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Paz y Ciencia

jueves, 27 de noviembre de 2008

La Niña de los Sueños XLIV

La niña arrastraba el vestido por la parte de detrás, descuidada, impropio de su sofisticada educación, las botas eran graciosas junto al vestido exótico. El niño la miraba y no podía apartar sus ojos del gracioso cuerpo de "la reina" y de sus ojitos.
La verdad es que no sabía que iba a decir, cómo reaccionar ante las acometidas de una familia muy diferente a lo que él conocía. Lo que había aprendido de esas gentes no era muy halagüeño, esto es, que no hay que confiar en exceso de aquellos que hacen ostentación de su riqueza y no tienen en cuenta a los demás -discurso corriente entre las gentes del mercado-. La verdad es que resultaba un poco difícil comportarse para un muchacho como él en aquella situación. Así que se armó de valor y cruzó la pesada puerta de la entrada que daba paso al Gran Jardín de Palacio donde había soñado estar alguna vez, espacio que la Princesa había querido traspasar.
Juntos se acercaron a la puerta, no se escuchaba ningún ruido. El silencio, si hubiesen estado pendientes de lo que les rodeaba podría haber dejado llegar a sus oídos el bullicio en la distancia del mercado, sin embargo, como mucho sólo podían escuchar sus tripas rugir. La muchacha le cogió de la mano, le abrazó y juntos se acercaron un poco más a la puerta del Palacio, el muchacho miraba tanto para arriba que casi se tropieza con una pelota del hermano mediano de la Princesa. Alertado por la muchacha que le tomaba de la mano pudo sortear el primer bache. Estaban cerca y...

"Carta para Lucía"


CARTA PARA LUCÍA ........
Bien, siempre olvido decirte lo que realmente importa, siempre me quedo sin palabras cuando hablo contigo, son tantas cosas las que quiero compartir que me asalta esta especie de inseguridad en mis argumentos.......... Olvido decirte que te quiero.
Yo, un idiota con la cabeza afeitada y poco más dejo mucho que desear en todo lo que toco, en todo lo que pretendo plasmar....... Nunca acierto en la diana, me queda sólo esta sensación de saber que me queda algo por decir, que me queda otra oportunidad, siempre existe ese resguardo que me salva de mis autismos sentimentales.
Yo, un idiota con la cabeza afeitada, no soy sólo esa voz en off que vacila de una prepotencia que le provoca esta sociedad en la que vivimos, me refugio en mis debilidades y eso se nota, vamos que si se nota............ Soy algo más.
Siempre he creído que lo que se expresa escribiendo no se es capaz de volver a reproducirlo hablando y eso es algo que tengo marcado en todo lo que digo en cada caldo que lidio con buen o con mal pie, lo siento pero entre otras cosas soy humano y entre otras cosas sufro la debilidad de ser vulnerable a lo que siento..............
Llevar esta amistad, esta complicidad en silencio, en el letargo de la oscuridad me está haciendo crecer como persona y cuanto menos como ciudadano x........... Estoy aprendiendo de ti, no sé quizás el qué y el cómo pero siento la necesidad de desafiar al mundo tras hablar contigo, siento la prepotencia de mirar por encima del hombro al resto del planeta tras colgar la conversación de rigor con la cual alimentas algo más que este vacío que a veces me abduce........... Alimentas mi corazón.
Ha sido muy grande dar contigo y mucho más grande es el saber a ciencia cierta que es cierto, que pasa el tiempo, ya casi dos meses y esto funciona, seguimos al pie del cañón con esas ganas dementes de querer mucho mas, de querer lo que por derecho la vida nos debe, de querer que todo salga bien........... Estoy muy seguro de ti, eso me hace partícipe de una paz interior que no he sabido canalizar a lo largo de mi vida y que por mera casualidad me veo obligado a enfrentarme a mi mismo. Me siento extraño al verme reflejado en el espejo, al hablar solo de temas que quizás nunca hubiese tocado y que por supuesto estaban destinados a ser pasto del olvido por la más absoluta manía esta de reprimir lo que hierve bajo la piel.......... Bajo la piel del corazón.
Cada vez me ahoga más esta impotencia del teclado y me limito a escribirte todo aquello que por miedo no sé como decirte........... Me atraca el impulso de morir en tus brazos, de morir en tus palabras para más tarde buscar el exilio en tu aliento y poder sentirme fuerte.......... Te echo de menos. Todo siempre es mucho más sencillo y como tal mucho más duro que la misma realidad y como tal, valga la redundancia, mucho más cercano.............

Quisiera pregonar lo que te quiero a voces sordas de teclado, quisiera gritar este vacío de no tocarte, quisiera llorar las noches que me gustaría que estuvieses por aquí, pero me quedo con el consuelo de que sé que cobraré todos los intereses, de que saldaré esta deuda en algún momento, mientras tanto pago aduana al cruzar algún mensaje a tu móvil, pago el impuesto revolucionario por haberte conocido, pero me siento especial por sentir bajo mi piel lo que me trasmites y eso me hace ser algo más que un personaje anónimo destacado entre tanto sentimiento por atar...............

Son tantas las cosas que te quiero preguntar, son tantas las vivencias que quiero compartir, son tantas las ganas de seguirte el rastro que no me veo capaz de empezar yo solo... Es inevitable, juegas un papel clave al día de hoy en esta partida de ajedrez que no es otra que mi vida, sin trampa ni cartón, esta partida de ajedrez, recuerdo que siempre se ha visto destinada a quedarse en tablas, por fin comienzo a saber que puedo conseguir el jaque mate.....
Reconozco que soy débil, este correo lo pone de manifiesto, pero claro eso tú ya lo sabes.......... Yo sé que lo sabes y es por esto que todo lo que pretendo plasmar cobra sentido por si solo.................................... .. Te echo de menos.
Link:http://es.youtube.com/watch?v=pZrlNmkNDco&feature=channel

Sobre el amor en la psicopatología

El amor es, más bien, una confluencia de dos vidas que se unen con el afán de fundirse, confundirse en una sola.
- Manuel García Morente


El escrito que motivó la llamada era "El amor en las patologías fronterizas".
El comentario: Pero ... ¿se consigue amar? ...
La anotación de alto grado de profundidad es elocuente. ¿Se puede amar estando "loco"?
Me aburre leer y escuchar sobre la psicopatología y el amor. El amor neurótico, psicótico y límite es amor, diferente pero amor. Enfocado desde una perspectiva estructural el amor es una capacidad del sujeto para sostenerse y relacionarse consigo mismo y con el mundo. Ahora bien, en función del estado y del ser de ese individuo la capacidad de amar puede tomar unos u otros derroteros. El amor existe, junto al sujeto allá donde quiera que va. Si bien es cierto que en las patologías a las que se hacía mención puede estar "desordenada" (borderline disorder). Confío ciegamente en la capacidad de amar de estas personas aunque cada una de ellas tiene unos potenciales y dificultades específicos. El amor, como capacidad de querer(se) y vincular(se) con otros se conecta de forma ineluctable con el estado del mundo interno. Entiendo que se puede sentir truncado en la capacidad de amar, de entregarse a otro persona, de un amor convencional, común y normalizado. No obstante sigo defendiendo en el enfoque del artículo que comentaba arriba (abajo en el sitio web). El amor como reducto inexpugnable del potencial salutífero del paciente y su relación con el campo psicoterápico. La psicoterapia nace del establecimiento de un vínculo creado desde unas coordenadas distintas a las de la vida común, corriente y normalizada. No obstante se conecta con esa realidad empírica, como importante criterio de realidad para situar en el contexto a la persona que sufre de "alienación".Dice la RAE: 5. f. Psicol. Estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia identidad.
Se puede escribir mucho sobre esto, y lo haré pero ahora quiero puntualizar que el amor es una capacidad unido al sistema de sentimientos, afectos, impulsos, fantasías, vínculos vividos y a otras circunstancias del intorno y del entorno. Confío (no tanto ciegamente como de manera optimista) en la posibilidad de amar de estas y otras personas. Sólo la psicopatía (trastornos antisociales tipificados) carecen (teóricamente) de capacidad empatía y de amar. Las patologías límite, como otros estados alterados propios de la levedad del ser pueden parecer superficialmente sin capacidad de amar, puntualmente, episódicamente. Sin duda que ellos y otros son capaces de amar aunque se pueda vivir como un problema de base que engarce un alto contenido de dolor y desmoronamiento el vivirse sin amor. Habría que trabajar ello en función, como no me canso de decir, en función de la psicobiografía del sujeto, la historia vivida para entender ese "bloqueo" y ese vivir el mundo y a uno mismo como no deseable. Sólo la persona que hace el comentario puede revelar el contenido de una pregunta-respuesta que va más allá del alcance del texto que la motivó. Una gran línea para pensar la que se plantea.

martes, 25 de noviembre de 2008

Gilles Deleuze y Félix Guattari_El Antiedipo_

ENTREVISTA SOBRE EL ANTI–EDIPO
(Gilles Deleuze y Félix Guattari)

– Uno de ustedes es psicoanalista, el otro filósofo; su libro es un cuestionamiento del psicoanálisis y de la filosofía que, además, presenta algo nuevo: el esquizo– análisis. ¿Cuál sería entonces el lugar común de este libro? ¿Cómo concibieron la empresa, qué transformaciones han sido necesarias para uno y otro?

GILLES DELEUZE.– Habría que hablar en potencial, como las niñas pequeñas (“nos habríamos encontrado, habría sucedido tal cosa...”). Conocí a Félix hace dos años y medio. Él tenía la impresión de que yo iba por delante de él, esperaba algo de mí. El caso era que yo no tenía ni las responsabilidades de un psicoanalista ni las culpabilidades o los condicionamientos de un psicoanalizado. Yo no tenía ninguna posición que mantener, lo que me daba ligereza, y me enfrentaba a la miseria del psicoanálisis con cierto desenfado. Yo trabajaba únicamente en el campo de los conceptos, y aún de forma tímida. Félix me habló de lo que él llamaba, ya entonces, las máquinas deseantes: toda una concepción teórica y práctica del inconsciente–máquina, del inconsciente esquizofrénico. Entonces tuve la impresión de que era él quien llevaba la delantera. Sólo que, con todo y su inconsciente–máquina, él hablaba aún en términos de estructura, significante, falo, etc. No podía ser de otro modo, considerando la deuda que él (como yo mismo) tenía con Lacan. Pero me pareció que, si encontrábamos los conceptos adecuados para ello, todo funcionaría mejor que con unos conceptos que ni siquiera son los del Lacan creador, sino más bien los de una cierta ortodoxia que se ha constituido a su alrededor. Lacan dice: “nadie me ayuda”. Nosotros le hemos ayudado esquizofrénicamente.

Precisamente porque tenemos una gran deuda con Lacan, hemos renunciado a nociones como la estructura, lo simbólico o el significante, malas nociones que el propio Lacan siempre ha sabido distorsionar para mostrar su reverso.

De modo que Félix y yo decidimos trabajar juntos. Al principio por carta. Después, por temporadas, mediante unas sesiones en las que cada uno escuchaba al otro. Nos divertimos mucho. También nos aburrimos mucho. Alguno de los dos hablaba siempre demasiado.

Ocurría a menudo que uno proponía una noción que no significaba nada para el otro, y que el otro sólo conseguía utilizarla meses después y en otro contexto. Y, además, leímos mucho; no libros enteros, más bien fragmentos. A veces nos encontrábamos con cosas realmente estúpidas, que nos confirmaban lo pernicioso del Edipo y la enorme miseria del psicoanálisis; y a veces dábamos con cosas admirables, que nos parecían dignas de ser explotadas. Después escribimos muchísimo.

Félix trata la escritura como un flujo esquizofrénico que arrastra todo tipo de cosas. Esto es algo que me interesa especialmente: que la página tenga fugas por todos lados sin dejar de estar, por otra parte, cerrada sobre sí como un huevo. Además, en un libro hay siempre muchas retenciones, resonancias, precipitaciones y larvas. Llegamos a escribir realmente entre los dos, no tuvimos ningún problema en ese sentido.

