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Paz y Ciencia

domingo, 14 de diciembre de 2008

El cuerpo de la madre como lugar donde habita la psique


“El nacimiento biológico del infante humano y el nacimiento psicológico no coinciden en el tiempo. El primero es una acontecimiento espectacular observable y bien circunscripto; el último es un proceso intrapsíquico de lento desarrollo”. Margaret Mahler


La madre va ligada al padre. Ella necesita de éste y el bebé se forma a través del psiquesoma de ellos. Los sueños portan una cualidad ineluctable en cuanto a la proyección de deseos que llegarán, en estado bruto al infante. Dice Winnicott:
Dice Winnicott: “El bebé existe siempre con alguien más; una mamá que lo corporaliza, lo construye, lo invita amorosamente a vivir, la que cumple la “función materna”, que debe ser lo suficientemente buena para garantizar su salud física y psíquica”.


Ella será la responsable de iniciar las acciones de holding, handling y mostración o presentación de objetos.

• El holding es el sostén corporal que no se agota con el cuerpo global, sino que se continúa en la mirada, en la palabra.

• El handling o manipulación es la particular manera que tiene la madre de moverlo, depositarlo y trasladarlo en el espacio (esto no es privativo de la edad del lactante, sino que transcurre en cada momento evolutivo desde los 45 días a los 3 años).

• La presentación de objetos o presentación de la realidad incluye todo aquello que está inscripto en la presentación del mundo: desde el plato de comida sólida y la cuchara, hasta las rutinas de lo que es diurno y lo que es nocturno, de lo que es familia y lo que no lo es.

El bebé puede dejar de ser eso, pero permanece en grados variables un cierto grado de dependencia. Dicha dependencia, a pesar de tener un nombre con connotaciones peyorativas y "psiquiatroides" es necesaria y no se puede eludir con una cosmética psicológica, cercenando conductualmente el déficit emocional. Cuáles son los puntales que necesitan ser abrigados por el arropo de la madre es fundamental para crecer, la madre, independientemente de la edad del hijo puede seguir tejiendo esa red fantasmática de deseos y necesidades.
Los problemas emocionales son trastornos en la maduración emocional, las regresiones, parálisis y disfunciones son reflejo, a menudo, de un ambiente externo deficitario y/o caótico y revierte en una constitución del mundo interno desordenada.

Caer en interpretaciones para estas alteraciones, a mi parecer entra en la dialéctica de Winnicott y Piera Aulagnier. Según el primero son "interpretaciones inteligentes", para la segunda es propio de la "violencia secundaria". Incrustar dentro del aparato para pensar un elemento ajeno que explica lo que se está viviendo es pedante, innecesario e inútil. Existen muchas gradaciones para una interpretación correcta, aunque quizá la palabra para representar lo que se debe hacer en estas alteraciones no sería tanto interpretación como "reconstrucción".

El bebé recién nacido, sumergido en la indiferenciación de los comienzos transita entre un yo anticipado por la madre y un yo por venir.
En estos primeros días él es un simple repetidor de los enunciados con los que la madre lo piensa; pero son esos enunciados el único y necesario apoyo que tiene para reconocerse a sí mismo como otro.
Así, este yo, para poder constituirse debe apropiarse de los mensajes que la madre ofrece.
Este yo anticipado por los mensajes de la madre, es una prótesis necesaria para el niño, ya que a partir de esta íntima dependencia con ella, el niño podrá formular sus primeras palabras, reconocer la exterioridad y comenzar a intuir un movimiento temporal, que le permitirá descubrir la existencia de un después.


Esta prótesis invalorable le posibilitará el funcionamiento del yo, cuyo devenir dependerá tanto de una serie de factores internos, producto de su propia organización, como de otra serie de factores externos no previsibles con los que se encontrará a lo largo de su existencia: experiencias, logros, frustraciones, que el medio externo le impondrá inevitablemente.

El psiquesoma familiar es el continente donde se alberga el funcionamiento integrado o no del bebé, que continua creciendo dentro de esa red de deseos, anhelos, necesidades; esto es, un tejido emocional que brinda una atmósfera aeróbica para que se crezca ordenadamente.

[1507 - 36 años
Adán y Eva
Material: Díptico. Óleo sobre tabla.
Medidas: 209 x 161 cm.
Museo: Museo del Prado. Madrid]

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