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Paz y Ciencia

sábado, 24 de septiembre de 2011

Espiritualidad, un concepto ajeno a lo empírico.

Es propio de la naturaleza humana el trascender los dominios de lo objetivo. Sin embargo, la ciencia convencional y las corrientes psicológicas estándar son ajenos al dominio de aspectos trascendentes.
Sobre este tema podríamos escribir muchas líneas pero procuraré no extenderme demasiado.
Por centrarme en los contenidos psicológicos y psiquiátricos hay que decir que revisando manuales de psiquiatría podemos ver "criterios" para orientar el diagnóstico, según los cuales, aquellas personas que tienen creencias "excéntricas", factor subjetivo a criterio del observador-terapeuta se asimilan a lo que se ha denominado "esquizos". Esto es una absoluta falacia. Veamos la definición de espiritual de la RAE: (Del lat. spirituālis).
1. adj. Perteneciente o relativo al espíritu.
2. adj. Dicho de una persona: Muy sensible y poco interesada por lo material.
Y del espíritu:espíritu.




(Del lat. spirĭtus).
1. m. Ser inmaterial y dotado de razón.
2. m. Alma racional.
3. m. Don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas. Espíritu de profecía.
4. m. Principio generador, carácter íntimo, esencia o sustancia de algo. El espíritu de una ley, de una corporación, de un siglo, de la literatura de una época.
5. m. Vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para obrar. Los espíritus vitales.
6. m. Ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo.
7. m. Vivacidad, ingenio.
8. m. diablo (‖ ángel rebelado). U. m. en pl.
9. m. Vapor sutilísimo que exhalan el vino y los licores.
10. m. Parte o porción más pura y sutil que se extrae de algunos cuerpos sólidos y fluidos por medio de operaciones químicas.
11. m. Signo ortográfico con que en la lengua griega se indica la aspiración o falta de ella

La dimensión espiritual es un pilar fundamental para muchas personas, desde lo religioso, lo místico, lo astrológico o la transpersonal, por citar algunos ejemplos. Se trata de abordar aspectos privados, íntimos, sensibles y delicados de la persona para poder potenciar sus cualidades y conocer los resortes de su persona. En psicoterapia es absurdo calificar/diagnosticar a una persona por tener experiencias fuera del plano común y tildarla de esquizofrénica, psicótica o esquizotípica. Es castrante para la persona y además sitúa al profesional en una posición de saber absoluto y de censor de sus atributos más internos. Interpretar como síntomas estas creencias es un fracaso de la psicoterapia y una forma de reduccionismo absurdo que distancia al consultante de la comprensión y la aceptación incondicional del terapeuta. Se dibuja, por tanto, una situación asimétrica, rozando el poder que subyuga al paciente a una "ciencia" que se basa en signos y síntomas, en el sentido convencional de la psiquiatría y la psicología.
Ahora les añado un fragmento de un trabajo de Fernando Rodríguez Bornaetxea, de la UPV sobre lo transpersonal:
En el primer número del Journal (1969), Toni Sutich propuso esta definición: "Transpersonal es el título dado a una fuerza que emerge en el campo de la psicología por obra de un grupo de psicólogos y de profesionales de otros campos, quienes se interesan en esas capacidades y potencialidades humanas últimas que no tienen lugar sistemático en una teoría positiva o conductista (primera fuerza), en la teoría psicoanalítica clásica (segunda fuerza) ni en la psicología humanista (tercera fuerza). Esta emergente psicología transpersonal (cuarta fuerza) se ocupa específicamente del estudio científico empírico y de la implementación responsable de los descubrimientos pertinentes, del devenir, las meta-necesidades del individuo y de la especie, los valores últimos, la conciencia unitiva, las experiencias cumbre, los valores B, el éxtasis, la experiencia mística, el temor reverencial, el ser, la autorrealización, la esencia, la beatitud, el prodigio, el sentido último, la trascendencia del sí mismo, el espíritu, la conciencia cósmica, la sinergia del individuo y de la especie, el encuentro máximo interpersonal, la sacralización de la vida cotidiana, los fenómenos trascendentes, la autoironía y el espíritu de juego cósmicos, la máxima toma de conciencia personal, la capacidad de respuesta y expresión, y conceptos, experiencias y actividades relacionadas con todo ello. En cuanto definición, esta fórmula ha de entenderse como sujeta, parcial o totalmente, a interpretaciones individuales o grupales optativas con respecto a la aceptación de sus contenidos como esencialmente naturalistas, teistas, sobrenaturalistas, o de cualquier otra designación clasificatoria". (Sutich:1969a)







En 1992, 23 años después de la definición que venimos de citar, Lajoie, D.H.y Sapiro, S.I. hicieron un estudio exhaustivo de las diferentes definiciones de Psicología Transpersonal que ha proporcionado la literatura psicológica. Los autores cuantificaron los temas más frecuentemente mencionados en las 40 definiciones seleccionadas entre las 202 fuentes consultadas y propusieron una nueva definición: "La Psicología Transpersonal se dedica al estudio del más alto potencial de la humanidad y al reconocimiento, comprensión y realización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes". (Lajoie & Shapiro:1992)

Como se puede observar, la nueva definición es una sucinta integración de los temas fundamentales. No aparecen temas como "más allá del ego o del self", "experiencia transpersonal", "transcultural", "holística", etc, que siempre habían caracterizado al movimiento. De todas formas, como señala M.A.Vich (1992), tanto la psicología transpersonal como su definición continuarán evolucionando, puesto que, a pesar del camino recorrido, este ámbito de la psicología es sobre todo un proyecto en marcha.

La Psicología Transpersonal surge para abordar cuestiones que la Psicología mayoritaria había marginado debido a una serie de creencias falsas que funcionan como limitaciones para la comprenssión de la naturaleza humana. La primera de estas falsas creencias es que el desarrollo psicológico cesa al acceder a la madurez, creencia que comienza a ser desmentida desde las propias instancias de la Psicología Evolutiva oficial. La segunda es que la salud psicológica puede ser deducida del estudio de la patología. La tercera, que las experiencias místicas o transpersonales son insignificantes o patológicas.

Acompañando a estas creencias falsas, la psicología tradicional ha evolucionado en base a los métodos aceptados por la comunidad científica y, como dijo Maslow, cuando la única herramienta es un martillo, todo empieza a parecerse a un clavo. El cientifismo y su soporte filosófico, el positivismo lógico, que se pretenden la única forma válida de producción de conocimiento, han sido un lastre importante para la evolución del saber antropo-social, empujándole hacia una concepción anticuada de las ciencias naturales. Paradójicamente, en el mismo momento que la conciencia era eliminada de la psicología en nombre de la física, esta progresista disciplina volvía a necesitar de la conciencia para formular las leyes de la mecánica cuántica.













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