Hicimos sucesivas versiones.

FÉLIX GUATTARI.– Por mi parte, yo tenía muchas “posiciones”, al menos cuatro. Yo procedía de la Voie Communiste, y después estuve en la oposición de izquierda; antes de Mayo del 68 escribíamos poco (por ejemplo, las “nueve tesis de la Oposición de izquierda”) y agitábamos mucho. Además, yo había participado en la clínica de La Borde en Cour–Cheverny desde que Jean Oury la fundara en 1953 como una prolongación de las experiencias de Tosquelles: intentábamos definir teórica y prácticamente las bases de la psicoterapia institucional (yo,
por mi parte, experimentaba con nociones como las de “transversalidad” o “fantasía de grupo”). Y, finalmente, también me formé con Lacan desde el comienzo de los seminarios. Así que mantenía una especie de posición o de discurso esquizofrénico, siempre he estado enamorado de los esquizofrénicos, siempre me han atraído. Hay que convivir con ellos para comprenderlo. Al menos los problemas de los esquizofrénicos son auténticos problemas, no como los de los neuróticos.

Hice mi primera terapia con un esquizofrénico y auxiliado por un magnetófono. El caso es que estas cuatro posiciones, estos cuatro discursos, no eran solamente posiciones o discursos, sino también modos de vida que, forzosamente, experimentaba desde un cierto desgarramiento.

Mayo del 68 fue, para Gilles y para mí, como para otros muchos, una sacudida: aunque no nos conocíamos entonces, nuestro libro es sin duda una consecuencia de Mayo. No es que yo tuviese necesidad de unificar mis cuatro modos de vida, lo que precisaba era más bien recomponerlos. Contaba con algunas referencias, como por ejemplo la necesidad de interpretar la psicosis a partir de la esquizofrenia. Pero carecía de la lógica necesaria para esa reconstrucción. Había escrito en Recherches un texto titulado “De un signo a otro”, un texto muy influenciado por Lacan pero en el que ya prescindía del significante.

Ello no obstante, estaba aún enredado en una suerte de dialéctica. Lo que esperaba de mi trabajo con Gilles eran cosas como el cuerpo sin órganos, las multiplicidades, la posibilidad de una lógica de las multiplicidades con adherencias sobre el cuerpo sin órganos... En nuestro libro, las operaciones lógicas son al mismo tiempo operaciones físicas.

Lo que hemos buscado en común ha sido un discurso que sea a la par político y psiquiátrico, pero sin que ninguna de las dos dimensiones pueda reducirse a la otra.

– Ustedes oponen constantemente un inconsciente esquizoanalítico, compuesto de máquinas deseantes, al inconsciente psicoanalítico, al que dirigen toda clase de críticas. Utilizan la esquizofrenia como patrón de referencia. Pero, ¿dirían ustedes sinceramente que Freud ignoraba el dominio de las máquinas o, al menos, de los aparatos? ¿Dirían que no comprendió el campo de la psicosis?

F. G.– Es complejo. En ciertos aspectos, Freud tenía plena conciencia de que su verdadero material clínico, su base clínica procedía de la psicosis, de Bleuler y Jung. Y esto es así hasta el final: todas las novedades del psicoanálisis, desde Melanie Klein hasta Lacan, proceden de la psicosis. Por otra parte, está el caso de Tausk: es posible que Freud temiese una confrontación de los conceptos analíticos con la psicosis. El comentario sobre Schreber revela todo tipo de ambigüedades. En cuanto a los esquizofrénicos, se tiene la impresión de que a Freud no le gustan en absoluto, dice sobre ellos cosas horribles, extremadamente desagradables... Ahora bien, es cierto, como usted dice, que Freud no ignoraba la maquinaria del deseo. El deseo, las maquinarias del deseo son incluso el descubrimiento propio del psicoanálisis. Nunca en el psicoanálisis dejan de zumbar, de chirriar, de producir.

Y los psicoanalistas no dejan nunca de alimentar o de realimentar las máquinas, sobre un fondo esquizofrénico. Pero quizá hacen o desencadenan cosas de las que no tienen clara conciencia. Quizás su práctica implica operaciones incipientes que no aparecen con claridad en la teoría. No hay duda de que el psicoanálisis ha perturbado toda la medicina mental, como una especie de máquina infernal. Aunque ya desde el principio estuviese sometido a compromisos, causaba perturbaciones, imponía nuevas articulaciones, revelaba el deseo. Usted acaba de invocar los aparatos psíquicos tal y como son analizados por Freud: aparece ahí todo un aspecto de maquinaria, de producción de deseo y de unidades de producción. Pero hay otro aspecto: la personificación de estos aparatos (el super–yo, el yo, el ello), una escenografía teatral que sustituye las verdaderas fuerzas productivas del inconsciente por simples valores representativos. Así es como las máquinas del deseo se convierten progresivamente en maquinarias teatrales: el super–yo, la pulsión de muerte como deus ex machina. Tienden progresivamente a funcionar fuera de la escena, entre bastidores. O bien como máquinas de ilusión, de producción de efectos.

Toda la producción deseante queda anonadada. Nosotros decimos estas dos cosas al mismo tiempo: Freud descubre el deseo como libido, como deseo que produce; pero no cesa de enajenar la libido en la representación familiar (Edipo). Sucede con el psicoanálisis igual que con la economía política tal y como la veía Marx: Adam Smith y Ricardo descubren la esencia de la riqueza como trabajo que produce, pero no cesan de enajenarla en la representación de la propiedad. El deseo se proyecta sobre una escena de familia que obliga al psicoanálisis a ignorar la psicosis, a no reconocerse sino en la neurosis, y a dar una interpretación de la propia neurosis que desfigura las fuerzas del inconsciente.

– ¿Es esto lo que quieren decir cuando hablan de un “giro idealista” en psicoanálisis, asociado a Edipo, y cuando se esfuerzan en oponer al idealismo psiquiátrico un nuevo materialismo? ¿Cómo se articulan el materialismo y el idealismo en el dominio del psicoanálisis?

G. D.– El objeto de nuestros ataques no es la ideología del psicoanálisis sino el psicoanálisis en cuanto tal, tanto en su práctica como en su teoría. Y no hay, en este aspecto, contradicción alguna en sostener que el psicoanálisis es algo extraordinario y, al mismo tiempo, que desde el principio marcha en una dirección errónea. El giro idealista está presente desde el comienzo. Pero no es contradictorio: aunque la putrefacción ya está en el origen, en ella crecen espléndidas flores. Lo que nosotros llamamos idealismo en el psicoanálisis es todo un sistema de proyecciones y reducciones propias de la teoría y de la práctica del análisis: reducción de la producción deseante a un sistema de representaciones llamadas inconscientes, y a las formas de motivación, de expresión y de comprensión correspondientes; reducción de la fábrica del inconsciente a un escenario dramático, Edipo o Hamlet; reducción de las catexis sociales de la libido a catexis familiares, desviación del deseo hacia coordenadas familiaristas, Edipo, una vez más. No queremos decir que el psicoanálisis haya inventado a Edipo.

Se limita a responder a la demanda, cada cual se presenta con su Edipo. El psicoanálisis no hace más que elevar Edipo al cuadrado –un Edipo de transferencia, un Edipo de Edipo– en la ciénaga del diván. Pues, ya sea familiar o analítico, Edipo es fundamentalmente un aparato de represión de las máquinas deseantes, en absoluto una formación propia del inconsciente en cuanto tal. Tampoco deseamos sostener que Edipo, o sus equivalentes, varíen según las formaciones sociales consideradas. Estamos más inclinados a creer, como los estructuralistas, que se trata de una constante. Pero es la constante de una desviación de las fuerzas del inconsciente. Por eso atacamos a Edipo: no en nombre de unas sociedades que no implicarían a Edipo, sino debido a la sociedad que lo implica de un modo eminente, la nuestra, la capitalista. No atacamos a Edipo en nombre de ideales pretendidamente superiores a la sexualidad, sino en nombre de la propia sexualidad, que no se reduce al “sucio secretito de familia”. No establecemos diferencia alguna entre las variaciones imaginarias de Edipo y la constante estructural, puesto que se trata en ambos extremos del mismo atolladero, del mismo avasallamiento de las máquinas deseantes.

Lo que el psicoanálisis llama la solución o la disolución de Edipo es en extremo cómico, ya que se trata precisamente de la puesta en marcha de la deuda infinita, el análisis interminable, la epidemia edípica, su transmisión de padres a hijos. Cuánto [32] desatino, cuántas estupideces han podido decirse en nombre de Edipo, especialmente a propósito de los niños.

Una psiquiatría materialista es aquella que introduce la producción en el deseo y viceversa, la que introduce al deseo en la producción. El delirio no remite al padre, ni siquiera al nombre del padre, sino a todos los nombres de la Historia. Es algo así como la inmanencia de las máquinas deseantes en las grandes máquinas sociales. Es la ocupación del campo social histórico por parte de las máquinas deseantes. Lo único que el psicoanálisis ha comprendido de la psicosis es su línea “paranoica”, la que conduce a Edipo, a la castración y a todos esos aparatos represivos que se han inyectado en el inconsciente. Pero el fondo esquizofrénico del delirio, la línea “esquizofrénica” que diseña un campo ajeno a la familia, se le ha escapado por completo. Foucault decía que el psicoanálisis seguía siendo sordo a la voz de la sinrazón. Y, efectivamente, el psicoanálisis lo neurotiza todo y, mediante tal neurotización, no contribuye únicamente a producir esa neurosis cuya curación es interminable, sino al mismo tiempo a reproducir al psicótico como aquel que se resiste a la edipización. Carece por completo de una posibilidad de acceso directo a la esquizofrenia. Y pierde igualmente la naturaleza inconsciente de la sexualidad debido a su idealismo, al idealismo familiarista y teatral.

– Su libro tiene un aspecto psiquiátrico y psicoanalítico, pero también un aspecto político y económico. ¿Cómo conciben ustedes la unidad de estos dos aspectos? ¿Intentan ustedes recuperar de algún modo la tentativa de Reich? Hablan ustedes de catexis fascistas, tanto al nivel del deseo como al del campo social. Se trata en tal caso de algo que claramente concierne al mismo tiempo a la política y al psicoanálisis. Pero no se comprende bien qué es lo que ustedes opondrían a esas catexis fascistas. ¿Qué es lo que se puede contraponer al fascismo? Se trata de una cuestión que no concierne únicamente a la unidad de este libro, sino también a sus consecuencias prácticas: y estas consecuencias son de una enorme importancia, porque si nada impide esas “catexis fascistas”, si ninguna fuerza las contiene, si lo único que puede hacerse es constatar su existencia, ¿cuál es el significadode su reflexión política y de su intervención en la realidad?

F. G.– Sí, como tantos otros, nosotros anunciamos el desarrollo de
un fascismo generalizado. Aún no ha hecho más que empezar, no hay razones para que el fascismo no siga creciendo. Mejor dicho: o bien se construye una máquina revolucionaria capaz de hacerse cargo del deseo y de los fenómenos del deseo, o bien el deseo seguirá siendo manipulado por las fuerzas de opresión y represión y terminará amenazando, incluso desde el interior, a las propias máquinas revolucionarias.

Distinguimos dos clases de catexis en el campo social: las catexis preconscientes de interés y las catexis inconscientes de deseo. Las catexis de interés pueden ser realmente revolucionarias y, no obstante, permitir la subsistencia de catexis inconscientes de deseo que no lo son o que incluso son fascistas. En cierto sentido, lo que llamamos esquizoanálisis tendría su punto ideal de aplicación en los grupos, y especialmente en los grupos militantes: es en ellos en donde se dispone de modo más inmediato de un material ajeno a la familia, donde aparece el funcionamiento a veces contradictorio de las catexis.

