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Paz y Ciencia

miércoles, 29 de abril de 2009

El Dinero como Síntoma

En un receso he pensado en el Dr. G y he podido hablar con él. Me decía:
graves problemas sociales y un cambio de paradigma económico
yo me veo de maestro de escuela cobrando en huevos, leche y patatas
estamos en decadencia como especie dominante


(Pido disculpas a los economistas por el comentario)

Conectando conversaciones pienso en lo imaginario y en la fantasía. En la prensa, ubicua esta temporada, provocando enojo y frustración. Últimamente los semanarios y los periódicos se dedican a la crisis y a sus efectos, un incremento en la demanda de ayuda a los profesionales.
Y es que a mi humilde y honesto sentir la crisis genera un caldo de cultivo para que las angustias que estaban encubiertas o latentes emerjan con fiereza. Es un momento de "incertidumbre" donde no se puede estructurar el tiempo, el espacio y los modos de supervivencia. No se sabe qué nos deparará el "destino" y no podemos controlar lo que vendrá. Esto produce desasosiego. Perdemos la seguridad de una rutina, lo que significa para configurar nuestra identidad, muchas veces endeble, basada en el refuerzo social y que pasa de manera ineluctable por una profesión. Un predicado del sujeto.

Modelo depredador-presa

Marco teórico

Este modelo se considera como la primera teoría determinista sistematizada de la dinámica de poblaciones, creada por El matemático italiano Volterra.
El concepto depredador-presa se puede definir mediante un ejemplo ahora podemos considerar un hábitat en donde coexisten dos especies que interaccionan entre ellas. Por una parte, tenemos la especie P (la presa: conejos) y que en ausencia de depredadores, es capaz de crecer de forma ilimitada a una tasa de crecimiento a > 0 (los conejos se alimentan de hierba y en un ambiente sin depredadores y con recursos ilimitados, crecerá). Por otra parte, tenemos la otra especie D (depredador: zorros)
que en ausencia de presa y, por tanto, de comida, decrece con una tasa negativa ¡b. Es decir,

P0(t) = aP(t); si D = 0

D0(t) = ¡bD(t); si P = 0

Pero, obviamente, los zorros se comen a los conejos y, por tanto, la población de conejos se vera mermada en presencia de zorros y viceversa, la población de zorros se vera aumentada en presencia de conejos. Esta ley explica la interacción existente entre ambas especies y nos da pistas para encontrar los términos adecuados que modelicen esta situación. En términos de las tasas de crecimientos y mortalidad parece natural asumir que la tasa de mortalidad de la presa P debe ser proporcional al número de depredadores presentes, es decir, ¡cD, de forma que la tasa de crecimiento de P será a¡cD. De forma similar, la tasa de nacimientos del depredador D será proporcional al número de presas, eP , de forma que la tasa de crecimiento de este es de la forma ¡b+eP .


Pues este Dr. que se ve recibiendo los honorarios como Fernando Fernán-Gómez en "La lengua de las mariposas" cuando le dan un par de capones para que espabile al hijo del terrateniente.
Y es que las peores opiniones tildadas de catastróficas como las de Al Gore o las de los ecologistas de Green Peace se aproximan a las distopías escritas: 1984, Fahrenheit 451, Un Mundo Feliz, Watchmen, etc.
Tal vez somos predadores que acaban por devorar su propia cultura, en nombre de la voracidad, el deseo de tener. Construimos un lenguaje, una civilización y regredimos hacia un estado de funesta confianza en nuestro propio producto, la cultura. Confío en la calidad de la naturaleza humana y considero que la antropología y la sociología surgen de ésta. Me niego a mirar a la crisis como un factor externo que provoca trastornos, que es cierto, parece que todo provoca trastornos. La crisis no provoca trastornos, es la necesidad, el deseo, el déficit y la adaptación al medio ambiente lo que provoca trastornos. No obstante existen todavía posturas pseudomarxistas que entienden que es el capital lo que provoca los desequilibrios sociales. Es la búsqueda en el dinero de algo que no está ni estará nunca en el dinero, la dichosa y aburrida felicidad (vía dinero). Equivocamos prioridades, convertimos al primer plano lo que fue un elemento para poder funcionar, alegremente se me ocurre tratar el dinero como un síntoma de la infantilidad del ser humano que necesita una autoridad, un control, un reglaje y una medida de todas las cosas para poder tener unos límites que le definan. El dinero no es la medida de los hombres y en realidad no necesitamos demasiado dinero para vivir ni para ser, necesitamos dinero para aparentar y eso forma parte de nuestra naturaleza depredadora que devora a los débiles y ensalza a los fuertes (pobres-ricos). El Dr. G me lleva a pensar en un texto donde tengo la cartilla: "Tener y Ser", de Erich Fromm.

1 comentario:

simalme dijo...

Qué cierto...