonía con su imaginario, buscaban encontrarse en una fantasía colectiva que les liberara de la profunda carga de realidad a la que debían estar sometidos antes para satisfacer al Dios Sol, aquel que daba luz al lugar donde ellos nacieron, la montaña. Fatigados tras el parlamento se fueron quedando dormidos emplazando la génesis de su Nuevo Mundo para el día siguiente.
Durante su sueño, una hermosa muchacha divisó la presencia de estos caballeros. De manera sinuosa se acercó al campamento sorteando los corceles mágicos que habían dejado pastando. Ante ella 5 jóvenes alrededor de un fuego empedrado, trazando un círculo. Se detuvo a mirarlos poco a poco. El primero, que parecía el más joven, con larga cabellera, llevaba grabado el nombre en un dispositivo pequeño que tenía cogido en su mano, parecía funcionar de manera mágica y tenía grabado en el agarre con letras doradas: “Chusé”. Eclipsada e intrigada por este descubrimiento siguió con cautela investigando lo que habían dejado sus compañeros junto a sí. El segundo era más corpulento, parecía tener problemas para encontrar una plácida posición y tenía agarrado con los dos brazos algo semejante a una mandolina gigante de cuatro cuerdas. La deslizó entre los dedos de su dueño para descubrir su nombre grabado en rojo: “Albertus”. Hermosos e interesantes, pensó nuestra amiga acerca de la escena de ensueño que disfrutaba. Curiosa, vivaz y decidida continuó indagando más acerca de estos seres con tintes caballerescos. Al tercero se le veía fácilmente el nombre en una muñequera negra de cuero que debía de emplear para protegerse de quién sabe qué tipo de seres malignos. Con una escritura suave y precisa se podía leer fácilmente: “Josi”, a su vera, una guitarra barroca, así la identificó nuestra fisgona amiga por lo que había oído acerca de ese tipo de creaciones. Presa de la excitación, empezaba a sentir el sudor deslizándose por el cuerpo que llevaba apenas cubierto de una ligera capa de seda lila y unas potentes botas que contrastaban dándole un punto cómico al ir en puntillas. El cuarto era muy fuerte, muy alto y parecía ser el propietario de unas lanzas de madera pulidas y talladas delicadamente con su nombre impreso en fuego: “Chesus”. Este tipo debe de ser un raudal de energía y entusiasmo se murmuro ella. Se planteaba qué tipo de juglares más extraños, ajenos a toda convención y formalismo. Le parecían sumamente atrayentes. El quinto llevaba sólo un chaleco, soñaba junto a un recipiente de algún reconstituyente, sus ojos, entornados, transmitían vigor e intuición, su fisonomía representaba la experiencia de una vida que se presumía dura. Su instrumento era algo parecido al del tercero pero con un aire algo más renacentista, menos alambicado. Allí, grabado con un cuchillo se leía claramente: “Cristian”.
Nuestra amiga se acercó para verle de cerca, muy atrevida le acarició la cara con las yemas de sus dedos cuando éste se despertó súbitamente, quedando conmocionado al sentirse observado por esa chica tan especial, un hada ha interrumpido mi descanso, qué querrá de nosotros. Esto fue lo que pensó el durmiente.
Cristian se intentó levantar torpemente y le preguntó al hada por el motivo de esa interrupción. La chica, ahora hada, balbuceó y se presentó: Judith. Cristian iba a hacer lo propio cuando su fantástica amiga se adelantó silbando con una melodía cautivadora lo que él tenía que decirle: Sé que te haces llamar Cristian.
A través de la música que fluía de las palabras de Judith se despertaron los demás, con el asombro propio de la intriga. Quedaban pocas horas para amanecer y atónitos se quedaron mirando a la intrépida joven, embelesados, extasiados. Cristian les explicó que era un hada que había irrumpido en sus sueños para ayudarle a descansar, que se hacía llamar Judith y que la habían enviado para ayudarles a diluir la disociación en la que estaban inmersos. El grupo de juglares se levantó para saludarla y hacerle preguntas acerca de su procedencia y dedicación. Desde ese momento Judith incorporó su vida y costumbres a esos jóvenes pasando a formar parte del grupo caballeresco que soñaba con hadas reparadoras. Ahora los seis constituyen un brillante conjunto donde se inscriben con delicado sentido los productos de todas sus fantasías. Por fortuna se encontraron y ahora es tiempo de la comprensión de su obra y el disfrute de su ingenio. El hada de sus sueños se hace cargo de poner armonía y paz, además contagiada por el arte de sus nuevos compañeros de andanzas y con el infinito fruto de sus aptitudes para realizar los deseos es una más tocando con cuidado algo parecido a lo que entonces, cuando estaban en la tierra de la mentira prometida, era un órgano.

In the sands of eternity, from deepest hole of reality
Was born the most perfect melody of gods
It’s the passage of time.

Tercer Fantasma: Shostakovich Estereoscópico

El fantasear, como el soñar, cumple una función abreactiva, de descarga de la tensión a que se está sometido en virtud de una relación obediente a la realidad social tan emergente. Castilla del Pino. El delirio un error necesario. 1998.

La música es un eco del mundo invisible. Giuseppe Mazzini (1805-1872)

Entrañable lector, distorsionar consiste en deformar de modo intencionado una representación/imagen de objeto o cosa. Una aporía perteneciente a lo meta-real, esto es, una localización impuesta donde la lógica colige aspectos figurados. El emplazamiento, de tránsito o permanencia, depende en gran medida del tono y timbre de la fuente donde brotan las emanaciones fantásticas pudiendo distinguir partituras claras, límpidas y brillantes o abigarradas composiciones. La estructura y coherencia interna de los elementos musicales determinan la verosimilitud, probabilidad y viabilidad de su armonía. La obra final puede envolver y nublar lo propio y cautivar espíritus ajenos como una postiza cuña en el proceso de escucha. Lo que es aberrante y razonablemente incorrecto puede gestarse como representación ineluctable y pasar a ser parte del contenido latente de lo interpretado por el músico.
La música se capta y configura de manera inicial desde la sensopercepción, se elabora, teje y filtra en la conciencia, almacenando su significación en lo inconsciente, auténtico motor sensitivo para la apreciación de la composición. Para recuperar y reelaborar la dramática de lo latente se escarba para obtener muestras despedazadas de aquello que un día llevó a la belleza interpretativa y la exaltación.
La laxitud se erige en responsable del error y se reproduce una música distinta en un mal plagio de esa realidad mediana, acorde con la parte desiderativa, con esa fuente que refiero arriba.
El combustible de la vida se compone de vivencias afectivas, del deleite y la belleza en la escucha, del dejar los sentidos flotar sobre la composición que inflama nuestra configuración final. Como si de una profecía se tratara cada pieza musical pretende mostrar el paisaje donde vamos a introducirnos, sin mapa ni destino.
Construir una realidad distinta es propio de individuos y grupos como forma de manipulación, chantaje, extorsión o persuasión pero por suerte o desgracia sólo importa “realmente” la realidad ilusoria, la intención es la impostura. Dice Castilla del Pino: El delirante es paradigma de aquel que no se haya dispuesto a vivir de manera incierta, esta aseveración entraña una increíble riqueza por su alegato y por su validez epistemológica. Deformar la estructura del conocimiento para crear un edificio psíquico familiar es la simbolización de un interés que aparece en la imaginería popular. Quién está más loco, el sujeto delirante o el objeto delirado, volviendo a Shostakovich y Stalin, existen estímulos que exigen una temprana abolición o modificación. La renuencia para abandonar el delirio también depende de esto, del representante.
La música hace reflexionar, traslada a cumbres nevadas, a islas paradisíacas, a ricas campiñas, al cielo y al infierno.
La duda siempre ha sido cómplice de la locura, de la paranoia, de la parafrenia, sin embargo dudar de realidades únicas, de verdades absolutas, de posiciones cerradas nos lleva a calzar la realidad de otros elementos postizos cayendo en una locura global o en el mejor de los casos en una simplificación. Supongo que de esto trata Freud cuando habla de la economía de la vida psíquica y esto maneja el psicoterapeuta dinámico, que hace de gestor incansable del da-dá inherente al absurdo. Porque estar loco es la mejor experiencia que puede tener un ser sano.

Victor Frankl: Un psicólogo en un campo de concentración

Victor E. Frankl (1905-1997): El hombre en busca de sentido.

La emoción, que constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea clara y precisa del mismo. Ética, parte V, “Sobre el poder del espíritu o la libertad humana”. Spinoza.

Se trata de la “tercera escuela vienesa de psicoterapia”, después de Freud y Adler.
En el prefacio de Gordon W. Allport[1] se lee lo siguiente: El Dr. Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos, más o menos importantes: “¿Por qué no se suicida usted?”. Y muchas veces, de las respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar…Tejer estas tenues hebras de vidas rotas en una urdimbre firme, coherente, significativa y responsable es el objeto con que se enfrenta la logoterapia, que es la versión original del Dr. Frankl del moderno análisis existencial.
La conmovedora historia de “Un psicólogo en un campo de concentración” relata experiencias de millones de seres humanos, profundizando en cómo incidía la vida diaria de un campo de concentración en la mente del prisionero medio.
Nietzsche queda citado unas cuatro veces de esta manera: “Quien tiene un por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”. Al mismo tiempo critica el nihilismo terapéutico y cultural así como el mecanicismo de la medicina, y por extensión de la psiquiatría, donde, a su entender se habían heredado aproximaciones de conocimiento estanco, despojando al paciente, Persona, de su existencia, su logos, esto es, sentido, significado, existencia, propósito, discurso que da razón a las cosas. Acordémonos de la expresión “aparato psíquico”, todavía utilizada por algunos incondicionales.
Sobre la vida en el campo de concentración nos cuenta: En un análisis último se hace patente que el tipo de persona en que se convertía un prisionero era el resultado de una decisión íntima y no únicamente producto de la influencia del campo…Es esta libertad espiritual, que no nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.
Se refiere a la estancia en el campo en los siguientes términos: “una existencia provisional cuya duración se desconoce”. En relación a la despersonalización a la que se veían abocados por verse despojados de sus ropas, su cabello, la carne de sus huesos y la dignidad dice: “Ese ver nuestra existencia provisional como algo irreal constituía un factor importante en el hecho de que los prisioneros perdieran su dominio de la vida; en cierto sentido todo parecía sin objeto. Tales personas olvidaban que muchas veces es precisamente una situación excepcionalmente difícil lo que da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo”.

¿Es la Logoterapia psicoanálisis?
-Dr. X: Veamos doctor, ¿usted es psicoanalista?
-No exactamente psicoanalista. Digamos que soy psicoterapeuta.
-Dr X: ¿A qué escuela pertenece usted?
-Es mi propia teoría, se llama logoterapia.
-Dr. X: ¿Puede definirme en una frase lo que quiere decir logoterapia?
-Sí, pero antes que nada, ¿puede definirme en una frase la esencia del psicoanálisis?
-Dr. X: En el psicoanálisis, el paciente se tiende en un diván y le dice a usted cosas que, a veces, son muy desagradables de decir.
-Pues bien, en la logoterapia, el paciente permanece sentado, bien derecho, pero tiene que oír cosas que, a veces, son muy desagradables de escuchar”.

Comparado con el psicoanálisis es un método menos introspectivo y menos retrospectivo. La logoterapia mira más bien al futuro, es decir, a los cometidos y sentidos que el paciente tiene que realizar en el futuro.
La logoterapia se centra en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre. De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrar un sentido a la propia vida. Por eso hablo de voluntad de sentido, en contraste con el principio de placer (o, como también podríamos denominarlo, la voluntad de placer) en que se centra el psicoanálisis freudiano, y en contraste con la voluntad de poder que enfatiza la psicología de Adler…Yo no considero que nosotros inventemos el sentido de nuestra existencia (como diría Sartre), sino que lo descubrimos.

Frustración existencial y Neurosis Noógena:
La voluntad de sentido del hombre puede también frustrarse, y en tal caso la logoterapia habla de la frustración existencial. El término “existencial” se puede utilizar de tres maneras: 1) existencia, es decir, el modo de ser específicamente humano; 2) el sentido de la existencia; y 3) el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal, o lo que es mismo, la voluntad de sentido.
La frustración existencial se puede también resolver en neurosis. Para este tipo de neurosis, la logoterapia ha acuñado el término “neurosis noógena”. La neurosis noógena tiene su origen no en lo psicológico, sino más bien en la dimensión noólogica (del griego noos, que significa mente), de la existencia humana.
Aquí se habla de la incapacidad de ver el bosque de la realidad a causa de los árboles de símbolos e imágenes que un psicoanálisis antiguo encorsetó a un paciente. Es una expresión recogida y muy empleada por los teóricos de la comunicación, quienes también emplearán en su estrategia terapéutica la prescripción paradójica. Watzlawick y Haley son dos claros exponentes de esta propuesta.
La última parte del libro está dedicada a dar una versión sucinta de la técnica en logoterapia. Creo que es mejor acceder al texto directamente o bien extraerlo personalmente de la filosofía que propone el autor.
Sobre la técnica podemos realizar una mirada según Winnicott; David Warjach nos explica:

Winnicott plantea que pocas personas conservan su espíritu creador en ciertas situaciones de extensa opresión, haciendo mención explícita a esos sitios, típicos de nuestra época, denominados campos de concentración. En forma brutal el ambiente se muestra en estos casos distante de la madre suficientemente buena y su posibilidad de acoger al sujeto en su inconsistencia.

Pero no por ser más sutiles se encuentran menos alejadas de esta posibilidad aquellas formas de psicoterapia que, a causa del fervor interpretativo, encuentran la justa traducción a todo lo dicho por el paciente. [Lecturas de Winnicott. Lugar Editorial. 1996. Buenos Aires.pág 42.

Un saludo.

[1] Gordon W. Allport, antiguo profesor de Harvard, publicó numerosas obras originales sobre psicología y fue director del Journal of Abnormal and Social Psychology. A través de este autor la trascendental obra de Frankl se introdujo en Estados Unidos.

Psicoanálisis y Arte en las Intervenciones

En el estupendo libro de Bucay: "Déjame que te cuente", aparecen guiños de la formación psicoanalítica que da lugar a intervenciones creativas, plenas y llenas de significado, esto resulta eficaz y reparador para el cliente-consultante. El libro de Hermann Hesse: Demian; me recuerda al muchacho que guía Jorge Bucay (El Gordo). Cuento ¿Quién eres?, no confundir con el libro de Enrique Rojas del mismo título. Tras la narración del mismo, el terapeuta interviene en estos términos:
- Y éste es tu cuento, Demián. Cuando no eres consciente de tu dependencia respecto a la mirada de los demás, vives temblando frente al posible abandono de los otros que, como todos, aprendiste a temer.
Y el precio para no temer es atacar, es ser lo que los demás, "que tanto nos quieren", nos presionan a ser, nos presionan a hacer, nos presionan a pensar.
Si tienes "la suerte" del personaje de Papini (Giovanni Papini: Quién eres), y el mundo, en algún momento, te da la espalda, no tendrás más remedio que darte cuenta de lo estéril de tu lucha.
Pero si no sucede así,
si tienes la "desdicha" de ser aceptado y halagado,
entonces...
estás abandonado a tu propia conciencia de
libertad,
estás forzado a decidir:
acatamiento o soledad;
estás atrapado entre ser lo que debes ser
o no ser nada para nadie.
Y a partir de entonces...
podrás ser,
pero sólo solo y, y sólo para ti.

Una hermosa cita para aquellas personas que se asustan ante el proceso terapéutico, que oyen algo sobre la "dependencia" y renuencias...
no es la teta sino la leche lo que te nutre (encontrado en el mismo libro).
En el cuento ¿Qué terapia es ésta? dice el terapeuta:
-Éste es el tipo de terapia que hacemos, Demián, una terapia al servicio de comprender lo que te está pasando en cada momento. Una terapia destinada a abrir grietas en tus máscaras para dejar salir al verdadero Demián.
Una terapia, de alguna manera, única e indescriptible, porque está construida sobre las estructuras de dos personas únicas e indescriptibles: tú y yo. Dos personas que han acordado, por ahora, prestar más atención al proceso de crecimiento de una de ellas: tú.P.D.: para los más escépticos decir que Jorge Bucay es Dr. en Medicina, Psiquiatra y Psicoanalista reconvertido según su estilo, para no renunciar, como aconseja a otros, a desprenderse de parte de su identidad. Un fuerte abrazo para todos, espero que estas líneas sirvan para: Descansar, cambiar de ocupación, hacer otras de un individuo determinado es muchas veces una manera de afilar nuestras herramientas. Seguir haciendo algo a la fuerza, en cambio, es un vano intento de reemplazar con voluntad la incapacidad. Un leñador tenaz.

sábado, 27 de octubre de 2007

Segundo Fantasma: La Maestra de Llaves

“No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual”. Groucho Marx

Érase una vez un hada que convertía los sueños en llaves, con esas llaves su amigo el gnomo Giner, que vivía en las raíces de un narciso, podía acceder a sus sueños y esquivar a los trolls que le acechaban.

Los recuerdos atormentaban a Giner y decidió tras mucho hablar, llevar al hada con él para cambiar su vida onírica: “sigues perdido, todo está escrito…al borde del abismo estás”, le susurraba la hada.

Durante esos viajes el gnomo Giner cambiaba sus sueños perdiéndose por el contenido de sus ensoñaciones, dejándose llevar entre los límites que el hada le proveía.

El hada era dulce pero contundente, tenía la misión de acompañar con seguridad a “su gnomito” como ella le llamaba dulcemente, para que cambiara junto a ella esas fantasías que quedaban atrás.

El gnomo Giner, huraño, glotón, calvo por sus preocupaciones y cautivo de sus pasiones amaba tanto al hada que su relación, su complicidad, se tornó en algo distinto a lo que antes había sido. Entonces, “el gnomito” empezó a crecer, adelgazó y le brotó una espléndida melena ondulada.

El gnomo, sorprendido, veía como su narciso se empezó a marchitar y tomó la decisión de mudarse con el fastidio que eso le supuso.

Un buen día, cuando paseaban por los paisajes descritos en los sueños y cambiaban el guión, el hada se despojó de la linda capa que llevaba para protegerse de los conjuros de los “malos hados”. El gnomo Giner descubrió entonces que detrás de esa divina coraza del hada existía algo mucho mejor, natural y hermoso.

Cuando terminaron los cambios en la escena donde paseaban juntos esta vez

regresaron a sus hogares.

El hada viajó, llevando bajo el brazo la capa que le había sacado de tantos apuros, hacía ya muchos muchos años, cuando era un hada débil, insegura, una niña aprendiz de hada.

“El gnomito” regresó por última vez bajo el narciso para hacer las maletas y emprender un viaje hacia un mundo, un destino que le diera felicidad. Mientras se agachaba y pisaba su melena, cada vez más larga, pensó en el pasado y en las carreras y despistes que había tenido que hacer a los trolls. Se preguntaba qué difícil era ahora entrar en sus antigua guarida y lo accesible que le resultaban los frutos de los árboles y lo sencillo que sería, de aparecer, el ignorar la presencia de sus enemigos.