El esquizoanálisis es un análisis militante, libidinal–económico, libidinal–político. Al contraponer esos dos tipos de catexis sociales, no estamos contraponiendo el deseo, como fenómeno suntuario o romántico, a los intereses, que serían económicos y políticos; al contrario, pensamos que los intereses se encuentran siempre emplazados allí donde el deseo ha predeterminado su lugar. Igualmente, no hay revolución conforme a los intereses de las clases oprimidas a menos que el deseo haya adoptado una posición revolucionaria que comprometa a las propias formaciones del inconsciente. Porque el deseo, en todos los sentidos, forma parte de la infraestructura (no creemos en absoluto en conceptos como el de ideología, que no sirve de nada a la hora de analizar los problemas: no hay ideologías). La amenaza permanente contra los aparatos revolucionarios estriba en hacerse una idea puritana de los intereses, que nunca se realizan más que en provecho de una franja de la clase oprimida que realimenta una casta y una jerarquía por completo opresiva. Cuanto más se asciende en una jerarquía, incluso aunque se trate de una jerarquía seudo–revolucionaria, menos posible será la expresión del deseo (por contra, tal expresión aparece en las organizaciones de base, aunque sea muy deformada). A este fascismo del poder nosotros contraponemos las líneas de fuga activas y positivas, porque tales líneas conducen al deseo, a las máquinas del deseo y a la organización de un campo social de deseo: no se trata de que cada uno escape “personalmente”, sino de provocar una fuga, como cuando se revienta una cañería o cuando se abre un absceso. Dejar que pasen los fluidos por debajo de los códigos sociales que pretenden canalizarlos o cortarles el paso. Toda posición de deseo contra la opresión, por muy local y minúscula que sea, termina por cuestionar el conjunto del sistema capitalista, y contribuye a abrir en él una fuga. Denunciamos toda la temática de la oposición hombre–máquina, el hombre alienado por la máquina, etc. Desde el movimiento de Mayo, el poder, apoyado por las seudo–organizaciones de izquierda, ha intentado hacer creer que sólo se trató de unos cuantos niños mimados que luchaban contra la sociedad de consumo, mientras que los obreros de verdad sabían perfectamente dónde estaban sus intereses... Pero jamás hubo lucha contra la sociedad de consumo (noción imbécil donde las haya). Al contrario, lo que decimos es que aún no hay suficiente consumo, aún no hay suficiente artificio, los intereses no estarán jamás de parte de la revolución hasta que las líneas de deseo no alcancen el punto en el que el deseo y la máquina, el deseo y el artificio, sean una sola cosa, el punto en el que se rebelen por ejemplo contra los llamados “datos naturales” de la sociedad capitalista.

Nada más fácil que alcanzar ese punto, pues el más minúsculo de los deseos se eleva hasta él, y al mismo tiempo nada más difícil, porque comporta todas las catexis del inconsciente.

G. D.– En este sentido, la cuestión de la unidad del libro está fuera de lugar. Hay, ciertamente, dos aspectos: el primero es una crítica de Edipo y del psicoanálisis; el segundo, un estudio acerca del capitalismo y de sus relaciones con la esquizofrenia. Pero el primer aspecto depende estrechamente del segundo. Atacamos al psicoanálisis en los siguientes puntos (que conciernen tanto a su teoría como a su práctica): su culto a Edipo, su reducción de la libido a catexis familiaristas, incluso bajo las formas encubiertas y generalizadas del estructuralismo o del simbolismo. Decimos que la libido actúa mediante catexis inconscientes que difieren de las catexis preconscientes de interés, pero que, como éstas últimas, conciernen al campo social. Sea una vez más el caso del delirio: nos preguntan si hemos visto alguna vez un esquizofrénico, pero nosotros preguntamos a los psicoanalistas si ellos han escuchado alguna vez un delirio. El delirio no es familiar, sino histérico–mundial. Se delira a propósito de los chinos, de los alemanes, de Juana de Arco y del Gran Mongol, acerca de los arios y los judíos, del dinero, del poder y de la producción, y no en absoluto sobre papá y mamá. Aún más: la famosa “novela familiar” depende estrechamente de las catexis sociales inconscientes que aparecen en el delirio, y no a la inversa. Intentamos mostrar en qué sentido esto es ya cierto en la infancia. Proponemos un esquizoanálisis que se contrapone al psicoanálisis.

Basta con atenerse a los dos escollos principales con los que tropieza el psicoanálisis: es incapaz de llegar a las máquinas deseantes de cualquiera porque se mantiene en las figuras o estructuras edípicas; es incapaz de llegar a las catexis sociales de la libido porque se queda en las catexis familiaristas. Esto se observa a la perfección en el ejemplar psicoanálisis in vitro del Presidente Schreber. Lo que a nosotros nos interesa (y que, en cambio, no interesa en absoluto a los psicoanalistas) es esto: ¿Cuáles son tus máquinas deseantes? ¿Cuál es tu manera de delirar el campo social? La unidad de nuestro libro consiste en que entendemos que las insuficiencias del psicoanálisis, así como su ignorancia del fondo esquizofrénico, están vinculadas a su profunda pertenencia a la sociedad capitalista. El psicoanálisis es como el capitalismo: la esquizofrenia es su límite, pero no deja de desplazar el límite ni de intentar conjurarlo.

– Su libro está lleno de referencias, de textos que se utilizan generosamente, tanto en su propio sentido cuanto a veces contra él, pero se trata, en cualquier caso, de un libro cuyo subsuelo es una “cultura” precisa. Reconocen ustedes una gran importancia a la etnología, y sin embargo poca a la lingüística; otorgan gran relevancia a ciertos novelistas ingleses y americanos, pero apenas a las teorías contemporáneas de la escritura. Más concretamente, ¿por qué ese ataque a la noción de significante, y cuáles son las razones que les hacen rechazar su sistema?

F. G.– No tenemos nada que ver con el significante. No somos los
únicos ni los primeros. Puede verse el caso de Foucault, o el reciente libro de Lyotard. La oscuridad de nuestra crítica del significante se debe a que se trata de una entidad difusa que todo lo reduce a una máquina obsoleta de escritura. La oposición exclusiva y coercitiva entre significante y significado está obsesionada por el imperialismo del Significante, tal y como emerge con las máquinas de escritura. Todo remite directamente a la letra. Tal es la propia ley de la hipercodificación despótica. Nuestra hipótesis es esta: el Significante es el signo del gran Déspota que, al retirarse, libera una región que puede descomponerse en elementos mínimos entre los que existen relaciones regladas.

Esta hipótesis tiene la ventaja de explicar el carácter tiránico, terrorista y castrador del significante. Se trata de un enorme arcaísmo que remite a los grandes imperios. Ni siquiera estamos seguros de que el significante pueda servir en el terreno del lenguaje. Por ello, nos hemos vuelto hacia Hjelmslev: hace tiempo que él ha erigido una especie de teoría spinozista del lenguaje en el cual los flujos de contenido y de expresión prescinden del significante. El lenguaje como sistema de flujos continuos de contenido y expresión, troquelado mediante constructos maquínicos de figuras discretas y discontinuas. En este libro aún no hemos desarrollado nuestra concepción de los agentes colectivos de enunciación, una noción que pretende superar la escisión entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación. Somos estrictamente funcionalistas: lo que nos interesa es cómo funcionan las cosas, cómo se disponen, cómo maquinan. El significante pertenece aún al dominio de la pregunta: “¿Qué quiere decir esto?”, incluso es esta misma cuestión en cuanto borrada. Para nosotros el inconsciente no quiere decir nada, ni tampoco el lenguaje. El fracaso del funcionalismo se debe a que se ha intentado aplicar a dominios que le son extraños, a grandes conjuntos estructurados que, por serlo, no pueden estar formados de la manera en que funcionan.

El funcionalismo, al contrario, no tiene rival en el dominio de las micro–multiplicidades, de las micro–máquinas, de las máquinas deseantes, de las formaciones moleculares. Y, a este nivel, no hay en absoluto máquinas cualificadas de tal o cual manera, como por ejemplo una máquina lingüística, porque hay elementos lingüísticos en toda máquina, en convivencia con elementos de otro tipo. El inconsciente es un micro–inconsciente, es molecular, y el esquizoanálisis es un micro–análisis. La única cuestión es cómo funciona, con qué intenciones, qué flujos, qué procesos, qué objetos parciales, cosas todas ellas que no quieren decir nada.

G. D.– Eso mismo es lo que pensamos de nuestro libro. De lo que se trata es de saber si funciona, y cómo y para quién. Es una máquina. No se trata de releer, habrá que hacer otras cosas. Es un libro hecho gozosamente. No nos dirigimos a quienes piensan que el psicoanálisis sigue el camino correcto y tiene una visión apropiada del inconsciente.

Nos dirigimos a quienes piensan que es monótono, triste, como un
runrún (Edipo, la castración, la pulsión de muerte, etc.). Nos dirigimos a los inconscientes que protestan. Buscamos aliados. Tenemos gran necesidad de aliados. Tenemos la impresión de que nuestros aliados están ya por ahí, que se nos han adelantado, que hay mucha gente que está harta, que piensan, sienten y trabajan en una dirección análoga a la nuestra: no se trata de [39] una moda, sino de algo más profundo, una especie de atmósfera que se respira y en la que se llevan a cabo investigaciones convergentes en dominios muy diferentes. Por ejemplo, en etnología. O en psiquiatría. O el trabajo de Foucault: aunque no practicamos el mismo método, tenemos la impresión de coincidir con él en multitud de puntos, esenciales a nuestro modo de ver, del camino que él trazó antes que nosotros. Es verdad que hemos leído mucho, pero un poco al azar.

Nuestro problema no estriba en un retorno a Freud o a Marx. No es una teoría de la lectura. Lo que buscamos en un libro es el modo en que abre el paso a algo que escapa a los códigos: flujos, líneas activas de fuga revolucionaria, líneas de descodificación absoluta que se oponen a la cultura. Incluso para los libros existen estructuras, códigos y ataduras edípicas, tanto más solapadas por cuanto no son figurativas sino abstractas. Lo que nos ha llamado la atención de los grandes novelistas ingleses y americanos es ese don del que los franceses casi siempre carecen, las intensidades, los flujos, libros–máquinas, libros para ser usados, esquizolibros. Tenemos a Artaud, y la mitad de Beckett. Quizá se reproche a nuestro libro el ser demasiado literario, pero estamos seguros de que este reproche procederá de profesores de literatura. ¿Acaso tenemos la culpa de que Lawrence, Miller, Kerouac, Burroughs, Artaud o Beckett sepan más acerca de la esquizofrenia que los psiquiatras y los psicoanalistas?

– Pero, ¿no se arriesgan ustedes a un reproche más serio? El esquizoanálisis que proponen es, de hecho, un anti– análisis; en consecuencia, se les podría reprochar que valoran la esquizofrenia de manera romántica e irresponsable; e incluso que tienen tendencia a confundir al revolucionario con el esquizo. ¿Cuál sería su actitud ante estas posibles críticas?

G. D.– F. G.– Sí, una escuela de esquizofrenia sería una buena idea.
Liberar los flujos, ir siempre un poco más lejos en el artificio: el esquizo es el que está descodificado, desterritorializado. Dicho esto, no se nos puede responsabilizar de los disparates: siempre hay gente dispuesta a esgrimirlos (véanse los ataques contra Laing y la antipsiquiatría).

Hace poco se publicó en el Observateur un artículo cuyo autor (un psiquiatra) decía: doy muestras de mi valor al denunciar las corrientes modernas de la psiquiatría y la antipsiquiatría. Nada de eso.

