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Paz y Ciencia

martes, 13 de enero de 2009

Entrevista a Melanie Klein

SI YO FUERA USTED: ENTREVISTA A MELANIE KLEIN
HERNAN SOLIS
(Publicado en Cuadernos del Area Clínica Num. 8, Agosto 1989, Monterrey, Mexico.)

Ya cerca de los ochenta años de vida, Melanie Klein, hubo de afrontar la última de sus muertes. Lejana la nativa Viena; disminuida su capacidad creadora; perdida para siempre la hermosura otrora envidiada; fallecidos algunos seres queridos, ausente el afán de seguir, así llegó su noche eterna. A ella no le sorprendió la muerte, ambos se andaban buscando. Murió hace veinticinco anos en septiembre 22 de 1960...
- Estoy cansada Dr. Solís, muy cansada, físicamente quebrantada. No debería haber aceptado esta plática. Creo que me venció la vanidad femenina, no es común que desde los Estados Unidos un joven psiquiatra solicite una entrevista conmigo... . A propósito, ¿Cuantos años tiene usted?
- Veintiséis.
- Me lo imagine. La misma edad en Hans en 1933. ¡No me diga que usted nació ese año!
- Lo siento, señora Klein. El año en que murió su hijo Hans, fue el de mi nacimiento.
- Los recuerdos, Dr. Solís, cuando se tornan persecutorios dejan de ser nostalgia y adquieren un tono melancólico. En este momento vino a mi memoria el sueño de mis duelos: veo dos personas, una madre y un hijo, ella viste de negro, sé que el hijo ha muerto o está por morir. Esto no me aflige, pero siento algo de hostilidad frente a los dos. ¿Identificó el sueño Dr. Solís?
- Si, tratase de un sueño PRINCEPS. Autobiográfico. Aparece en "El duelo y su relación con los estados maníaco depresivos". También ahí su interpretación y la voz del poeta: "La naturaleza se conduele con el que está de duelo".
- Se agradece Joven... De mi se ha dicho que soy intolerante, temeraria, vehemente, agresiva, demandante, ambiciosa, injusta, cruel y sobretodo cáustica. Sin embargo, en el fondo solo he sido una mujer con muchos duelos, que a veces no he podido llorar. Tenía cinco años cuando murió mi hermana Sidonie de escrofulosis, a los dieciocho perdí a mi padre; a los veinte murió mi hermano Emmanuel, de una cardiopatía reumática. El era un poeta que estudiaba medicina, yo lo adoraba. Contaba al morir 25 años casi la edad de mi hijo Hans al ocurrir aquel horrible accidente alpino. El sueño -usted 1o leyó- habla de esas dos muertes. Pero hubo todavía otros duelos: mi divorcio, mas adelante la separación del único hombre a quien verdaderamente amé. Y lo de Abraham, llevaba catorce meses de análisis con él cuando falleció, y el rechazo sistemático de Freud, y la muerte de Susan Isaacs. La ruptura violenta con mi hija Melitta también me conmovió tanto como la disputa personal con Paula Heimann y el ocaso de Jones. Ultimamente me deprimí bastante ante el deceso de mi secretaria y amiga íntima de mucho tiempo, Lola Brook. ¡Ah!, sabía usted doctor, que algunos dicen que he sido una "polimorfa-perversa-sexual". Además de alcohólica. ¿No lo ha oído?
- Señora. Aquel que tenga la lengua larga debe tener la cola corta, por cierto, anoche escuché una anécdota acerca de un vinicultor francés, quien de visita aquí en Londres, preguntó por usted, a un psicoanalista. Su colega, curioso en demasía indagó el motivo y para su gran sorpresa escuchó que en cierta región vinícola de Francia se menciona su nombre como la única dama triunfadora en un certamen de catadores de vino.
- Si es verdad, ese don lo heredé de mí admirado padre y a mucha honra. Soy arrojada, podría decirse que valiente, penso, siento y actúo desde las tripas. Tengo "guts", aunque algunos despectivamente me apoden "La tripera", pero hablemos de otras cosas, por ejemplo: ¿A que se debe que un residente de psiquiatría se interese por una vieja dama?
- Las razones son varias, Mrs. Klein; una, he leído todo lo que usted ha publicado, otra que ahora mi primer analista en México se analiza y supervisa con dos "Kleinianos".
- ¡Kleinianos! ¿Dónde se formaron?
- En Buenos Aires, Argentina.
