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Paz y Ciencia

jueves, 26 de enero de 2012

Las adicciones y el vacío

No podemos dejar de ser dependientes
Pero si podemos elegir de qué ser dependientes

Dejar de consumir una sustancia produce un desequilibrio en el organismo y en la psique.
El síndrome de abstinencia tiene que ver con que los neurotransmisores necesitan ("piden") esa sustancia para volver al "equilibrio" anterior. Sin la sustancia tóxica aparecen síntomas de ansiedad, depresión, irritabilidad, etc. Todo esto depende de la sustancia y de la reacción del individuo, con lo cual es idiosincrásico.
Por otro lado está la sensación de falta, de carencia de esa sustancia, para empezar la pérdida del hábito, por ejemplo el consumo se puede haber asociado a la evasión, a la relajación, a la desconexión del estrés laboral o familiar, a olvidar recuerdos que atormentan a la persona y no le dejan dormir en paz, etc. El toxicómano (fea expresión) no es una persona deleznable, tal y como mucha gente transmite o piensa. Es una persona enferma. Y hay que entenderla, escucharla y comprenderla, porque tiene sus motivos y no es un vicio en el sentido en que se le da en estos casos.
Una cuestión curiosa es que cuando una persona deja una sustancia se vuelca en otra para llenar el vacío, para evadirse, para cubrir su angustia, muchas veces sin darse cuenta, sin ser consciente. Las personas de alrededor, especialmente familiares, sufren con esa conducta y poco a poco se va deteriorando el "psiquesoma" de la persona que consume la sustancia. Esto se estudia desde lo que se llama "Patología Dual", es decir la coexistencia de un problema psíquico y una adicción. En la mayoría de los casos esto se puede gestionar en régimen ambulatorio y suelen precisar una cobertura farmacológica especializada además de una psicoterapia para trabajar qué es lo que les lleva al consumo, las raíces del sufrimiento. Es importante detectar este problema en fases precoces para que la droga no se instale como leitmotiv de la vida de la persona, como una "gasolina" para seguir sobre-viviendo. Se ha moralizado mucho el consumo de drogas y tal vez se han tomado medidas todavía vigentes demasiado paternalistas al respecto, pero aquellos que viven de cerca estos problemas saben que las drogas, y hablo desde la marihuana, el alcohol, cocaina o drogas de síntesis, pueden acabar con la persona y la familia.

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