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Paz y Ciencia

miércoles, 7 de abril de 2010

Madres

Tener una madre enferma es algo que un infante no puede soportar, el bebé tiene una dependencia total de su madre y luego una dependencia relativa a medida que va creciendo. Muchas madres tienen una capacidad hermosa y considerable de manejarse con eficacia con sus hijos aun pasando malas temporadas sin embargo los bebés, muy sutiles en la captación de los sentimientos de la madre reaccionan ante esto. La teoría del apego, por ejemplo, explica como es importante el tipo de vínculo que se desarrolla entre madre e hijo, después el papá pasa a formar parte de la tríada siendo una parte esencial, lo que muchos llaman el desarrollo del complejo del Edipo y su resolución, que encara la salud.
Sobre madres enfermas escribió también Winnicott, estas madres transmiten inseguridad, ansiedad, incertidumbre y existen experimentos según los cuales se desprende que hay patrones que explican el apego inseguro, ambivalente o ansioso que han tenido en la díada. Cada patrón de apego hace reaccionar de una manera diferente al bebé.
Cuando el bebé ya ha crecido y tiene una predisposición temperamental, troquelada por la actividad psíquica en esos años sensibles, ya que sabemos por las neurociencias que los microtraumas y los traumas pueden también modular la fisiología cerebral, la persona también tiene una herencia ambiental.
Winnicott hablaba del "environment" como un potente refinamiento profiláctico de los problemas psicológicos, una persona que ha tenido un mal comienzo pero que después se le ha brindado un sostén apropiado y una contención puede ser un individuo sano.
Por otro lado, nos encontramos con mujeres que sufren mucho y que transmiten ese nerviosismo a sus hijos, a veces incluso haciendo una inversión de roles donde la cuidada es la madre. Los niños tienen una alta capacidad de flexibilidad y a veces leyendo según que textos psicoanalíticos clásicos (e incluso actuales) parece que el niño es una tabula rasa que se moldea por acción de sus padres como si todo lo demás no existiera. Un niño se puede criar con un familiar o una persona especializada (cuestión frecuente en período de guerras) sin mayor problema que la nostalgia de una madre biológica.
Debemos ser más cautos a la hora de hablar de esas madres que sufren y que tal vez ya son demasiado mayores para consultar en salud mental o en ambientes "psi", estas personas no deben dejarse llevar y lo saludable es seguir luchando por la conducción de una cura con un analista.
Se ve cada vez más un perfil de demandante en psicoterapia que exige que se aminoren sus síntomas pero que no quieren modelar su forma de ser, no quieren expresar sus sentimientos profundos, no quieren hacer una introspección, son malos candidatos a un psicoanálisis pero hay que brindarles un trabajo alternativo, reglado y riguroso para cambiar esas estructuras caracteriales que provocan sufrimiento.
El psicoanálisis se ha preocupado de los infantes pero las madres sufren, cierto es que en infinidad de ocasiones son ellas las que por exceso de celo o desatención dejan en la intemperie psicológica a su hijo pero estas personas también necesitan una ayuda, una frase que se oye mucho, sobre todo en personas que creen no tener ningún problema (mal indicador del éxito de una psicoterapia) es "a muchas personas les vendría bien un tratamiento".
Desde aquí transmito mi solidaridad hacia las madres pero eso sí, denunciando el profundo dolor que pueden hacer sufrir a sus hijos cuando en la fantasía construyen el lazo vincular como tóxico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ah! Las madres. Mujeres de las que se espera todo; todo es lo que ellas están dispuestas a dar y dan. Cada una con sus personales vivencias, formación, inteligencia, trabajo y su saber hacer. Todas ellas con “sexto” sentido para interpretar las necesidades de ese recién nacido. No existe un "Ministerio" que les diga: ¡Tranquilas! Ahora vais a tener orientación, ayuda para poder sobrellevar lo más importante que se añade a vuestra vida. No, lo que te encuentras es que, además de una enorme responsabilidad, desde el instante en que nace un hijo, estés repuesta físicamente o no, el cuidado y la evolución de ese hijo depende de ti.
Puede asustar leer la gran dependencia que un hijo tiene de una madre, o persona que le sustituya, pero considero que escritos como este son fundamentales para ayudar a comprender la importancia de analizar nuestro propio estado y solicitar ayuda si se necesita. Así que, bienvenida toda la información posible.