- ¡Ah! Yo tengo grandes amigos ahí: Emilio Rodrigué, Arminda Aberastury, Pichon-Rivière, Marie Langer. Los Baranger, Grinberg... Todo ello evoca, grandes momentos pasados. Nostalgia por Viena, ("Bello es danzar al son de los violines"), Budapest, ahí me analicé varios años con Ferenczi, después Berlín y Abraham.
- Perdón, Señora. Balint comentaba anoche, que en el Círculo Psicoanalítico de Berlín, usted era conocida como "The black beauty".
- ¡Ay! Michael, mi hermano analítico. El es así. ¿No escuchó Dr. Solís, que en todos los Congresos desde 1919 hasta el año pasado en Copenhagen, leí algún trabajo y siempre, siempre, puse más cuidado a mi sombrero que al artículo? Bueno, debo admitirlo, he sido una mujer apasionada. ¡Ah! Ya van a ser las cinco. ¿Aceptaría joven una invitación?
- Acepto. Señora...
Melanie Klein, en aquel verano de 1960, seguiría sintiéndose mal. Totalmente agotada. Un médico erróneamente diagnosticaría su estado, atribuyéndolo al demasiado esfuerzo, en una persona de tal edad; recomendó descanso. Ella, decidió entonces, ir a Suiza, acompañada de su nieto preferido Michael -hijo de Eric- y visitar a Esther Bick, (quien heredó su diván analítico); empero, Mrs. Klein, continuó cada vez peor, finalmente, presentó una hemorragia severa. De regreso a Londres, un cáncer operable fue diagnosticado y se le internó en el Hospital Universitario... . Lo que siguió después ni vi, ni decir quiero por el momento... .
- Dr. Solís, fue un placer tomar el té con usted y volver a ver esas fotografías familiares. Creo que se impresionó con la belleza de mi madre, ella si era "The black beauty", amen de inteligente y arrojada. Siempre la sentí muy cerca. A mi padre lo admiré bastante: su independencia de criterio, su cultura. El hablaba diez idiomas.
- Independencia de criterio. ¿En que sentido Mrs. Klein?
- Mi padre, Moriz Reizes por decreto familiar debía ser rabino y casarse con una muchacha a quién ni tan siquiera conocía. Acató lo segundo, mas no lo primero: estudió medicina. Posteriormente se divorció y a los 44 años se casó, felizmente enamorado de Libusa Deutsch, mi madre, quien tenía veinticinco años... Fuimos cuatro, yo la menor. Dos, -lo mencioné antes-, dos murieron. La mayor (Emily), fue desde mi niñez la gran rival. Siempre he necesitado de una enemiga... El centro de la familia era mamá. En mas de un sentido fuimos un matriarcado, hasta que me casé.
- ¿No vendrá de ahí, Mrs. Klein, su interés por la ORESTIADA de Esquilo?
- Dr. Solís, me di cuenta que usted ojeaba esa primera versión. Por eso le traje conmigo, junto con la traducción de Murray. Pienso presentar este ensayo el próximo año en Edimburg.
- Mrs. Klein, tengo entendido que usted ha sido una persona de vanguardia, liberal, sin prejuicios.
- Lo debo a mis padres.
- Se le señala, además. Como atea.
- Bueno, he pedido enérgicamente, que al morir no se realice ningún acto religioso... . Por lo demás, no tengo de que arrepentirme, excepción quizá, de no haber continuado mis estudios de medicina. Dejé todo ello, pues mi apasionamiento juvenil me llevó al matrimonio con Arthur Stephen Klein, amigo íntimo de mi fallecido hermano Emmanuel... . Pero, no sé, aún sigo pensando en la ORESTIADA y su relación con mi ideología personal.
- ¿Tiene usted Dr. Solís, alguna idea al respecto?
- Leía, recientemente, Mrs. Klein, "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado", y en uno de los prefacios, Engels habla del "Derecho materno" de Bachofen, apuntando que dicho autor interpretó la ORESTIADA de Esquilo como un cuadro dramático de la lucha entre el derecho materno agonizante y el derecho paterno. Páginas adelante, Engels agrega: el derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. Creo, Mrs. Klein, que los helenos eran misoginos, pero Esquilo, los superaba.
- Bueno Dr. So1ís, en mi trabajo el "Rey de Reyes" Agamemnón, simboliza a la arrogancia, al hombre usador de mujeres, aunque en esto último no se queda atrás Apolo. Fíjese lo que aquí dice, en pluma del misógino Esquilo: "No es la madre la que engendra al niño que da al mundo: nodriza solamente es la que recibe y nutre el germen que en ella se siembra. Es el padre el que engendra al fecundarla. Ella es una extraña que recibe el don que se conserva, a no ser que los dioses fallen lo contrario".
