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Paz y Ciencia

martes, 6 de marzo de 2012

Khalil Gibran Poeta y Ensayista Libanés (1883-1931)




Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Los hombres que no perdonan a las mujeres sus pequeños defectos jamás disfrutarán de sus grandes virtudes.
Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que ha hecho no te fijes en lo que ha logrado sino en lo que aspira a hacer.
No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir.
La más bella palabra en labios de un hombre es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía.
El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan cierto como que el sol penetra corazones