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Paz y Ciencia

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Reglas del psicoanálisis

Del artículo PSICOANÁLISIS POSTMODERNO Arnold Goldberg, M.D.

en http://www.apdeba.org/publicaciones/2001/01/pdf/012001goldberg.pdf

Lo correcto es algo que impregna y envuelve al psicoanálisis.
Desde nuestra preocupación por la trasgresión de los límites hasta nuestra expectativa por una buena interpretación, nos empeñamos en ser honestos y útiles; en hacer lo correcto. Donde esta corrección y decoro aparecen en forma más prominente es en los esfuerzos de una práctica clínica conforme a un método prescripto y proscrito. Por eso todos los analistas alegan honra y respeto al método psicoanalítico, una colección de reglas, que acatadas en forma apropiada, deberían llevar, por una suerte de lógica interna, a un desenlace correcto. Para nuestra sorpresa inicial y
para nuestra posterior desilusión, los que adherimos a este plan hemos aprendido que a veces parecemos no poder cumplir todas las reglas; en otros momentos un cumplimiento al parecer fiel lleva a resultados lamentables, y en algunas ocasiones una total despreocupación por las reglas se vuelve la mejor ruta para una solución satisfactoria. Cabe entonces preguntarse si el método realmente se cumplió correctamente o si, por el contrario, nuestras reglas están equivocadas, o hasta si, extrañamente, la unión del psicoanálisis y lo correcto no es tan indiscutible.

Para buscar el origen del método psicoanalítico y las reglas a seguir (o ignorar) no hay que dirigirse al camino que trazó Freud, bien conocido por todos los analistas, sino a uno que está inestablemente situado entre dos citas. La primera atribuida al
analista Wilfred Bion que dijo: “Es difícil atenerse a las reglas.
En primer lugar, no sé cuáles son las reglas del psicoanálisis” (Bion, 1990). La segunda pertenece a un filósofo paladín del postmodernismo, Jean-Francois Lyotard, que nos dice que el postmodernismo es “incredulidad frente a las metanarrativas” y
sostiene también que toda la ciencia se legitima en referencia a una metanarrativa, que es un conjunto de reglas del juego (Lyotard, 1984, p. xxiv). De manera que Bion desconoce las reglas y Lyotard no confía en ellas. Y aunque quizá lo de Bion fue un
escabullirse lúdico, estaba también comunicando una verdad más profunda que podría sumarse a la de Lyotard. Ambos expresan un escepticismo y un recelo acerca de adoptar reglas que remiten a un método que puede, por su insistencia en lo correcto, estar más al servicio de la obligación y la distorsión, que al de la orientación.

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