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Paz y Ciencia

jueves, 21 de mayo de 2009

Las Botas de Agua


Las botas de agua

Esta es la historia de una niña que pisaba charcos y se lo pasaba pipa. Un buen día la maestra en la guardería le dijo que eso no se hacía, así que la castigó. Ella siguió pisando los charcos porque la verdad es que queda gracioso y es divertido mojarse y ver el agua chapotear, además, qué narices, quién esa señorita para decirle a una niña si puede o no pisar charcos. La verdad es que la niña tiene su derecho de ser algo incauta y poco precavida, la “seño” hacía su papel. La verdad es que dicha “seño” quedó en la memoria como un poco brujilla, sin embargo el tiempo ha contribuido a entender que hay ciertas cosas que no se hacen… pero de eso a no poder pisar charcos.
La niña creció y un buen día paseando por la ciudad en la que vive hizo un gran descubrimiento. Se encontró con unas botas de pisar charcos. Eran unas botas de plástico que deben de dar un calor tremendo en fechas veraniegas pero que están preparadas para pisar charcos, son las botas que el tiempo le ha prestado a la niña: “Aquí tienes tus botas de pisar charcos”. Unos cuantos años después pero siempre, buscando se encuentra la reparación. Así que ahora, con esas botas de pisar charcos, de plástico con florecitas pintadas puede acudir a clase, al trabajo o salir con sus amigas sin miedo a que la “seño” le castigue por pisar charcos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

NO TE PUEDES IMAGINAR LA ALEGRIA QUE ME DA QUE EXISTAN.
QUIZAS ALGUN DIA PUEDA PONERMELAS.