Lo que él hacía más bien era escoger el momento adecuado en el que la reacción política se atrinchera contra toda tentativa de cambio en el hospital psiquiátrico y la industria del medicamento. Siempre hay una política tras los disparates. Nosotros planteamos un problema muy sencillo, similar al de Burroughs frente a la droga: ¿se puede alcanzar la potencia de las drogas sin drogarse, sin autoproducirse como un loco drogado? Con la esquizofrenia pasa lo mismo. Por nuestra parte, diferenciamos, de un lado, la esquizofrenia como proceso y, de otro, la producción del esquizofrénico como entidad clínica apropiada al hospital: ambos están en proporción inversa. El esquizofrénico del hospital es alguien que ha intentado algo y ha fracasado, que se ha derrumbado. No decimos que el revolucionario sea esquizofrénico.

Decimos que hay un proceso esquizofrénico de descodificación y desterritorialización cuya conversión en producción de esquizofrenia clínica sólo puede ser evitada por la actividad revolucionaria. Planteamos un problema que concierne a la estrecha relación que existe entre el capitalismo y el psicoanálisis, por una parte, y entre los movimientos revolucionarios y el esquizoanálisis, por otra. Paranoia capitalista y esquizofrenia revolucionaria, por así decirlo, pero no en el sentido psiquiátrico de estos términos sino, al contrario, a partir de sus determinaciones sociales y políticas, de las que sólo bajo ciertas condiciones se deriva su aplicación psiquiátrica. El esquizoanálisis tiene un solo objetivo, que la máquina revolucionaria, la máquina artística y la máquina analítica se conviertan en piezas y engranajes unas de otras.

Si, una vez más, consideramos el caso del delirio, nos parece que tiene dos polos, un polo paranoico fascista y un polo esquizo–revolucionario. No deja de oscilar entre ambos polos. Esto es lo que nos interesa: la esquizia revolucionaria por contraposición al significante despótico. Por otra parte, no merece la pena contestar de antemano a los disparates, ya que son imprevisibles, como tampoco la merece luchar contra ellos cuando se producen. Es mejor hacer otras cosas, trabajar con quienes van en el mismo sentido. En cuanto a la responsabilidad o la irresponsabilidad, nada sabemos de tales nociones: se las dejamos a la policía y a los psiquiatras de los tribunales.


* L’Arc. n.º 49, 1972, entrevista con Catherine Backès–Clément

La ILUSIÓN. A Propósito de un caso


ILUSIÓN
1. f. Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.
2. f. Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.
3. f. Viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etc.
4. f. Ret. Ironía viva y picante.


En este trabajo voy a hablar de análisis, de hermenéutica, de deconstrucción.
Una persona de vivo intelecto, con oscura capacidad de síntesis, en un despertar a la vida emplea este término para referirse a las dos primeras acepciones del término: 1)representación sin verdadera realidad y 2)esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo. Ambas representaciones se suceden en su discurso. Sin embargo la persona no hace el uso común y corriente del término sino que se refiere al phantasying (fantaseo), concepto winnicottiano que evoca la omnipotencia de pensamiento y la huida de la realidad. Esta persona tiene “ilusiones”, cuando su estado de ánimo es bajo compensa los afectos produciendo estas “ilusiones” que le lleva a imaginarse con una flota de camiones o como un empresario de alto rango dirigiendo un negocio de transporte. La presencia de las representaciones de connotación narcisista es evidente. Son ilusiones, sueños, fantasías comunes.
Lo interesante de este caso es como a través del análisis puede detectar y registrar estos movimientos de su psique y enlazarlos, poco a poco, a un estado interno, a una situación psíquica, a sí mismo, a su self, como predicados de sujeto. Él ha pasado por la fase de creer que lo externo podía llevarle la estabilidad, también certeramente, en un profundo autoanálisis que conlleva el entender sus propias carencias, la de padre y de madre suficientemente buena. Ha tenido que fijarse en los abuelos del pueblo para saber qué hacer y cómo funcionar. Mientras “los otros tenían bici yo estaba trabajando”. Cuidó a su padre en una larga enfermedad detonada por un accidente que fue debilitando su cerebro. Él estuvo allí con su padre. Cuando el padre murió quedó con su madre y sus hermanos a merced de las inclemencias del tiempo.
La madre “nunca les ha dicho lo que tenían que hacer”, ahora unidos entre ellos han llegado a trabajar juntos, sin embargo tuvo que dejar el camión, verdadera vocación en la que él solo se hace valer y conduciendo demuestra su valía. Valor que duda de sí mismo, reafirmándose a través de horarios extraordinariamente largos e intensos, para sorpresa de sus propios compañeros.

Sin embargo el núcleo de su self, su identidad está difuminada en su trabajo y los otros, límites porosos que se están reconstruyendo, heridas abiertas que están siendo cerradas. Un trabajo de análisis a través de su lenguaje nos ofrece la riqueza de su pensamiento y su escisión. Él sabe que tiene “ilusiones”. Dichas ilusiones son esperanzas y así lo vive pero representaciones irreales cuando alcanza el cool-system. Me parece bellísimo poder atender a estos fenómenos lingüísticos, reflejos de su mundo interno, proyecciones que muestran un vívido movimiento dicotómico.
Sabe de su “baja autoestima”, un narcisismo debilitado, mal constituido que le ha llevado a tener problemas con la justicia. Y aquí menciono de nuevo a Winnicott, cuando el maestro-antimaestros-antipsiquiatría señalaba que la conducta antisocial era un signo de esperanza. Desde que encontró a alguien que era capaz de entenderle, soportarle (la locura es no encontrar a alguien que nos aguante), sostenerle y proporcionarle un setting firme y flexible que se adecue a él casi lindando las consultas terapéuticas en determinadas fases del tratamiento.
Quizás él no sea un lumbreras, o un tipo brillante intelectualmente, sin embargo su mente, su psicobiografía y los productos de su mundo interno le hacen apasionante, así como su corazón. Donde la justicia vio maldad, castigo y control se está consiguiendo proporcionar un ambiente para entender y sentirse en un ambiente cálido sostenido. Pese a viajar desde muy lejos viene dos veces a la semana con el firme compromiso de tener “nuestras charlas” que las vive como nutritivos trocitos que reparan un corazón algo fracturado y una mente rota y nueva en su formación.
Él le llama “educación”, y es que aprende de sí mismo a través del trabajo especular que se le ofrece y se va dando cuenta de cómo piensa, siente, actúa y se relaciona, todo ello lo vive con pasión e interés. Es de vital importancia para él que esté allí de una forma incondicional, cercano, comprensivo y firme. Las interpretaciones no son tan vitales, aunque se hagan como la forma en la que se le atiende, el ambiente. Esa educación es un new beggining que está ayudándole a despertar y madurar emocionalmente, así como dejar de verse sometido a los impulsos de naturaleza psicótica que le llevaron al pasaje al acto. Es fascinante trabajar con él y hermoso aprender(le) y ayudarle a través de lo que me muestra.
Entonces existe una bifurcación de sus representaciones mentales, la del impulso, la ferocidad del ello que le conduce al fantaseo y el pensamiento omnipotente (primer sentido denotativo de ilusión) y, por otro lado, el valor de esperanza (segunda denotación).
Queda por integrar la esperanza con lo irreal, situar los límites de estos productos mentales y entenderlos en el contexto de una vida truncada, donde su actual “educación” le está proporcionando el valor y el coraje suficiente, añadido a su humildad para ir sintetizando las representaciones ambiguas. Anfibología se llama.
anfibología.Del lat. amphibologĭa, y este del gr. ἀμφίβολος, ambiguo, equívoco).
1. f. Doble sentido, vicio de la palabra, cláusula o manera de hablar a que puede darse más de una interpretación.
2. f. Ret. Figura que consiste en emplear adrede voces o cláusulas de doble sentido.

Neurosis y funcionamientos límite

Sobre la neurosis y las patologías límite: Texto->Neurosis y funcionamientos límite. Editorial Síntesis, Paris 1999. Autores: Cateherine Chabert; Bernard Bruset; Françoise Brelet-Foulard.


Fragmento:
En el nivel tópico, se trata de la heterogeneidad de los vínculos psíquicos; en el nivel dinámico, del fracaso de la represión en favor de los mecanismos de negación y de escisión; en el nivel económico, de la debilidad del trabajo de elaboración y de simbolización y del riesgo de desbordamiento traumático, de hundimiento depresivo, de la pérdida del sentimiento de identidad y, más precisamente, del sentimiento de continuidad y del valor de la experiencia de sí. Finalmente, en el nivel de las relaciones con los objetos, la escisión, la proyección y la identificación se conjugan en el campo de la identificación proyectiva.

Comentario al respecto de Rodrigo Córdoba Sanz:
La primera clasificación de Freud se articula en torno a la relación entre la toma de conciencia de la representación reprimida y el levantamiento del síntoma . Freud opone las neurosis de trasferencia a las neurosis narcisistas y a las psicosis que no pueden elaborar una neurosis de trasferencia porque las pulsiones libidinales están demasiado focalizadas en el yo.
Para mirar desde el psicoanálisis las patologías fronterizas tenemos que avanzar en las contribuciones de Freud, podemos utilizar su lenguaje, sin embargo la técnica y la metapsicología que se desprende de su vasta obra dista mucho de entender bien las patologías límites. El propio Freud tuvo graves problemas con "El Hombre de los Lobos" que atribuyó a que venían de culturas distintas. Desde luego que el modelo de la neurosis es insuficiente y en cuanto a las psicosis y el narcisismo Freud quedó en los preliminares, sus sucesores y más precisamente los autores contemporáneos nos dicen algo más real de estas patologías que se pueden entender desde el psicoanálisis y desde la psico(pato)logía. Nótese la última expresión -psico(pato)logía- en relación al concepto de Castilla del Pino quien reune en un sólo concepto la patología de los estados mentales, su psicología y la psiquiatría como un concepto vivo y dinámico de apertura.
Recomiendo la lectura del texto que comento, sencillo y didáctico para profesionales "psi". Un trabajo de rememoración de historia del psicoanálisis en torno a las patologías límite.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Desafío Borderline


