PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

jueves, 28 de enero de 2010

Maslow: naturaleza interior y terapia

Cada uno de nosotros posee una naturaleza interior esencial, de tipo instintivo, intrínseca, dada, natural; es decir con un grado de determinación hereditaria apreciable y que tiene fuertemente a persistir.
Es conveniente hablar aquí de las raíces hereditarias, constitucionales tempranamente adquiridas, del yo individual; aun cuando dicha determinación biológica del yo sea sólo parcial y demasiado compleja para ser descrita sucintamente. En cualquier caso, se trata de un "material en bruto" más bien que un producto acabado ante el que reaccione la persona, quienes le rodean, su medio ambiente, etc.
Incluyo en esta naturaleza esencial interior las necesidades básicas de tipo instintivo, las capacidades, talentos, equipo anatómico, el equilibrio fisiológico o temperamental, las lesiones prenatales o natales y los traumas de los recién nacidos. Este núcleo interior se manifiesta en forma de inclinaciones naturales, propensiones o tendencias interiores. Resulta aún discutible el que podamos incluir los mecanismos de defensa y enfrentamiento, el "estilo de vida" y otros rasgos caracterológicos, conformados todos durante los primeros años de vida. Este material en bruto empieza pronto un proceso de conversión evolutiva hacia un yo, en cuanto comienza a entrar en contacto con el mundo exterior y a sostener una transición con él.

El psicólogo actúa en el supuesto de que para sus actividades existen dos mundos distintos, dos tipos de realidad, el mundo natural y el mundo psíquico, el mundo de los hechos inflexibles y el mundo de los deseos, esperanzas, temores, emociones; el mundo que se rige por leyes psíquicas. Esta diferenciación no resulta demasiado clara, excepto en sus extremos, cuando no existe duda alguna de que las alucinaciones, sueños y libres asociaciones son completamente legítimos y, sin embargo, resultan completamente diferentes de la legitimidad de la lógica y de la legitimidad del mundo que sobreviviría en el caso de que la especie humana desapareciera. Esta suposición no niega que dichos mundos puedan hallarse relacionados en incluso fundidos.
Puedo decir que muchos o la mayoría de los psicólogos actúan sobre esta suposición, aún cuando se encuentren perfectamente dispuestos a admitir que se trata de un problema filosófico insoluble. Todo terapeuta debe admitirlo o renunciar a sus funciones. Es un ejemplo típico del modo como los psicólogos soslayan las dificultades filosóficas y actúan "como si" ciertos supuestos fueran ciertos, aunque improbables, vgr. el supuesto universal de la "responsabilidad", "fuerza de voluntad", etc. Uno de los aspectos de la salud es la capacidad de vivir en ambos mundos.

Una neurosis no es parte del núcleo interno, sino más bien una defensa en contra de él o una evasión, así como una expresión falseada (bajo el dominio del temor). Generalmente es un compromiso entre el esfuerzo por buscar la satisfacción de las necesidades básicas en forma encubierta, disimulada o autodestructiva y el miedo a estas necesidades, satisfacciones y comportamientos motivados. Expresar las necesidades, emociones, actitudes, definiciones, acciones, etc. neuróticas, significa no expresar plenamente el núcleo interno o yo real. Si el sádico, el explotador o el pervertido dice: "¿Por qué no he de realizarme a mí mismo?" (vgr. matando), o "¿Por qué no he de realizarme yo a mí mismo?", la respuesta para ellos es que tal expresión es una negación y no una expresión de las tendencias instintivas (o del núcleo interno).
Cada necesidad, emoción o acción afectadas de neurosis supone para la persona una pérdida de capacidad, algo que no puede hacer o no se atreve a hacer a no ser en forma solapada e insatisfactoria. Por añadidura, generalmente ha perdido su bienestar subjetivo, su voluntad, su sentimiento de autocontrol, su capacidad de placer, su autoestima, etc. Está empequeñecido como ser humano.

Debemos formular en forma explícita lo que todos aceptamos implícitamente, que nuestro tipo de trabajo es sentido a veces profundamente y surge de motivaciones personales profundas, que algunas veces nos identificamos con los objetos de estudio en vez de separarnos de ellos, que normalmente nos encontramos estrechamente implicados y que debemos estarlo, si no queremos que nuestro trabajo sea una patraña. Debemos también aceptar con honestidad y expresar con sencillez la profunda verdad de que la mayor parte de nuestra labor "objetiva" es simultáneamente subjetiva, que nuestro mundo exterior es frecuentemente isomórfico con nuestro mundo interior, que los problemas externos que estamos tratando científicamente son a menudo nuestros propios problemas internos, y que nuestras soluciones a estos problemas constituyen también, en principio, autoterapias en el sentido más amplio.

Selección de fragmentos.
Abraham Maslow. "El hombre autorrealizado". Págs. 236-266. Ed. Kairós, 2007. Barcelona.

No hay comentarios: