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Paz y Ciencia

sábado, 9 de mayo de 2009

Pierre Janet: Psicología de los Sentimientos

La acción primaria y la acción secundaria
LAS PERTURBACIONES DE LA SENSIBILIDAD Y EL
SENTIMIENTO VACÍO


En los casos anteriores en que hemos estudiado la pérdida de la función de lo real, hemos visto, unas veces, la duplicación de la personalidad, como en Anfitrión y Sosie, en la obra de Molière. 5 Otras veces hemos anotado la negación de las
cosas o la negación del individuo mismo en el espacio y en el tiempo cuando describimos el sentimiento de vacío. Todo lo anterior se ha hecho no a título de simple curiosidad, sino con objeto, por una parte, de conocer el mecanismo de
producción del fenómeno y, por la otra, para curar el estado morboso.
Normalmente, y en virtud del principio de ubicuidad, si se platica ante un auditorio es inútil que se busque al sujeto de la plática en otra parte, porque no se le hallará. Solamente el espíritu podrá alejarse, refiriéndose a imágenes o recuerdos
distantes; pero éstos teniéndolos como imágenes y recuerdos. El sentimiento de ubicuidad ("bilocation"), falseado y dependiente de ilusiones y de alucinaciones, puede consultarse en el libro La Inteligencia, de Taine (fábula de "La
oruga y la mariposa"), en que, en su metamorfosis, la segunda argumenta que es otra, porque no es al mismo tiempo como era antes. En la filosofía de Ribot pueden
encontrarse citas análogas en el estudio que hace de las enfermedades y duplicación de la personalidad, con pérdidas más o menos aparentes de las distintas sensaciones. El profesor Pick, neurólogo distinguido, ha hecho la exploración, con aparatos especiales, de los oídos y de los ojos, en individuos, por ejemplo, que afirman no oír o estar en la oscuridad y, sin embargo, sus alteraciones sensoriales sólo se
16 pueden explicar por perturbaciones imaginarias. La literatura es abundante. Entre los escritos dignos de mención acerca del mismo asunto, citaremos los de Denys y Camus.6 Por su, parte, James insiste en que nosotros sentimos las alteraciones viscerales del corazón, los pulmones, etc., a medida que se presentan. En la práctica, no es fácil apreciar esa impresionabilidad visceral, así como la del estómago y del intestino.
El orden que se ha señalado para la pérdida de las diversas formas de sensibilidad, es:
1. Pérdida de la sensibilidad general y especial.
2. Pérdida de las sensibilidades accesorias o kinestésicas
(sensaciones de movimiento que acompañan frecuentemente
a las percepciones).
3. Pérdida de las sensaciones viscerales.
En la pérdida de la función de lo real, y cuando se trata del sentimiento de vacío, sin embargo, el asunto no puede ser explicado por trastornos viscerales, para lo cual vamos a referirnos a dos hechos:
I. Un sujeto dice: "Estoy muerto, soy un cadáver y me encuentro en el fondo negro de una tumba. Hay el aniquilamiento de todo mi ser". Pero al hacer esta descripción, se detiene y agrega: "Excusadme, tengo que irme al momento para cubrir una necesidad urgente; voy a un lugar reservado, porque he tomado un purgante". "Je veux
aller au cabinet." Como se notará, esta persona no ha perdido la sensibilidad visceral y, sin embargo, tiene el sentimiento de vacío, cuya explicación no puede ser más que una alteración imaginativa.
II. Las sensaciones kinestésicas y las viscerales se perturban profundamente en padecimientos como la tabes o ataxia locomotriz, en que hay crisis gástricas tremendas, y en las neuritis, en que es muy común que haya zonas de analgesia,
unas veces, otras de hiperestesia y otras de anestesia visceral; y, no obstante todo ello, en los individuos portadores de tales dolencias no hemos encontrado pérdida de la función de lo real.
Con relación al asunto en cuestión, refirámonos a un ejemplo curioso: un capitán tenía alojada una bala en la cabeza, donde la conservó como cuerpo extraño. Las alteraciones que sobrevinieron fueron de significación. Decía: "Sufro mucho.
Estoy perdido en el desierto. No sé cómo andar en la calle, ni en qué cuartel existe mi casa, ni cómo he tomado la escalera para llegar aquí. Ahora sí estoy tranquilo, porque sé dónde me voy a dormir". Esta persona había perdido el sentido de la
orientación y de la dirección en el espacio, diferenciándose de las personas sanas, que saben las relaciones que tienen con los objetos y las cosas que las rodean. Todos los detalles poseen valor y pueden, en ,ciertas circunstancias, llegar a ser
interesantes.

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