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Paz y Ciencia

viernes, 8 de enero de 2010

Un humanista no cristiano: Fromm

Este escrito está recogido como "Combatamos la idolatría" en el el libro "El humanismo como utopía real". Escrito en 1975 en forma de octavilla, llevaba el título "Un humanista no cristiano se dirige a los cristianos humanistas".

Hoy presenciamos el nacimiento de una nueva forma de antihumanismo, de idolatría (a menudo, racional, muy abstracta). Esta nueva idolatría no se presenta ya bajo la forma de las antiguas religiones paganas, sino que frecuentemente se oculta bajo el manto de las grandes Iglesias y constituye lo que es la esencia de la religiosidad anticristiana, antijudía, antimusulmana y antibudista.

La idolatría no es la adoración de ciertos dioses en lugar de otros, ni de un solo Dios en vez de muchos. Es una actitud humana, la actitud de cosificar todo lo vivo. Es un sometimiento del hombre a las cosas, su propia negación como ser viviente, inacabado y superador del ego. Los ídolos son dioses que no liberan: adorando a los ídolos, el hombre se constituye como prisionero y renuncia a la liberación. Los ídolos son dioses que no viven: adorando a los ídolos, el hombre mismo se enerva.

El concepto moderno de enajenación expresa la misma idea que el concepto tradicional de idolatría. El hombre enajenado se arrodilla ante la obra de su mano y ante las circunstancias que él mismo ha creado. Las cosas y las circunstancias se hacen sus amas, se ponen por encima de él y en contra suya, mientras que él deja de sentirse portador creativo de vida. Se enajena de sí mismo, de su trabajo y de sus semejantes.

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