El gnomito Giner, ahora ya crecidito, cansado de no ver al hada, caminó y se dio cuenta de lo grande que es el mundo y de la oportunidad que le entregaba el hada para fantasear.

El gnomito ya crecido le había dejado su narciso en herencia al hada, así como sus sueños. El hada le envió por el aire una paloma blanca y esbelta con un llavero lleno de llaves de todas las formas, tamaños y colores para abrir las puertas de sus deseos.

Desde aquí, la tierra, saludamos a la hada y al gnomito por lo que nos han enseñado del sentir, el comprender y el vivir. Un cariñoso beso para los dos.

Primer Fantasma: El Lobo de Jorge

Me pregunto porqué, si hay un Dios, no te ayuda porqué, quizás nos olvidó…

Sphinx: Llanto en Soledad.

Hoy he llamado a un amigo con el que crecí, nuestros padres eran vecinos y amigos, juntos mamamos el amor de nuestras familias y congeniamos de manera profunda. Recuerdo que emulamos en el rellano del portal a Simon&Garfunkel tocando la guitarra con una regla y otros elementos de nuestro microcosmos. Ahora él, un amigo común y yo vivimos en otra ciudad, la capital del Alto Aragón.

La mujer de mis sueños, que colma mis deseos y torea mis desdichas, ha propuesto salir a cenar y reunirnos los colonizadores maños. Rápidamente he pensado en Jorge, un chaval con barba descuidada, pelo largo, un gran corazón y un espíritu natural. Él vive aquí también, a pocos metros.

Le he llamado haciendo uso de las promociones de la telefonía móvil y me ha dado una bella excusa para rehusar la propuesta. Había pensado, dentro de sus cábalas cotidianas, refugiarse con su coche familiar, “El Abuelo”, en la alberca de Chimillas para ver anochecer junto a su perrita-loba Lupa. Parecía emocionado porque hoy es luna llena y mostraba inquietud por saber cuál sería la reacción de su compañera de sueños. Una perrita todavía flacucha, abandonada por sus sueños, confiados seguramente en que un entusiasta padre adoptivo quisiera darle otra oportunidad.

Esta noche mientras conversemos Ana y yo, Jorge acariciará a Lupa sobre una manta, rodeados de aire, de ilusión y de unas pocas hierbas descuidadas. Cenarán juntos, mimándose, lamiéndose las heridas y Jorge cenará algo parecido a un sabroso bocadillo de tortilla y Lupa ya se sentirá llena de verse junto a su nuevo compañero, libre, amada, esto es, alimentada.

Puede que rían, jueguen, salten, corran… mientras Ana y yo, a la que le debo también sus infusiones de cariño y paz comentemos las tribulaciones de hoy y cenemos humildemente en un local de Huesca.

Puede que Lupa le dé las gracias a Jorge y aunque sea un “mestizo” de lobo sienta los rayos de la luna en su esplendor, penetrando por sus ojitos heterocoloreados y se dirija al cielo cantando a Dios por su perdón, su justicia y por estar plácidamente disfrutando de esa escena romance junto a Jorge, su cariñoso novio.

Así, cuando pensábamos que el lobo estaba solo, abandonado, vilipendiado, humillado, cuando Jorge la veía abalanzarse rogándole explicaciones está más unido que nunca, más contento y pleno. De esta manera, puede que en agradecimiento, aunque no sea un puro lobo, dirija su ojo azul a la luna, su ojo rojo a Jorge y haga brotar un aullido de lamentada esperanza que exprese a Jorge: quiero soñar junto a ti y nunca despertar.

Puede que Ana y yo durmamos plácidamente cogidos de la mano y quizás despertemos en ese mágico momento.

…esta noche no hay llanto en soledad, ya no hay pena en tu roto corazón, sueña que eres feliz, quiero soñar junto a ti, y nunca despertar