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Paz y Ciencia

sábado, 29 de mayo de 2010

Freud, La iniciación del tratamiento

La singular conducta de los enfermos que saben conciliar un conocimiento consciente con un desconocimiento del mismo elemento, permanece inexplicable para la psicología llamada normal. Para el psicoanálisis, que reconoce la existencia de un psiquismo inconsciente, no supone dificultad ninguna. Pero, por otra parte, el fenómeno descrito constituye uno de los mejores apoyos de una teoría que nos aproxima a los procesos anímicos tópicamente diferenciados. Los enfermos conocen los sucesos reprimidos en su pensamiento, pero éste carece de un enlace con el lugar en el cual se halla contenido de algún modo el recuerdo reprimido. Para que pueda iniciarse alguna modificación, es necesario que el proceso mental consciente haya penetrado hasta aquel lugar y haya vencido las resistencias de la represión. Es como si un Gobierno decreta la aplicación de un criterio de benignidad al enjuiciamiento de ciertos delitos. En tanto que el Ministerio de Justicia no haya comunicado a los tribunales la resolución del Gobierno y mientras los jueces y magistrados no se resuelvan a atacarla, las sentencias no acusarán modificación alguna. Haremos constar, sin embargo, como rectificación, que la revelación consciente de lo reprimido al enfermo no permanece totalmente sin efecto. Si no conseguimos con ella el fin deseado de poner un término a los síntomas, trae consigo, en cambio, otras consecuencias. En un principio provocará resistencias; pero, una vez vencidas éstas, estimulará un proceso mental en cuyo curso surgirá por fin la acción esperada sobre el recuerdo consciente.

Fragmento de "La Iniciación del Tratamiento" (1913). Sigmund Freud

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