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Paz y Ciencia

viernes, 30 de julio de 2010

Cyrulnik y otros, formas de ver le trauma



La existencia de la obra de Boris Cyrulnik da un vuelco a los preceptos que hasta entonces se habían valorado en torno al hecho de la traumatización. También difieren de la obra de Onno Van der Hart en "El yo traumatizado". Cyrulnik defiende en textos como "Los patitos feos", que la trumatización puede ser resuelta si se tiene un punto de anclaje, esto es, alguien con quien construir una nueva imagen del yo. Comenta que una víctima se veía como alguien horroroso y detestable, se introdujo en actividades delictivas pero la aparición en escena de una jueza comprensiva (en funciones de madre) hizo que tuviera un voto de confianza y finalmente cedió a ésta su diploma de formación.
Cyrulnik habla de "Oxímoron" para referirse a lo que Freud llamaba escisión del yo y Onno van der Hart comenta como disociación estructural del yo, en una parte aparentemente normal y una parte emocional, esta última cuando se activa aparecen los comportamientos erráticos.
Las personas que han vivido experiencias traumáticas han sido tratadas por la literatura como personas que debían soportar el yugo de la esclavitud al dolor, no obstante Cyrulnik nos expresa que el yo se sostiene en la imagen del otro, que se apuntala a partir de la presencia de un contexto socioemocional y si se le brinda a esa persona una experiencia, que antes hubiese sido llamada emocional correctiva (F. Alexander).
Boris Cyrulnik estuvo en un campo de concentración, de donde escapó con 6 años, después anduvo por albergues hasta que encontró una "familia" que le introdujo en la lectura el gusto por el estudio y así él se quiso formar como médico psiquiatra para dar sentido a lo que había vivido. Sobre esto hay paralelismos con la obra de Victor Frankl, "El hombre en busca de sentido". Donde se repite que "quien tiene un porqué para vivir puede soportar cualquier como", frase de Nietzsche, quien también sufrió de graves dolencias físicas y psicológicas.
Cyrulnik sabe de la importancia de tener una fuente de calor humano donde resguardarte cuando todo se cierne sobre ti, él lo vivió y tuvo la suerte de encontrar una simiente para empezar a crecer desde la raíz de nuevo, integrando sus vivencias de otra manera. Está claro que no se puede olvidar, pero frente a la psicoterapia o el trabajo en el hogar, al que Winnicott daba mucha importancia, como muestra pueden leer el caso de la niña llamada cariñosamente "The Piggle". Un hogar como punto de partida, parafraseando uno de los textos de Winnicott, y una psicoterapia fuera de los cánones establecidos en el período clásico, donde las catexias, la líbido y toda una jerga que distanciaba al paciente traumatizado de su terapeuta eran elementos interfirientes en el crecimiento del individuo sufriente.
Cyrulnik nos explica con gran conocimiento que la edad de ese sufrimiento influye en la psicogénesis del conflicto y su resolución. Lo más importante a mi modo de ver es que todo trauma puede ser superado si se encuentra un medio ambiente suficientemente bueno con un apego seguro al cuidador y en su caso, una psicoterapia empleando estos principios. Cyrulnik también es psicoanalista y esto sin duda le ha ayudado a construir sus tesis, influenciado por Balint y Bowlby entre otros ha sabido llevar a la literatura científica unos brillantes libros que ayudan a ver el dolor como un estado pasajero del que se saca un aprendizaje y una reconstrucción emocional, un halo de esperanza, en términos winnicottianos "una señal de esperanza", como acostumbraba a decir el analista-pediatra inglés en relación de las actividades delictivas, a la espera de buscar alguien que le cobije por esa especie de traición de la función de "container" de la sociedad, diría Bion.

1 comentario:

Adriana dijo...

Importante el aporte de Cyrulnik.