Interesante es sin duda pensar en las contribuciones de la ciencia médica y la psicoterapia, rama filósofica de la salud a juicio de muchos. En práctica modo científico de acercarse a los problemas humanos, señalo aquí humanos por diferenciar de ciencias derivadas de la etología como la modificación de conducta. Son perspectivas diferentes. En la psicoterapia existe lo mental, lo subjetivo, lo intersubjetivo, la trasferencia, la contratrasferencia, la fantasía, los sueños como contenidos latentes, la angustia, la vida, la creatividad, el dolor, la agresión... En modificación de conducta sólo hay conductas, lo medible y cuantificable. El cognitivismo, dicho de forma esquemática se sitúa en medio como una psicoterapia.
He puesto primero el título, las contribuciones humildes en este sitio web son variopintas, recuerdo una escritora que explicaba cómo escribir, hablaba del caso de García Márquez en Cien Años de Soledad, donde una frase (la primera) dio origen a todo lo demás, otros hacen un esquema de lo que va a contener el texto y después se disparan a crear. Son métodos que probablemente no sean puros. Yo diría que no. En todo caso pueden ser hábitos del oficio de escritor.
Se preguntarán por qué este título, no lo tengo claro, no obstante pensar durante estos días en esta patología me hace disfrutar mucho del trabajo donde se presentan estas estructuras con cierta frecuencia. Lo borderline no tiene porque coincidir con los diagnósticos TLP, inestabilidad emocional, etc. En psicoanálisis es otra cosa y hablo desde allí, no sólo de/desde allí, insisto en este espacio sobre ampliar el marco de referencia para no caer en sectarismos, dogmatismos y rigideces humanas, luego prácticas y asistenciales.
Creo que esta estructura está bien definida por Otto Kernberg y muy bien perfilada por Marsha Linehan para un tratamiento. Una vez, un buen día, un señor que tiene mi cariño dijo: "Hay que pensar el TLP como Kernberg y actuar como Linehan". Cada paciente necesita un trabajo específico.
Lo borderline resulta ser una enseñanza que me hace recordar el agradecimiento de Winnicott en Realidad y Juego: Gracias a mis pacientes que pagaron por enseñarme. Otro compañero, en comunicación también personal decía que los pacientes (los borderline en particular) nos pagan para aprenderlos. Para aprehenderlos. Para ayudarles a pensar y entender aquel caos informe que supone la polifonía de síntomas y la constelación de pensamientos, conductas y sentimientos que convierten las relaciones en abrumadores ejemplos de intensidad desorganizada.
Mi trabajo conlleva el análisis de la estructura de personalidad del consultante y después, si acaso teorizo y diseño un tratamiento de forma COMPARTIDA. El desafío está en: 1) Aguantar la tormenta borderline; 2) Aceptar que pueden tener razón en sus quejas hacia el terapeuta y 3) Lidiar con el environment. Kernberg y Linehan tienen éxito con estas personas porque son sólidos, serios, rigurosos pero cercanos, saben poner límites y tienen un método relativamente directivo. La técnica analítica se desarrolló para neurosis, nunca para psicosis o lo límite. Esto parece negarlo mucha gente del ambiente psicoanalítico. Kernberg fue presidente de la IPA.
El terapeuta es una autoridad, sin duda, sin embargo, algo que me divierte especialmente es el anarquismo espiritual que actúa el paciente borderline en consulta. Algunos pensarán en el narcisismo inherente a estas estructuras como obstáculo para eso de "ni tú ni nadie me puede ayudar", otros pensarán en la impulsividad, quizás otros en el yo débil de estas personas, otros en su más que notable inteligencia generalmente. Sin embargo, comentando a un filósofo español Jose Antonio Marina, autor de La Inteligencia Fracasada, los módulos afectivos interfieren en la inteligencia práctica. El borderline, así como otras estructuras es particularmente inteligente y al mismo tiempo "torpe" para poder vivir asintomáticos, con "inteligencia práctica" o como dice el psicólogo americano populoso: inteligencia emocional. Esto me resulta fascinante, en consulta pueden ser los más astutos, cuestionar, dudar, pensar y enlazar, sin embargo fuera (y dentro) hay una enorme dificultad para integrar los contenidos de sus procesos psíquicos, apabullantemente conscientes de su inconsciente pero sin sintetizar dichos elementos. Resulta una especie de sueño y eso les permite con mayor facilidad acceder a los registros de la creatividad cuando están suficientemente estabilizados. En fin, es inagotable este tema, particularmente creo que facilita la inmersión en la psicopatología por las transacciones hacia patologías de amplio espectro, desde obsesiones, fobias, adicciones y otras.
Como diría Cancrini en su obra: Océano Borderline, corremos el riesgo, como apuntaba un lector de caer en un cajón de sastre, recordemos que hablamos aquí de una estructura no de un trastorno específico tipificado oficialmente. Buenas noches. R. C. S.

domingo, 23 de noviembre de 2008

El analista, el psicoterapeuta y su sutil apariencia de supuesto saber

Winnicott era un tipo entrañable, sin embargo podía hacer intervenciones aburridas, largas... "fruto del cansancio". Ser un analista bueno no tiene porque ser lo mismo que ser un buen analista-terapeuta. El indagar sobre los contenidos de la fantasía, los datos de la realidad empírica, los conflictos internos y externos en definitiva no es sencillo. Por ello creo que hay que medir la cercanía, desde un polo analítico ortodoxo de asepsia y neutralidad emotiva, practicamente imposible y un terapeuta actuante, posible en función del estilo pero también poco práctico. El seguir los fundamentos de Echegoyen supone ser un analista sobrio, distante casi diría. Esto en la práctica no me parece apropiado. Winnicott, por otro lado, el mismo Ferenczi y sus revoluciones técnicas sugieren modular la personalidad del analista creando un clima para trabajar la intersubjetividad. El espacio encima de la mesa o "entre los dos" participantes del encuentro terapéutico debe ser trabajado, es material de análisis. Las proyecciones, las pruebas, los ataques inconscientes al encuadre deben ser registrados y empleados para ayudar a trabajar el "insight" del paciente. El modelo ortodoxo tiende a interpretar provocando una reacción negativa en muchos pacientes. Señalarlo es pertinente, ir más allá puede ser vivido como un ataque, nótese que digo puede, nunca que sea así. Debemos de operar en función del otro y esto cambia el marco fijo de trabajo. Situar unos límites es fundamental para no perder en el setting el principio de realidad. Debe de quedar claro que es un trabajo diseñado para esclarecer y resolver el sufrimiento del consultante. Para ello trabajar a través de la palabra, reconstruyendo, interviniendo de una manera pausada, en función del momento. Sin embargo hoy quiero dejar claro que el análisis-terapia debe llegar un poquito más lejos del potencial analítico actual del consultante, si no es así estamos constriñiendo la capacidad de pensar el conflicto. De esa forma el paciente cae en repetir y no elaborar. Así que en ocasiones no contadas el analista debe intervenir para ampliar el campo de contemplación del conflicto y el potencial de salud. Esto incluye incluir en el campo de análisis e intervención a otros sujetos con los que interactúa el consultante, aunque tampoco sea ortodoxo. Está claro que la psicoterapia quizás, teóricamente, tenga objetivos más austeros que el psicoanálisis pero opera con mayor número de estructuras por lo que sistematizar un modelo de trabajo que aune la perspectiva del psiquiatra o psicólogo general con la del psicoanalista es más abarcativo y rico. Existen problemas, muchos que no son analizables, si queremos atender a las personas que nos llaman, de diversa condición, debemos dejar de ser remilgados intelectuales en búsqueda de la realización en base a un ideal introyectado durante años de desarrollo personal. No es buen consejero el negro sobre blanco. Ahora bien, no dejemos que los pacientes, tampoco eso, determinen la psicoterapia al gusto porque deben de entender que hay otro que piensa, siente, se comporta y además tiene unos conocimientos sobre el marco en el que se trabaja, parte de su actitud se deriva del afán por ayudarle(te). Resulta vital transmitir esta idea en pequeños fragmentos, pedacitos que puedan ser metabolizados sin que haya un escape, fuga, acting o como acuerden llamarlo. En este breve escrito se plantean muchas ideas al vuelo que pueden ser integradas por usted mismo, le dejo abrochar el concepto. Atentamente. Rodrigo Córdoba Sanz.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Desconfianza y Suspicacia en la entrevista


Intentar volar solo supone la capacidad de poder guiarte en un mundo que puede que no conozcas, no te guste o en el que alteres su relación con tu self. En ese caso quizás unas horas de vuelo con una persona acostumbrada a volar con otros puede ayudar a orientarte. Sin embargo, a veces, en relación al post de abajo, es francamente difícil confiar plenamente, como dice Eugenia. Es fácil hablar de síntomas y aspectos superficiales pero poner el corazón encima de la mesa, entre uno y otro resulta potencialmente peligroso, alguien puede dañar o robar el corazón. Este tipo de ideas producen sufrimiento y no suelen ser aisladas, están dentro de una arquitectura cognitiva que tiende a vivir como peligrosas y amenazantes situaciones y personas que no lo son. Existe un concepto cuyo término detesto por el nombre: angustia persecutoria, citado por Melanie Klein y Hanna Segal:http://www.geocities.com/art_psi/sozaklein.html , entre otros. Otro concepto que no es coincidente, en fenomenología, otra orientación epistemológica es lo paranoide, paranoidia. El terapeuta puede ayudar trabajando con la verdad de lo que vive el sujeto, aunque no coincida con la realidad compartida. Ligazones emocionales que pueden producir bloqueos, confusión, delirios y una alteración brusca en el estado de ánimo y en el sistema cognitivo-perceptivo. Es muy grave y requiere un trabajo fino y delicado. Generalmente, en presencia de estos síntomas la psiquiatría prescribe psicofármacos de tipo neuroléptico fundamentalmente.

Patologías, VIDAS y Realidad Psíquica



La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad, es creación y osadía - (Eugene Ionesco)


Trabajar en psicoterapia requiere de un paso previo por el "submundo" de la psicoterapia. Una formación personal y académica. Después una experiencia con casos y una pertinente supervisión. Una vez llegado a ese lugar hay que dejar al lado los artificios teóricos y dejarse "envolver" por la clínica, la práctica. El mundo de cada paciente es diferente, independientemente de que coincidan en el diagnóstico. Las causas, precipitantes, situación familiar, relaciones, trabajos, esto es, predicados del sujeto y partículas subordinados y elípticas son distintas.
En este trabajo se convoca a algo fundamental, tanto como la célula para la medicina general, en psicoterapia la REALIDAD PSÍQUICA es un cuadro en vivo color que cada persona trae al espacio analítico-terapéutico. La realidad psíquica es un concepto freudiano, no obstante todo profesional de lo "psi" lo conoce y lo atiende de una manera u otra. Es pieza fundamental para entender como vive el sujeto, como siente, el contenido de su fantasía, de sus procesos psíquicos inconscientes y/o automáticos.
Es sorprendente lo arduo que resulta a veces acceder a ese espacio interno. No existe un sustrato cultural para prestar atención y a veces se dice de eso que es quimérico o tontería. Sorprendente ataque a lo distintivo del sujeto. Es apasionante este trabajo en cuanto se pueden leer, escribir y recrear mundos, reconstruyendo a través de un vínculo y de la "talking cure" la vida de un otro. El diagnóstico no dice lo que la persona es sólo describe el problema que tiene, para entenderla hay que acceder a sus registros, inscripciones y construcciones subjetivas. Esto es la forma más fina de atender a una persona, y fundamental en psicoterapia.
Les planteo una pregunta que contestó Freud y se reescribió en sucesivas ocasiones. Ustedes tienen a última palabra: ¿Por qué tanta dificultad por parte de todos para acceder a ese espacio imaginario?

El amor en las patologías fronterizas


Personas sensibles pueden resultar impulsivas, caóticas, autodestructivas mental y físicamente, difíciles de tratar, complicados de entender. Su capacidad de amor es enorme. Su capacidad para odiar quizás también pero es el propio amor, esa líbido ligada al objeto, lo que puede resultar de vital importancia en un trabajo psicoterápico. Los pacientes nos pueden sorprender (a veces lo hacéis) por ocultar información pero también por demostrar una gran ternura. Este tipo de asuntos reales, características bellas de estas personas, son obviadas centrándose la literatura científica en farragosos protocolos y sistemas categoriales de diagnóstico en base a síntomas. Del cielo al infierno, recuerdo que alguien comentaba sobre una persona con TLP. Aceptar la paradoja en una persona ambivalente es muy difícil por ello las intervenciones deben ser cortas, claras y sencillas. El "manejo del caso" traducción de "case management" debe ser hecho con aplomo, seriedad, rigor y la finura poética y creativa que muchas de estas personas son capaces de trasladar al espacio "psi". Los padres, los hermanos, los terapeutas y vecinos deberían saber lo persecutorio que puede resultar el mundo interno del borderline y la frustración por no encontrar objeto a la inmensa capacidad de amar que tienen. Ésa es una veta para trabajar con cariño, seamos justos merecedores de ese amor para establecer una alianza de trabajo óptima.

