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Paz y Ciencia

viernes, 23 de septiembre de 2011

La Culpa, una viñeta clínica


Hoy me he vuelto a encontrar con "el muro" erigido por una consultante. Una persona muy defendida y "maltratada", si me permiten la expresión, por el tratamiento de varios psiquiatras y psicólogos.
Una mujer crítica, con capacidad de reflexión y algo trabajada en el plano de la mirada hacia dentro.
Sin embargo, como suele ocurrir con un sensible miedo a explorar los contenidos de su mundo interno. Manifiesta que se ha encontrado más cómoda en tratamientos de índole conductual. La reactividad de esta paciente hay que tenerla en consideración, sin lugar a dudas.
Explicaré lo que quería manifestar. Esta persona expresa la palbra "culpa" con frecuencia. Es una persona muy exigente consigo misma y con los demás. Idealiza y devalúa en poco tiempo a las personas. Tiene un fondo melancólico y un pobre autoconcepto.
Si voy "al grano", quisiera compartir con ustedes un tema delicado. Ella considera que no tiene la culpa su familia de lo que ha vivido. Hay que decir que su madre estuvo y está enferma con un problema serio de tipo psicótico. La paciente es de mediana edad y la verdad es que invierte mucho tiempo en pensar, falta de cariño, tras una ruptura con su marido, se ha derrumbado su mundo y se ha desintegrado los pilares que le apuntalaban. Su crítica, mujer avezada, con experiencia en estos terrenos de la atención psicológica me señalaba que la culpa no la puede tener su madre, que la culpa era suya.
Estamos hablando en ambos casos, como le he señalado, de reduccionismos. Los problemas son multivariables, afectan problemas del entorno y del "intorno", en palabras de Castilla del Pino, creador de neologismos muy jugosos. Sigo, culpar a los padres puede servir de lenitivo en determinadas épocas para desplazar la angustia y taparla superficialmente. Es propio de adolescentes y de personas que han sufrido con sus padres. Sin lugar a dudas existen muchos casos, obvio para los que se dedican a este trabajo, en el que la estructura familiar es un reflejo de lo que interioriza y representa la persona. No se trata de culpar, aunque leyendo de una determinada manera la literatura psicoanalítica y alguna otra se puede llegar a este tipo de conclusiones culposas para los padres. Los padres, todos o casi todos, adoran a sus hijos, quieren lo mejor para ellos y se vuelcan al máximo, ahora bien, como todos en la vida pueden fallar. El niño que está creciendo es especialmente sensible ante las inconsistencias y el sufrimiento de la madre. Si la madre no está bien, es difícil que el hijo o hija pueda crecer con un apego seguro. Como hermana mayor que es, ha servido de "paraguas" de la patología de su madre de cara a su hermana menor, diez años menor. Ésta es una cuestión, entre otras, que hay que trabajar en la psicoterapia porque sin querer culpar a nadie, nadie tiene la culpa y creo que esto debe subrayarse más aún con pacientes con esta tendencia señalada.
Por otro lado, el culparse a sí misma forma parte de lo que se podría llamar (teorizando) un superyo punitivo, severo, estricto y rígido que "mortifica" a la persona y le censura, critica y castiga. Se trata de que esta persona entienda cómo ha crecido con esos valores normativos y morales tan rígidos para que pueda sentir menos "presión" en relación a sí misma y conseguir estar en paz y dejar de agredirse.
Las propuestas que le han hecho hasta ahora son meramente conductuales, las menos reactivas para ella, pero ahora se trata de construir una estructura donde no la hay.

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