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Paz y Ciencia

domingo, 3 de enero de 2010

Identidad

Conozco a una excelente persona, amante del psicoanálisis que está rastreando lo que puede sobre el concepto de identidad. La verdad es que es un tema princeps en psicoanálisis. Saber quienes somos para nosotros mismos y quienes somos para los demás. Las convergencias o no de estas dos imágenes. La identidad es lo que uno es cuando se desnuda de las coberturas que tiene levantadas en su vida ordinaria. La identidad dicen unos es estática, otros dicen que es dinámica, la identidad es un misterio polimorfo teñido de cientos de lecturas y es la piedra de toque de una ciencia que gira en torno al sujeto.
Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar.(Elliot Gould)

A la proporción, semejanza, unión e identidad del infinito no te acercas más siendo hombre que siendo hormiga.
(Giordano Bruno)

La globalización está provocando un obsesivo afán de identidad, que va a provocar muchos enfrentamientos. Nuestras cabezas se mundializan, pero nuestros corazones se localizan.
(José Antonio Marina, filósofo y educador)

Lacan nos habla del narcisismo para entender el ideal del yo y la identidad, Piera Aulagnier también lo hace, pero esto son teorizaciones. La identidad es algo dinámico, flexible y plástico cuando es sana, rígida y enquistada en la enfermedad. La identidad da buena cuenta de los deseos consustanciales a la naturaleza humana del sujeto y a sus pulsiones. Las coberturas, las estructuras defensivas son recursos que apuntalan la identidad y que la psicología del yo trata de reforzar en sus tratamientos. Mientras esto es así, el psicoanálisis busca cambiar la estructura y que de esta manera desaparezca el malestar. Malestar que muchas veces está escondido debajo de un espeso manto, de aguas turbias en forma de síntomas y oscuras demandas. La identidad es el artificio que ha de volverse natural para que su permeabilidad haga al sujeto más flexible a través de la exploración de su mundo interno, y esto resulta fascinante.
La autoestima del adolescente se alimenta dentro de la familia y posteriormente dentro del grupo de amigos, para lo cual es niño debió de haber registrado en su mundo interno la imagen de la madre -que a través de sus múltiples funciones maternales- le enseño a mantener el equilibrio interno y, posteriormente, le ayudo a separarse de ella, a quererse a si mismo, a construir su identidad, y por lo tanto, a obtener su autonomía. Si no existe esto en su mapa interno, no podrá mas que existir de manera simbiótica, dependiendo y utilizando a otras personas para que le ayuden a cumplir estas funciones vitales: el sostenimiento de su equilibrio interno, de su identidad y su autoestima.

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