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Paz y Ciencia

domingo, 6 de febrero de 2011

Otra dimensión de Freud

No soy infelíz, al menos no más infelíz que otros. Sigmund Freud.

Estas palabras son de la entrevista realizada cuando Freud tenía setenta años, un cáncer del maxilar le hacía la cara tensa, sus facciones transmitían dolor y tristeza, había sido despojado por la guerra y el antisemitismo de muchas posesiones, su única posesión era su conocimiento sobre la mente humana. Leyendo el material que he presentado abajo (la entrevista), vemos a un Freud, en una época que no se suele popularizar, probablemente porque los americanos hayan difundido la imagen de Freud de la primera época, la preanalítica y sus primeros bosquejos. Cuando un nuevo paradigma está en construcción tiene que relevar a los antecesores. Freud encontró muchas resistencias. El problema del sexo era una barrera que todavía en el siglo XXI permanece. Ahora bien, Freud también habla de la evolución natural del análisis y de su impronta, él "sólo" aportó luz a los procesos psíquicos, hizo ver que somos seres que funcionamos con procesos inconscientes, que esto influye en nuestros sentimientos.
Sus seguidores fueron radicales, escribiendo y trabajando sobre la literalidad de las piezas de Freud, sin embargo el mundo cambia, Freud murió y su legado nos transmite que no era esa imagen que nos venden en bazares, ese cerebro con forma de mujer, o esos anuncios de clubs de señoritas con su imagen, como un icono de la sexualidad. Él hablaba más de la sensualidad, de la sexualidad sin contacto entre los genitales, él hablaba de una cultura distinta. Por eso, es interesante conocer a Freud, padre de la psicoterapia, quien reinvindicó el papel de lo anímico en la cura, un señor que fue más espiritual a medida que fue sufriendo pérdidas, el ejemplo más radical lo tendríamos en los textos de Frankl: "El Hombre en Busca de Sentido", y en las ácidas críticas al primer psicoanálisis de Freud, el iniciador, por parte de este último.
Freud parece asumir la muerte y habla de sus textos sobre el principio de muerte (tanatos) y el principio de vida (eros). Cuestiones que hilvana durante la guerra y le hace ver un mundo que, considera él, preanuncia Nietzsche en "Así habló Zaratustra".
Estoy mucho más interesado en este capullo de lo que me pueda acontecer despues de estar muerto.
Así, muestra su sensibilidad, hombre que había representado una figura de autoridad, casi autoritaria y había difundido el papel del psicoanalista como una persona que realizaba un trabajo aséptico.
Para conocer a Freud hay que leer la biografía de Ernest Jones, su autobiografía, sus trabajos técnicos y los historiales clínicos. Así se puede medir mejor la temperatura y el calibre de la profundidad de su pensamiento, encomiable. Freud mismo dice en esa entrevista que el psicoanálisis cambia, como así cambió su propio pensamiento y obra a lo largo de su vida.

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