martes, 18 de noviembre de 2008

La Relación Terapeuta-Paciente con TLP


La experiencia psicoterápica de una persona con TLP pasa por distintas etapas, estas dependen del tipo de relación que se haya establecido con el terapeuta. Cada terapeuta ofrecerá un campo reflexivo y un pecho diferente. Ese "pecho", por emplear jerga kleiniana, puede resultar invasivo, persecutorio o puede ser un pecho bueno, esto es, proporcionar calor, alimento, contención, comprensión.
Para que sea de uno u otro modo tenemos que centrarnos en lo que el terapeuta controla a priori, hablamos de la contratrasferencia y del tipo de vínculo terapéutico que se haya creado. El tipo de vínculo va indisolublemente unido a cómo ve a esa persona que sufre, y que puede que haya sido diagnosticada dentro o fuera del espacio de su despacho. Estos componentes fantasmáticos deben ser registrados. Por ello es importante el tener una experiencia en el análisis personal y el reciclaje teórico para poder comprobar que estas personas no son "maquiavélicos manipuladores", es un recurso defensivo para controlar su angustia, por ejemplo.
Estas personas no siguen tratamientos estándar, habría que pensar en lo incorrecto de los planteamientos antiguos. Por ejemplo, hablabamos antes de Melanie Klein, quien fue una precursora del análisis de patologías esquizoides y lo que entonces apenas existía, estamos hablando de los años 30-40 cuando la patología borderline era conocida como esquizofrenia ambulatoria, pseudoesquizofrenia, etc. Los kleinianos lo situaron entre la posición esquizo-paranoide y la depresiva. Esto supone que existen síntomas psicóticos y neuróticos. Pero lo importante en este trabajo es exponer conceptos como envidia, agresión y ataque al pecho. Si el pecho se lo proporciona (simbólicamente) el terapeuta, sea de orientación cognitivista, psicoanalista o terapeuta familiar (por citar unos pocos) la relación con ese objeto-analista depende también de cómo se presente el analista en escena. Esto es no hay un ataque, envidia, agresión, culpa, etc...PRIMARIO. La relación DEPENDE de lo que pone encima de la mesa el psicoterapeuta. Si lo ve como loco, si lo trata con indiferencia apasionada, si no lo entiende, o lo que es peor: se siente atacado por él, el análisis, terapia no será eficaz. Por esto es importante encontrar un terapeuta con el que se conecte en un buen rapport. Por esto aconsejo a que los terapeutas que trabajan con este tipo de pacientes, muy frecuentes en la clínica, consideren un poco más de flexibilidad y apertura a la hora de tratar estos casos. Por otro lado, tomados con humildad nos ayudan enormemente como nosotros a ellos, pero de otra manera. Desde el punto de vista de profesional a seguir creciendo y aprendiendo de la experiencia, dejándonos modelar por el verdadero paciente, el que no está en los libros. Me gusta leer mucho y en este espacio lo reflejo, pero en el ejercicio de la psicoterapia el atender a los libros es un grave error. Aprendemos del consultante y dejemosle que se construye un sostén de ayuda. Nadie nos quiere hacer daño, ni poner en compromisos, ni molestar. Somos nosotros, personas falibles y conflictuadas quienes hacemos a estas personas peores de lo que son en realidad. Si somos un poco abiertas y desenfadadas podemos sorprendernos de la inmensa capacidad de amar y de sentir de estos pacientes. Ése es el camino de la salud, crear, reparar y reconstruir con los ladrillos del amor y el cemento del vínculo un armazón sólido.
Un abrazo. Rodrigo Córdoba Sanz.

lunes, 17 de noviembre de 2008

La Familia en el TLP

Bajo la tiranía es mucho más fácil actuar que pensar. Hanna Arendt, filósofa y política.
La belleza de las cosas existe en la mente que las contempla. David Hume. Sobre la tragedia.


Sólo las intervenciones de terapeutas familiares y el emergente psicoanálisis vincular (Isidoro Berenstein y Janine Puget) atiende a la familia desde una pespectiva sistémica, aunque con modelos epistemológicos diferentes.
Es necesario integrar en la consulta, sea pública o privada la valoración de la atmósfera familiar en la que se desenvuelve el paciente identificado, siguiendo nomenclatura de la Terapia Sistémica. Minuchin, Mara Selvini Palazzoli y Gregory Bateson junto a Paul Watzlawick son los máximos exponentes de las terapias sistémicas, cada uno con su modelo distinto. Escuelas en definitiva.
Laura Ageitos y Dolores Mosquera han construido una terapia familiar en el centro logpsic de Valencia para atender los problemas de las familias con uno o más individuos con TLP. Seguir la teoría no suele ser un camino fiable. Recomiendo un texto para profesionales y familiares: Más allá de lo aparente de Dolores Mosquera y Laura Ageitos. Quiero comentar también la contribución de Giorgio Nardone desde una posición estratégica.
Lo válido y fiable es seguir el camino de la experiencia, ilustrándonos del saber del sistema familiar, de su dinámica y sus conflictos. El papel del PI (Paciente Identificado) en el sistema y los demás elementos del sistema. Así como lo psicológico puede tener penetración en lo biológico y viceversa, modelo transaccional para entender la etiología de los problemas psicológicos y psiquiátricos, es ineludible el mencionar la familia, como semilla del troquelado de un sujeto, que nace en los brazos de su madre y bajo la supervisión del padre.
En el TLP suelen presentarse con cierta frecuencia familias disfuncionales que funcionan de manera disociada como el pensamiento dicotómico del PI, desde el autoritarismo hasta la ausencia de normas y muestras de afecto. Todo o nada.
También existen familias más funcionales. La culpa no es de nadie, existe la responsabilidad. Es validación empírica a través de la experiencia. Es justo señalar un dato real, estos datos sobre la importancia de la familia lo puede firmar incluso un psiquiatra biológico, aunque se lave las manos en esa faceta nutritiva y fecunda para el tratamiento exitoso de un TP, como el límite. No obstante no todos los casos son de este modo.
Trabajar en lo familiar puede ser realizado también en la entrevista individual, el psiconálisis con su mirada clásica de la madre como responsable del bienestar del hijo a tendido a ser demasiado duro y algo reduccionista. Existen otras variables, por ejemplo el padre, los hermanos y la interacción entre ellos, el rol que asignan dentro del sistema y el que se le atribuye al PI. En estas familias puede haber una transacción psicótica, incluso una psicosis compartida eventual, dicho de una forma laxa, sin seguir criterios DSM necesariamente.
La terapia de familia es un reducto que requiere mucho del terapeuta, sea médico o psicólogo, esto normalmente no se hace por miedo a caer en desgracia o por interrupciones del tratamiento por sesiones "duras" donde se dice la implicación de la familia en la patología del PI. Hablar claro sale muy caro para todos, sobretodo para el interesado, el paciente con PI, quien a veces pide socorro y auxilio de manera desesperanzada de la mejor forma que sabe, incluso con autoagresiones mentales o físicas.
Atender esta dimensión, es decir el clima donde se desenvuelve gran parte de la vida Emocional del afectado resulta imprescindible. No sólo aconsejable y eficaz sino imprescindible.
Valorar a la familia debe ser parte del protocolo de valoración de un "caso" con TLP y pienso que también si no hay TLP. No es necesario congregar a los abuelos en dicha reunión, como algunos jocosos se jactan sobre los excesos de algunas terapias familiares.
Sintetizando, valorar individualmente a nivel sintomático, estructural, en lo emocional y en lo interpersonal son mínimos para hacer una valoración apropiada del "caso" y tener mejor conocimiento de dónde está inscrito el sujeto, de ese modo sabemos la mitología de la familia, como está escrita en el imaginario de sus miembros la historia de esta, donde está el PI desarrollando un papel patógeno. Cambiando esto a través de psicoeducación, pautas, consejos e información resulta importante. Vital es que los padres sepan que son parte fundamental para la evolución favorable de su hija/o. Dejemos impregnarnos de la experiencia porque es la mejor consejera.
Rodrigo Córdoba Sanz. mailto:rcordobasanz@gmail.com

domingo, 16 de noviembre de 2008

La Niña de los Sueños XLIII


Jugando a comer, beber y hablar, contando las peripecias que habían vivido y explicándose un poquito más y mejor en qué consistía el amor para ellos. Eran pequeños, aunque quizás demasiado viejos para los años. Podría haber sido al revés pero fue así. Lindo y aburrido, apasionado y persecutorio, una realidad que no importaba donde se vivía, el secreto estaba entre ellos dos. Daba igual una taberna o el palacio. Ahora quizás fuesen hacia allí, la Princesa se acercaba al oído del Niño y le susurraba; "Quiero presentarte a mi familia". El Niño acongojado se quedo mudo, se asustó y procuró hacerle una carantoña para hacerla olvidar. No fue suficiente, con la convicción y ternura de la mujer en ciernes, fueron de camino a Palacio, por las piedras blancas, aquellas que cuando el Pueblo se acercaba se sentía pisar territorio prohibido. Ahora él podía caminar sin miedo por ese sendero que iba a parar a "Palacio" el lugar donde residían los sueños y tormentos la población de su submundo: el mercado.

Por una INTEGRACIÓN en Psicoterapia de Trastornos de Personalidad

Queridos compañeros y curiosos. Trabajar con trastornos de personalidad como el que venimos estos últimos días siguiendo: el TLP supone un reto sintético de teoría y praxis así como una apertura necesaria a otros ámbitos escolásticos para ofrecer un tratamiento lo más amplio y riguroso a la persona con TLP.
Empezaré con el trabajo congnitivo-conductual: este modelo supone estructurar las sesiones y eso en síntomas caotiformes como los del TLP puede ser beneficioso. El tener en cuenta hojas de autorregistro y otros instrumentos para profundizar en la sintomatología y la estructura de personalidad está muy bien siempre y cuando sirva para que el paciente aumente su grado de comprensión en la enfermedad y haga el trabajo (tareas, deberes, palabras terribles por cierto) con ganas. Administrar este tipo de elementos al por mayor supone un grave error dado que la psicopatología del TLP es más fina y delicada que groseros sistemas de registro. No obstante la idea de una terapia más directiva que focalice en conductas y cogniciones como los esquemas de Young o las creencias de Beck es óptimo.
Terapia Dialéctica-Conductual: de Marsha Linehan. Es un tratamiento específico para el TLP de una autora con éxito en el tratamiento de estas patologías. El método es difícil de seguir en consulta ambulatoria-despacho privado. Sin embargo, considerar las pautas de actuación en relación a las amenazas de suicidio y otras intervenciones es enriquecedor. También es importante entender la dificultad en los parámetros de Linehan.
Terapia Gestalt: La terapia de Young cognitivo-focal se impregna de esas teorizaciones. La gestalt puede ser una forma de tratamiento muy creativa, muy dinámica y envolvente. Ahora bien, sigue siendo aconsejable un marco de referencia terapéutico estable y según que posturas y técnicas pueden acentuar la tendencia al acting. La actitud del terapeuta gestáltico puede ser óptima considerando esos criterios de rigor en el marco terapéutico y ajustar la técnica a personas que tienen difusión de la identidad, un yo débil y urgencias de vida o muerte, sea esto último real o imaginario, lo cual es vivencialmente lo mismo. Quizás haya que cambiar la pauta estándar. Existen trabajos específicos en esta línea, para abordar los TL de las personas.La actitud humanista, genuina y auténtica del terapeuta humanista puede ser eficaz en establecer una buena alianza terapéutica. Hablamos de personas con falso self, esto se relaciona con problemas a la hora de entenderse, quererse y vincularse de manera profunda y vitalista.
Psicoanálisis: el psicoanálisis clásico u ortodoxo no resulta eficaz, es un buen método para otras patologías pero no para el TLP. Se necesita un cambio que suponga enriquecerse de material interdisciplinar e "interescolástico". Otto Kernberg modificó la clínica y la práctica, así como Gunderson. Ryle creo la psicoterapia cognitivo-analítica. En estos terrenos damos pasos firmes en el tratamiento del TLP.
Donald Woods Winnicott, cada vez más estudiado fue uno de los primeros, allá por los 50-60 que cambió el setting psicoanalítico para tratar a estos pacientes.
Terapia conductista: insuficiente, es necesario abordar temas relacionados con sus pensamientos, sus sentimientos, autoconcepto y autoestima de una manera transaccional, holística, interactiva, vincular y dinámica.
Terapia Familiar: indispensable tenerla en cuenta, por los problemas con la familia de origen y con sus parejas. La Elevada Emoción Expresada es un cosntructo aceptado para entender la discomunicación entre miembros de una familia con un PI (paciente identificado).
Psicoeducación: lo considero importante, el paciente puede querer saber qué le pasa, la familia también, y razonablemente preguntar qué pueden hacer al respecto.
Por tanto, bajo mi opinión recomiendo dos puntos:
* El tener un E.C.R.O. esquema conceptual de referencia operativo. Sea este dinámico (gestalt, psicoanálisis y otros)o cognitivo-conductual (Marsha Linehan, Dolores Mosquera).
* El enriquecer la praxis y la teoría de otras vertientes aunque colusionen con el modelo de base, procurando integrar todo lo necesario con cada paciente singular para ofrecer el trabajo apropiado, riguroso, justo y metódico generando un ambiente para entender, crecer y curar.
Rodrigo Córdoba Sanz. rcordobasanz@hotmail.com

viernes, 14 de noviembre de 2008

TLP: teorías, modelos, estorbos


Esta semana este sitio está publicando y el “hacedor” pensando en torno a la patología borderline.
El trastorno límite, borderline, inestabilidad emocional o como quieran llamarlo es una patología de las relaciones objetales. Ahora bien, si no hay sujeto en cuanto a un ego definido es difícil que haya constancia de objetos. El trastorno límite en términos puramente teóricos no es una enfermedad. En la práctica es una de las enfermedades más duras de salud mental. Ahora el cambio en el abordaje está provocando un cambio en el pronóstico de estas patologías, el DSM-IV-TR ya precisa que son patologías que se pueden “curar”.
Pensar en términos de estructura de personalidad es un avance de la psiquiatría, se ha inclinado hacia modelos psicológicos manteniendo el afán taxonómico y fenomenológico. Se describen los síntomas pero no tanto a la estructura desde donde emergen dichos síntomas.
Existe una ingrata torre de Babel. En el prólogo al libro de Dolores Mosquera titulado: De la teoría a la práctica. Intervención en el TLP, Vicente Rubio Larrosa comienza con Sandor Marai: Una teoría suele tener la misma validez que cualquier otra; la vida las respeta en algunas ocasiones, pero la mayoría de las veces las rebasa todas.Entender la clínica desde este modelo es una revolución cultural dentro de la comprensión de los trastornos mentales, dificultades o problemas, según preferencias.
Los modelos psicoanalíticos clásicos han demostrado repetidamente ser ineficaces, los prejuicios sobre la patología han resultado ser insultantes para el TLP y retratan al terapeuta como torpe, así que los profesionales se deben reciclar y así lo han hecho en gran medida.
Existen “mitos” sobre el trastorno apunta inteligentemente Dolores Mosquera, esos mitos forman parte del armazón teórico del terapeuta que limita y constriñe su práctica, y la simple mirada de naturalidad ante una persona que sufre.
Es fácil de decir pero las escenas son más complicadas de llevar, agresiones, amenazas de suicidio, suicidios, autolisis en su amplio espectro. Problemas con la familia, con la pareja y/o con el cónyuge.
Una extrema sensibilidad les sitúa entre dos tierras, Bion hablaría de una parte psicótica y otra neurótica, otros lo reducen a parte sana y parte enferma. Splitting, disociación que Dolores Mosquera retrata como la dispersión de las virutas de metal reunidas e integradas por el campo de acción magnético. Excelente imagen.
Si quieren atender a personas con estas patologías lo mejor es dejar el método de trabajo ortodoxo o estándar a un lado y diseñar uno específico, apropiado y ajustado para estas estructuras que, como otras, merecen firme flexibilidad.
Dolores Mosquera aboga por un enfoque más psicoeducativo y conductual. Su actitud es analítica, dinámica y “humanística”. Probablemente el estructurar las sesiones es algo que puede resultar beneficioso, aunque no considero que el material de Marsha Linehan o el de Dolores Mosquera sea la única vía de estructuración. Yo me inclino por Gunderson y Kernberg.
Como psicoterapeuta dinámico debo reconocer que se necesitan en estos y otros problemas humanos, en ocasiones, intervenciones más directivas que las obligadas por la fe ideológica, lo digo con el cariño que merece. Ahora bien, cada cual tiene su estilo de personalidad, incluso el terapeuta. Sabemos que un componente importante del éxito de la psicoterapia está en el paciente y otra parte en el terapeuta, su propia personalidad, modelarla como personas que tienen éxito en terapia de TLPs no es auténtico, ni genuino, sería el falso self funcional consistente en apoyar el yo operativo laboral en el de otros.
Existen otras formas de trabajar también válidas y útiles. No es la única forma, como bien señala el Dr. Rubio en el prólogo del texto.
Buenas noches y buena suerte.

Los procesos psicoanáliticos, desarrollos en un campo creador. Héctor J. Fiorini

¿Qué se crea? Primero, la experiencia de un vínculo inédito, porque este modo de vincularse que la terapia ofrece no es conocido antes ni en otros ámbitos. Pero, además, se va creando un nuevo texto. Porque esa mezcla de interpretación, desciframiento, historización que vamos haciendo sobre la vida de alguien, va modelando un nuevo texto que no estaba escrito. Lo sugiere François Roustang cuando dice: "Escribimos una novela y el paciente es su novelista". El paciente y el analista van escribiendo esta especial novela que es el análisis de alguien. Esa novela no es la que estaba escrita en la vida de él, sino que se está creando posible sobre partes de su vida. Sería una biografía novelada. No la escritura de una biografía, sino la biografía puesta en el interior de un nuevo texto, una novela de esa vida. Algunos dicen que esta novela es en parte una mitología. Sin duda lo es. La teoría de los relatos dice que cuando la gente habla, lo que hace es contar cierta mitología. Lo que hacemos es construir algunas mitologías sobre nosotros que nos permitan ir viviendo con mayor intensidad, plenitud, riqueza o menos enfermos. Pero no se puede escapar de vivir en el interior de novelas o mitologías. Se va creando un nuevo texto y ago interesante, que es la actitud de ir escribiéndose a sí mismo. Esto me parece importante.

Capítulo X de "El psiquismo creador" (2004), trabajado en este sitio, reproducido con permiso de Producciones Agruparte 2007, Vitoria-Gasteiz.
Es el capítulo 8 del texto: Winnicott hoy. Su presencia en la clínica actual. Compiladores Ariel Liberman y Augusto Abello Blanco.2008, Psimática. Madrid.

jueves, 13 de noviembre de 2008



Durante la gira por todo el país, comenzó a consumir heroína, para huir del agobio de la fama. Decía: "nada que se siente tan bien puede ser malo". "Sólo quiero algo de paz".
Decía que "hacía el amor con 25000 personas en el escenario y luego se volvía a casa sola..."

Una artista que pensó y sintió de una manera distinta, en los sesenta se convirtió en un icono y modelo de la contracultura. Su sentimiento de soledad le arrastró a la muerte junto a sus compañeras las drogas. Lo sublime y lo caótico pueden ir unidos, el reto está en integrarlos.

La Niña de los Sueños XLII


Y apareció entre el gentío del mercado. Con sus botas de montar a caballo y un vestido que pidió prestado a las del piso de abajo. Estaba un poco despeinada, excitada y su olfato parecía alarmarle de una nueva situación, acaso peligrosa.
Era una mujer en proyecto pero su cuerpo cuidado con esmero en Palacio con bálsamos y ungüentos de gran calidad, así como su descanso y vida contemplativa hacían de ella una especie extinguida en ese ambiente. El niño estaba leyendo apoyado en la farola. Le cogió de la mano y el muchacho dejó deslizarse el libro hasta el suelo. Le miró con susto y acto seguido sonrió, parecía muy divertido de esa escena. Una Princesa en ese lugar maloliente. Así que se dejó llevar por el ímpetu de la muchacha, se levantó de su asiento improvisado y le pidió algo de comer a la niña.
La niña cambió su semblante, eso no estaba en sus planes, no obstante tenía alguna moneda en un saquito de cuero muy lindo con un sello real. Le preguntó al muchacho dónde ir a comer algo y allá se dirigieron.
El muchacho no era amigo de lugares de gran alcurnia, así que fue a una taberna a pedir unas patatas y una cerveza. Era pobre pero no tonto le explicaba a la princesa.
Y entretenidos siguieron jugando a comer, beber cerveza y contarse historias de sus perimundos e inframundos. La hora les permitía comer solos en la taberna, había cerca del tabernero algún borracho que había pasado mala noche por lo demás el silencio coloreado del bullicio juvenil. El tabernero les sacó más comida, ésta la pagaba la casa. Tener a una princesa en ese lugar merecía un poco de atenciones extra.
La vida les proporcionó unos momentos muy ricos, no tanto por las patatas y la carne sino por poder estar juntos, tranquilos, divertidos y sin tener que esconderse. El niño tenía algo de miedo sobre qué es lo que podía pasarle si le descrubrían los señores del castillo con la princesa. La niña procuró tranquilizarle aunque el muchacho sólo repetía lo que había oído entre la gente del mercado en tantas y tantas veces de soledad acompañada.
La muchacha se acercó juguetona a la mejilla del niño, asustado se sonrojó, menudos pensaba el tabernero, la muchacha dispuso sus labios en "O" sobre el moflete del niño y dejó que su piel suavecita y algo sucia se deslizara por los húmedos labios.

Sobre el TLP; Segunda parte del libro Deja de Andar sobre Cáscaras de Huevo

Se trata de un libro de divulgación de alto nivel de interés para sujetos que entran en contacto con personas que sufren este trastorno, para terapeutas y para curiosos. Es un excelente libro, aquí-en esta breve reseña- se revela el pensamiento del TL (tal y como le llaman en el texto). El libro tiene ricas aportaciones de personas que viven con TLs, denominados en el texto no-TLs y se advierte que el no-TL puede tener TL, aceptemos la paradoja. Un texto muy interesante. Ed. Pléyades.


Jamie: es importante que los amigos y familiares de personas con TLP se den cuenta de que somos mucho más que nuestra conducta. No somos “cosas” que tienen que ser “tratadas” o “manejadas” como en “¿cómo manejar a un borderline?”. Las personas deberían ponerse en nuestro lugar e intentar sentir empatía, porque la conducta TLP y los sentimientos son sólo exageraciones grotescas de la conducta y los sentimientos normales.

X: Negar nuestros problemas es un mecanismo de defensa que nos ayuda a los borderlines a mantener el dolor y el miedo bajo control. Cuanto mayor sea el miedo mayor será la negación. Por favor, por favor, por favor, no intentéis quitarles la negación a los borderlines que no están preparados para afrontar la oscuridad interior. Puede ser lo único que los mantiene vivos. Palabras de un TL al grupo de apoyo de no-Tls en Internet.

Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento. Eleanor Roosevelt.


Diane: Puedo entender por qué los no-TLs -curiosa denominación- discuten sobre las patologías, las iras, y las cosas ruines que pueden hacer los borderline. Un TL tiene la capacidad de destruirse a sí mismo y a todo el que esté cerca. Es saludable descargar este dolor.
Pero a veces, en el transcurso de los libros y la discusión y la terminología clínica, estas razones por las que comenzaste la relación han desaparecido. No te enamoraste de un borderline porque tenías algún anhelo de ser destruido. Lo hiciste porque la persona tenía buenas cualidades. Y estas son tan características de la persona como lo son las malas.
Cuando las cualidades destructivas comenzaron a manifestarse, lo asumiste convenciéndote a ti mismo de que al final, las buenas cualidades reemplazarán a las malas. Bueno, quizás lo harán, quizás no. Los no-TLs no son masoquistas, son optimistas, lo que puede o no tener resultado. Es duro dejar ese optimismo y abandonar una relación que por otra parte es tan buena.

