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Paz y Ciencia

martes, 14 de junio de 2011

Curiosamente

Hay personas que prefieren "jugar" como playing en el espacio analítico y les "molesta" hablar de su "enfermedad", éstas son personas que establecen un sano vínculo terapéutico. Hay que recordar que el terapeuta no debe olvidar por qué está esa persona en el consultorio, demanda que va evolucionando.
El conflicto psíquico es algo que no coincide generalmente con el motivo de consulta, por ejemplo una persona se puede quejar de angustia y haber padecido malos tratos en la infancia, abusos que le hayan marcado la confianza en los hombres, esto llevarle a las drogas y a la huída de su hogar de origen.
En este caso vemos como el motivo de fondo no coincide con el motivo de consulta, que suele definirse de forma relativamente concreta.
Otras personas prefieren trabajar, y otras escuelas así lo apoyan, más cercanas al modelo médico, atender el motivo de consulta, la ansiedad, la depresión, etc. Esto está bien, creo que sería inoportuno realizar una regresión con un paciente con una depresión mayor que él considera que nunca ha tenido una fuente de calor humano y se siente desposeído.
Por tanto hay que trabajar a niveles, en función del timing terapéutico, de la persona y de los objetivos que se vayan concretando. El objetivo fundamental es cambiar la manera de ser, porque como Erich Fromm y otros dicen, "sufrimos por nuestra manera de ser". Así que un tratamiento integral está destinado a cambiar la manera de construir la realidad y ver el mundo, construir la imagen interna y externa del self y atender a las relaciones sociales y laborales que vayan apareciendo.

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