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Paz y Ciencia

lunes, 14 de julio de 2008

Estelas de lo Profundo

Quizás navegar en el ignoto terreno de lo emocional causa desazón, en ocasiones esto vuelca el barco, desmorona, casi desconyunta. Navegar en un tratamiento psicoterápico supone confiar en un capitán de un navío destino a las profundidades de la más hermosa sima, el territorio oculto donde sentimos, pensamos, recordamos y construimos la realidad, las relaciones y el amor que nos conecta con nosotros, con el mundo y con los demás. Jung, un genial autor que tuvo el mal gusto de pensar distinto que Freud, habló del “estar para dentro” (introversión) y del carácter social, tal y como dice Erich Fromm para referirse a un subtipo de la extroversión, quizás a ese falso self winnicottiano relacionado con lo que esperan de nosotros en el momento en que se estima necesario.

Pasamos la vida siendo lo que otros esperan que seamos, Winnicott decía que “el niño se ve a través de los ojos de la madre”, dado que esta metáfora vale para la eternidad, nuestro self, a modo especular se construye en relación a nuestros objetos-self, como dice Kohut. Y así navegamos, rumbo a nuestro interior, acompañados por otro, un terapeuta, con nuestros miedos y desconfianzas, armados de valor, coraje y esfuerzo. Tesón, todo aquel necesario para doblegar la pereza y la resistencia al cambio, una tendencia al inmovilismo universal que cuesta de desmantelar. Así seguimos, acompañados, con otro que nos enseña ese territorio en el que hemos vivido pero que jamás habíamos podido ver iluminado y apreciar todos sus preciosos matices.

Desde luego que conocer tiene un valor, el “insight” es terapéutico por sí mismo pero quizás tiene más valor, si cabe, el vínculo recíproco, ese campo interactivo de fuerzas en juego, ese “juego refinado”, donde divirtiéndose podemos ir desvelando los entresijos de un espacio subjetivo e intersubjetivo. Es en esta segunda área donde procuramos intervenir de manera activa, a veces desde el silencio del experto, que acostumbra a revelar más datos que la maníaca retahíla de preguntas.

Este trabajo es hermoso porque permite a dos personas conocerse de verdad, al menos conectar de verdad, se trata de una relación de confianza, basada en la comunicación, el descubrimiento y el amor a la verdad. Para ello es necesario el respeto y el gusto por conocer y tolerar ciertos niveles de ansiedad. Por esto es imprescindible hacer una previa valoración de la persona en un psicodiagnóstico o entrevistas preliminares para hacer una detallada imagen de la estructura caracterial del entrevistado y de esa forma poder manejar los niveles en un estado óptimo respetando las áreas de conflicto y favoreciendo las libres de problemas (Balint). Esta labor resulta un trabajo de relojería, fina, delicada y meticulosa, cuanto más se conoce al otro, mayor es el nivel de ajuste, de ensamblaje y es allí donde la capacidad de jugar ya se ha ido desarrollando. Respetemos siempre los tiempos de cada uno de los consultantes.

La labor de la psicoterapia es probablemente, cuando se hace con pasión y cabeza, por las dos partes, el proceso más hermoso y reparador que se conoce, además, con unas condiciones no demasiado exigentes que distan de los criterios de analizabilidad (para personas inexistentes en la vida real), el tratamiento puede resultar atractivo, interesante, bello y poético, no entiendo este trabajo, científico, sin dejar que el consultante a través de la palabra hablada cree una nueva realidad que habitar.

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