Jim (no-TL): Encontré la obsesión inicial de mi mujer por mí muy halagadora. Quiero decir, nunca pensé que mereciese ese tipo de atención. Otras mujeres no me prestaron tanta atención. Pero ella me veneraba. Es más fácil sentirme bien conmigo cuando estoy con alguien que me reverencia.
Pero nuestra relación era como una adicción. Continué volviendo a por más, a pesar de mi mismo, lleno de autodesprecio e incluso como una ligera vergüenza: “Me odio por quererte”.
La veía como una granuja encantadora que alimentaba mis fantasías desesperadas; sólo creyéndome a medias sus halagos, me pavoneaba bajo la inesperada, e intensa luz de sus plenamente deslumbrantes atenciones. Así comenzó nuestra relación de montaña rusa; viviendo por delegación, a través de sublimes, y vertiginosas alturas, era sacudido por repentinas y desesperantes bajadas, las vueltas hacia atrás, los ilógicos giros cabeza abajo, las impresionantes paradas, y más tarde, la ausencia, el silencio, la monotonía al final.

No es para tanto dicen,
Es tan sólo la clase de locura a la que te acostumbras
Pero ¿a dónde te escapas cuando el miedo acecha a tus sueños?
¿Cómo calculas la importancia de estas cosas? Carrie Newcomer, “La locura a la que te acostumbras”, de “El único hijo de mi padre”.
-Sobre ser Etiquetado y Estigmatizado-
Wendy: A veces me enfado por haber tenido que luchar con este demonio (el TLP). A nadie le gusta un borderline. A la sociedad no le gusta. A los psiquiatras no les gusta. Somos caóticos, agresivos, manipuladores y estamos furiosos con el mundo. Pero mira dentro del alma de un borderline (si puedes llegar ahí) y encontrarás algo muy diferente. Miedo. Desesperación. Abandono. Una increíble sensibilidad.
Majida: Ya es suficientemente difícil admitir que sufres depresión. La gente tiende a mirarte con recelo después de semejante revelación, como si esperasen que te lances a por la pistola cargada más cercana. Así que intenta explicar a alguien el TLP. Ya puestos, podrías marcarte al fuego una Esvástica en la frente y empezar a tararear “Helter Skelter”.

Jacob: Muchas veces creo que mi familia y amistades todavía no consiguen ver que algo malo está ocurriendo en mi cerebro. Parecen creer que actúo de esta manera cuando quiero y que puedo cambiar mi humor al azar. Siguen diciéndome que intente un remedio de hierbas o que me controle o que no piense de una cierta manera, y no comprenden lo difícil que es modificar años y años de pensamientos neuróticos.

Kamala: Mi madre y mi padre abusaron de mí física, sexual y emocionalmente. Recuerdo a mi padre corriendo por toda la casa tratando de atraparme para poder pegarme. Mi madre era una alcohólica, y cuando él no me estaba haciendo daño, era ella la que me lo hacía. Nunca me quisieron o les importó lo que yo sintiese, así que nunca tuve la oportunidad de pasar por el proceso natural de individualización y separación.
Cuando me hice adulta, salí al mundo “real” pareciendo normal. Pero no tenía concepto del “otro” y ningún tipo de límites. Para mi subdesarrollado sentido del yo, las personas a mi alrededor eran extensiones de mí misma. Me odié y abusé de mí misma, así que los odié y abusé de ellos. Como no sabía dónde terminaba yo y empezaba el mundo, el mundo era yo y yo era el mundo. Cuando trataba de tener relaciones normales los límites de los demás eran mi peor enemigo. La gente con límites podía decir “no”. Dios mío, “ no” era una muerte cierta; sentía un nudo en el estómago. La forma más rápida de provocarme enfado, era negarme cualquier cosa por cualquier razón.
La gente me veía como alguien exigente, interminablemente caótica, avariciosa, controladora, que manipula a los demás. Pero realmente era el llanto de una niña insaciable, aterrorizada, herida, que aún lucha por crecer y sobrevivir.

William Shakespeare (Hamlet, 1er Acto, Escena (iii):
Esto por encima de todo, que tu propio yo sea verdadero
Y debe continuar como la noche al día
Entonces no serás falso a ningún hombre.

martes, 11 de noviembre de 2008

Deja de Andar sobre Cáscaras de Huevo: Sobre el TLP

Intentar definir el TLP es como mirar una lámpara de lava: lo que ves cambia constantemente. La enfermedad no sólo causa inestabilidad sino que la simboliza.
Janice Cauwels, Imbroglio: Rising to the Challenges or Borderline Personality Disorder.


Criterios DSM-IV ( en proceso de cambio, por cierto )
Esfuerzos frenéticos para evitar el abandono real o imaginario. Tess: Cuando me siento abandonada siento una mezcla de aislamiento, terror, y alienación de todo aquel que me rodea. Siento pánico. Me siento traicionada y utilizada. Pienso que voy a morir.
Una noche llamé a mi novio y me dijo que me llamaría más tarde porque estaba viendo algo en la TV. Así que me puse a planchar para hacer el tiempo. No llamó. Esperé. No llamó. Esta sensación terrible de ser abandonada volvió otra vez. No podía evitarlo. Me hizo mucho daño porque el día anterior, había comenzado a creer que realmente me quería.
Cuando el teléfono finalmente sonó sobre las diez de la noche, ya había decicido romper con él, deshacerme de él antes de que él se deshiciese de mí. Resultó que todavía estaba viendo la película. Me sentí tan ridícula, pero el dolor, el miedo, y el retorcido terror en mi interior era muy real.


Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre extremos de idealización y devaluación.
Beverly: Solía acercarme a toda persona que pareciese amable con la profunda esperanza de que cuidase de mí. Entonces comencé a darme cuenta (con gran dolor) que ninguna de ellas era capaz de cuidarme de la forma que yo quería porque a pesar de sentirme como una niña por dentro, era una adulto por fuera.

Criterios 3 y 7: Alteración de la identidad: auto-imagen o sentido de uno mismo acusado y persistentemente inestable.
Sentimientos crónicos de vacío
.
Robert J. Waldinger (1993) trata el tema de la difusión de la identidad, una caracerística que conduce a los sentimientos de vacío:
La alteración de la identidad se refiere al sentido profundo y a veces aterrador de los pacientes borderline de no saber quiénes son. Normalmente, nos vemos de forma consistente a lo largo del tiempo en situaciones diferentes y con diferentes personas. Esta continuidad de uno mismo no la experimenta la persona con TLP.
En lugar de esto, los paciente borderline están llenos de imágenes contradictorias de ellos mismos que no pueden integrar. Los pacientes por lo general comentan que se sienten vacíos por dentro, que no hay "nada en mí", que son personas diferentes dependiendo con quién estén.
Un sentimiento de vacío interior y caos convierte al paciente borderline en dependiente de los demás para obtener pistas de cómo comportarse, qué pensar y cómo ser; mientras que el estar solos los deja sin un sentido de quiénes son o con el sentimiento de que no existen. Esto, en parte, explica los esfuerzos frenéticos e impulsivos que hacen estos pacientes por evitar la soledad, al igual que sus descripciones de pánico, aburrimiento crónico y disociación.
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Salia: Tengo una capacidad camaleónica para ajustarme al color de la persona con la que estoy. Pero la actuación es más para engañarme a mi misma que para engañarlos a ellos. Cuando me "convierto" en una persona no es algo que lleve sobre mi verdadero yo como una capa. Por ese momento, me he convertido en quién me gustaría ser.
No soy una especie de manipuladora maquiavélica con nada mejor que hacer que arruinar vidas. El proceso incluso no es realmente consciente. Lleva ocurriendo durante tanto tiempo que ya no se quien soy realmente. Me siento irreal, simplemente me volvería de nuevo al "yo" siempre que me sintiese amenazada. Por no se quién es esa.


Impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente autodañinas.
Las personas con TLP pueden también intentar llenar el vacío y crear una identidad para ellos mismos a través de unas conductas impulsivas como atracones de comida y vómitos, actividad sexual indiscriminada, hurtos en tiendas, compra compulsiva, beber, o abuso de sustancias.

Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes.
Marsha M. Linehan (1993) explica que el suicidio son vistos como soluciones para superar el tremendo e incontrolable dolor emoional.
El suicidio, por supuesto, es la última manera de cambiar los estados anímicos de uno... Otros comportamientos menos letales pueden ser también bastante efectivos (para cambiar el estado anímico del borderline). La sobredosis de medicación, por ejemplo, generalmente lleva a largos períodos de sueño; el sueño a su vez, tiene una influencia importante en la regulación de la vulnerabilidad emocional...
Las conductas suicidas, incluidas las amenazas de suicidio, son también muy efectivas para suscitar comportamientos espontáneos del entorno. La ayuda puede ser efectiva para reducir el dolor emocional. En muchos casos, tal conducta es la única manera que tiene un individuo para conseguir captar la atención de los demás e intentar disminuir el dolor emocional.


Comportamiento de automutilación

Las razones del borderline para automutilarse varían tremendamente e incluyen los siguientes:
Para sentirse vivos, menos aturdidos y vacíos.
Para sentirse más aturdidos.
Por enfado hacia otras personas.
Para castigarse a ellos mismos o expresar su propia repulsión (probablemente más frecuente en borderlines que han sufrido abusos).
Para demostrar de alguna manera que no son tan "malos" como piensan que soy.
Para aliviar la ansiedad o el estrés.
Para sentir control sobre su dolor.
Para volver a tener un sentido de realidad.
Para sentirse "reales".
Para buscar alivio al dolor emocional, frustración, y otros sentimientos negativos centrándose en el dolor físico.
Para comunicar dolor emocional a los demás o para pedir ayuda.

Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (ej.: episodios de intensa disforia, irritabilidad, o ansiedad, que suelen durar unas horas y sólo raras veces más de unos pocos días.
Dina: vivir con mi marido borderline es el cielo un minuto y el infiero el siguiente. Llamo a sus personalidades el Jovial Jekyll y el Horrible Hyde. Camino sobre cáscaras de huevo, intentando complacer a alguien que estalla sólo porque hablé muy pronto, muy rápido, en el tono equivocado, con la expresión facial errónea, ¡lo que sea!

Ira inapropiada e intensa o dificultad para controlar la ira.
Jeremy: Cuando siento que no puedo controlar lo que me rodea, me pongo nervioso y me enfado. Es mucho peor cuando estoy bajo estrés. Cualquier cosa negativa se amplifica al máximo y me supera. Cuando se dispara, en una fracción de segundo, puedo pasar de estar perfectamente calmado a una ira completamente irracional. Me siento acosado y como si todo el mundo estuviese incitándome a mostrar mi rabia para meterme en problemas.
Creo que mi irrítación viene de los abusos que sufrí cuando era niñoi. Llegado un momento, decidií que no tenía que soportar más el abuso de mis padres. Montar en cólera se convirtió en una cuestión de supervivencia...Sólo intento sobrevivir de la mejor manera que conozco.


Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.
Karen: A veces me siento como un robot que funciona a través de movimientos. Nada parece real. Mis ojos se nublan y es como si todos lo que hay a mi alrededor fuese una película. Mi terapeuta dice que parezco perdida, como si estuviese fuera en un lugar donde incluso ella no puede alcanzarme. Cuando vuelvo, la gente me dice que hice o dije ciertas cosas que no puedo recordar.

Más aspectos que nombraremos: Límites no definidos, Problemas de Control, Vergúenza penetrante, Falta de constancia objetal, Sensibilidad interpersonal, Competencia situacional, Demandas narcisistas...

Extraído del texto:Deja de Andar sobre Cáscaras de Huevo. Paul T. Mason, M.S. y Randi Kreger. 2003, Ed. Pléyades S.A. Traducción: Dolores Mosquera y Mónica Formoso.
Título original: Stop walking on Eggshells.

¿Podrías ser algo de redención?
¿Podrías ser algo de alivio?
¿Podrías ser un puerto de abrigo?
¿Prometes creerme
cuando te cuento estas historias?
Todo dolor y toda gloria difícilmente ganada
son el testimonio de una vida
Vivida hasta ahora con buenas intenciones
O sea que créeme, cúrame
Créeme, todo es verdad.
Carrie Newcomer, "Bearing Witness", de My father´s Only Son