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Paz y Ciencia

viernes, 13 de marzo de 2009

El Sostén (Holding)

Quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite. Oscar Wilde.

El sostén es una veta del trabajo psicoterápico apuntalado por la obra de DW Winnicott, el holding hace mención a un modo de intervenir en la clínica.
El sostén tiene que ver con una actitud clínica que tiene como fin la integración del individuo, la personalización.
El sostén es una forma de trabajar en la consulta para brindar un sustento a la persona que demanda ayuda. El sostén supone una forma de hacer que da apoyo, y ayuda a que el consultante pueda explorar su mundo interno, tolerando la angustia que eso supone.
El sostén (holding) winnicottiano implica una actitud analítica de escucha abierta sin intervenciones abruptas porque como él mismo decía cuestionando la eficacia de algunas interpretaciones suyas, “quizá el paciente no estaba preparado en ese momento para esa intervención, tal vez dentro de 7 años”.
El holding trata de formar a través de lo intersubjetivo un espacio donde poder playing (juego). Esto permite que el analista pueda intervenir para facilitar la “cura”, que tal vez es más indicado que “conducir la cura”.
El sostén es una forma de trabajo que requiere una capacidad añadida en el analista, la de sostener, añadida a la bien sabida preparación teórico-técnica que lleva consigo las interpretaciones y teorías. Winnicott cambia, revoluciona el panorama porque se refiere a la clínica de los casos no freudianos. Esto es, no puramente neuróticos. En ese caso mantiene la técnica clásica. Añadir que además da otra mirada retrospectiva sobre esta técnica e invita a modularla con las nuevas teorías y experiencias clínicas.
El sostén supone una forma de trabajo que interpreta a través de intervenciones más dirigidas al perímetro, donde la confiabilidad es mayor y la confianza básica está establecida. Sabemos por Freud que la resistencia es mayor cuando nos acercamos al núcleo del conflicto, Winnicott formula en “Playing and Reality” y en toda su obra previa la idea de interpretar jugando, donde la atmósfera persecutoria queda a un lado porque es un territorio creado entre dos, donde la autoridad es creada por el consultante, dada por el terapeuta. En ese espacio intermedio se da la belleza de un trabajo que permite intervenir con creatividad, a veces, con genialidad, en función de la calidad del vínculo establecido entre dos personas. Winnicott nos invita a que escuchemos al paciente y juguemos con él (de manera figurada, obviamente). Si continuamos y resistimos, podemos ser agredidos, usados pero siempre en esta actitud de sostén facilitamos el medio que no le brindó en su día una experiencia suficientemente buena. Es por ello por lo que el holding y Winnicott permanecen de una manera u otra en el imaginario colectivo y en particular en el rol del profesional de salud, ya que por sus conferencias, charlas, emisiones radiofónicas, artículos y libros llegó a multitud de personas. Algunos de ellos le entendieron, no sin antes bucear mucho en un lenguaje aparentemente llano y claro que merece ser leído detenidamente varias veces para captar una forma de clínica más viva y agradable, más eficaz.

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