- Mrs. Klein, en el Olimpo griego la ley era muy clara: "Malo es matar a un padre, a la madre no tanto", "¿No fui yo acaso - Apolo se dirige a Orestes - el que convenció de que tenías que matar a tu madre?".
- Hay otro pasaje, Dr. Solís, bastante ilustrativo. Es Apolo quien se queja: "Allá donde se mata en flor la semilla viril de varones, en las entrañas negras de las hembras; allá no se emascula y se mutila"... ¡Que misoginia tan barbara joven! Ahora entiendo por que sentía incompleto el artículo y empatizaba en veces con las Erineas clamando justicia.
- En efecto, Mrs. Klein, fue una larga cadena de infortunios para el gineceo: Agamemnón sacrificó a su hija Ifigenia. Clitemnestra mata a Agamemnón, Orestes a ella, en fin. ¡Ah!. También muere Casandra. En resumén: Venganza y muerte de las mujeres.
- Lea aquí, Dr. Solís, lo que las Furias reclaman a Apolo: "Y tu, dios Mozo, ¿así pisoteas, altanero, a estas ancianas deidades".
- Perdón, Señora, pero me siento aludido.
- ¡Oh! deje el análisis para otra ocasión Dr. Solís y escuche lo que subrayé en esta bella traducción de Murray, dice así: "Tengo que declararlo ... ¡La madre que yo tuve me es odiosa!". Si joven, ahí se dramatizó el matricidio histórico y psicológico.
- Creo que es parlamento de Electra, Mrs. Klein.
- Si, es Electra...
- Se quedó usted callada, Señora, pensativa.
- Pensaba en Melitta, mi hija, y en Palas Atenea. Escuchemos como Apolo define a esa última; "Un padre puede engendrar sin madre. Aquí está Atenea, hija de Zeus Olimpico: Nunca fue nutrida en la noche obscura de un seno maternal y no hay una diosa que pueda producir brote más hermoso y perfecto que ella".
- Casi al final de la Trilogía, Señora, Atenea concede el sufragio exculpador de Orestes y en seguida deifíca al androceo. Estas son sus palabras: "Yo no tuve madre que al mundo me diera. Estoy en favor del varón, ¿qué me importa el himeneo? Al varón patrocino, Es el padre quién triunfa. ¿Una mujer...? Y, ¿Qué es una mujer?
- ¿Si, qué es una mujer, Dr. Solís? Ese fue un enigma que Esquilo no descifro, mucho menos Freud. La envidia, como el inconsciente, es atemporal. No fue ajena, ni ayer ni hoy, a los dioses helenos, ni a mortal alguno. Aquí, en el Olimpo de Londres, nuestro Esquilo ha sido Glover. Edward Glover. ¿Sabe como me nombra? "La matriarca". El representa al poder médico; arguye que todo psicoanalista debe ser primero psiquiatra; únicos verdaderamente equipados para tratar enfermos, sobre todo psicóticos.
- ¿Y, que otras diferencias los separan Mrs. Klein?
- Muchas: él se analizó con Abraham; nunca pudo soportar los elogios públicos que Karl me brindó. Agregue a eso lo de Ferenczi y Jones.
- ¿O sea?
- Bueno, yo desde los años veinte ya era cálidamente valorada por los tres mosqueteros de Freud: Abraham, Jones (analicé a sus hijos) y Ferenczi. Yo una mujer quien además no tenia título de médico.
- Mrs. Klein, me imagino que a la vez tendrían divergencias teórico-clínicas.
- ¿Con él o con Freud?
- ...
- Si, Dr. Solís las hubo. Freud nunca me reconoció. Mencionó mi nombre sólo en cuatro ocasiones: en relación al análisis de niños, fantasía inconsciente, super-yo temprano y sexualidad femenina. Sobre la mujer siempre estuvimos en desacuerdo. Adicione a eso lo de Anna; él se quejaba con Jones, que yo atacaba crudamente a su hija favorita.
- ¿Y?
- Jones me ayudaba, -él se analizó con Ferenczi- sugirió reiteradamente que no fuera yo tan agresiva. Pero, Dr. Solís, quién me puede quitar a mi lo apasionada... Me adjudicaron también otras cosas ..., como le diría joven..., de carácter doméstico..., es decir..., bueno..., que seduje a Walter..., el marido de mi hija... En realidad, el único triángulo que existió fue el de Melitta, su analista Edward Glover y yo.
- ¡Otra vez Glover, Mrs. Klein.
- Si, esto amerita término, mas no sin antes contarle brevemente la clase de basura que se manejó en el Londres de aquellos tiempos. Que si yo había dicho que no debía haber analistas hombres, solo mujeres; que porque no amamanté a mis hijos; que si yo me mofaba de Glover, porque su única hija era retrasada mental; que si para mi, Anna Freud era todavía una maestrita de "Kindergarden", solterona, que si "Los mecanismos de defensa" los escribio su papá. Total, Glover Esquilo, pidió la cabeza de Susan Isaacs y la mía; exigió la expulsión nuestra acusándonos de mesiánicas antifreudianas. Empezó la guerra de los sexos, las mujeres hablamos fuerte, abierto, con "guts". La cabeza que cayó, fue la de Glover. Ahora más, si quiere ver los ataques conceptuales que me hizo le recomiendo lea el volumen primero del "Psychoanalytic Study of the Child"... . Bueno, eso es todo, me siento cansada, muy cansada..., y sola, y triste, ya nunca más compraré un sombrero verde...
En su último verano, Melanie Klein tenía tres pacientes en análisis, algunos supervisados, enseñaba en el Instituto, conducía seminarios privados y escribía: "Narrative of a Child Psychoanalysis". Antes de la operación, dejó instrucciones a los analizandos y sugirió sobre sus publicaciones. Entró y salió del quirófano con entereza. Días después, una embolia pulmonar c1ausuró su vida.
- A lo largo de la existencia, Dr. Solís, el miedo a morir desempeña un papel importante en el sentimiento de soledad, pues ahí fenece toda esperanza, el encanto se pierde por completo. La muerte, joven, es la soledad más grande.., así lo siento..., yo ya estoy sola..., no me había dado cuenta..., no lo sabía..., yo ya estoy muerta..
Terminemos: fue mediante varios sueños personales, como comprendí, uno de los motivos para escribir este artículo. Me parece razón suficiente: sucede que mi madre recibe atención médica y se acerca ya a los ochenta años.
Lo escrito en este trabajo es cierto, (se los asegura Fantaseo). Espero, si alguien aun duda y cuestiona, Realisto amablemente contestará con el verbo del poeta, a quién cita por cierto de memoria:
"Se miente más de la cuenta,
por falta de fantasía
también la verdad se inventa..."
BIBLIOGRAFIA
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2.- Engels, F. "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado"., OBRAS ESCOGIDAS. Editorial Progreso, Moscu. Tomo III. 1974.
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5.- Freud, S. "Indexes and bibliographies". THE STANDARD EDITTON. .The Hogarth Press, London. 1974.
6.- Garibay, K.A.M. "Introducción". LAS SIETE TRAGEDIAS DE Esquilo. Op. cit.
7.- Glover, E. "Psychoanalysis In England". PSYCHOANALYTIC PIONEERS. Basic Books, N.Y. 1966.
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9.- Jones, E. THE LIFE AND WORK OF SIGMUND FREUD. Basic Books, N.Y. 1957. Hay edicion en castellano, Ediciones Hormé.
10.- Jones, E. "Introductory notes to previous editiones of Melanie K1ein's works". ENVY AND GRATITUDE AND OTHERS WORKS (1946 - 1963). Delacorte Press - Seymour Laurence. U.S.A. 1975.
11.- Klein, M. "Mourning and its relation to manicdepressive states". (1940). LOVE, GUILT AND REPARATION AND OTHER WORKS 1921 - 1945. Delacorte Press Seymour Laurence. U.S.A. 1975.
12.- Klein, M. "Some reflections on THE ORESTIA" (1963) ENVY AND GRATITUDE AND OTHER WORKS 1946-1963. Delacorte Press - Seyrnour Laurence. U.S.A. 1975.
L3.- Klein. M. "Envy and gratitude" (1957). ENVY AND GRATITUDE. Op. cit.
14.- Klein, M. "On the sense of lone1iness". (1963) ENVY AND GRATITUDE. Op. cit.
15.- Lindon. J.A. "MELANIE KLEIN 1882-1960. Her view of unconscions" 'PSYCHOANALYTIC PIONEERS. Op. Cit.
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17.- Money-Kyrle, R.E. "Introductlon" a LOVE, GUILT ... Op. cit.
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20.- Wahl, CH. W. "EDWARD GLOVER. Theory of technique". PSYCHOANALYTIC PIONEERS. Op. cit.

2 comentarios:

soyborderline dijo...

Qué cierta es la fantasía...y necesaria...!
Un saludo.

Anónimo dijo...

Un gran maestro el Dr. Solis.