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Paz y Ciencia

domingo, 15 de abril de 2012

Angustia




La angustia es un estado de expectación de un peligro y de opresión. Equivale a la ansiedad, y ambos términos traducen indistintamente la palabra alemana Angst. Se distingue del nerviosismo por el hecho de que un individuo que lo padece puede presentar una diversidad de síntomas salvo la tendencia a la aungustia e, inversamente, un individuo angustiado puede no estar nervioso.
Freud presenta la angustia como un impulso libidinal originado en el inconsciente e inhibido por los mecanismos de defensa del individuo. Convergen algunas excitaciones sumamente intensas para provocar una situación traumatizante y desencadenar afectos penosos.
La angustia desorganiza el comportamiento sin que el sujeto comprenda la causa profunda. Así se distingue del temor, creado por un objeto determinado. Freud ha precisado esta distinción designando el miedo ante un peligro exterior con la expresión angustia real (Realangst). La angustia propiamente dicha se califica de angustia neurótica en el sentido de que el individuo espera constantemente un infortunio sin fijar su atención en ninguna realidad determinada. En cambio, el miedo y el terror son provocados por un peligro inmediato para el que el sujeto no está preparado; se distingue de las dos formas precedentes de la angustia porque precisamente para defenderse del terror el hombre se angustia.
El individuo adquiere la experiencia de la angustia desde el nacimiento. Así, Freud explica que el nacimiento es "el primer hecho angustioso y, en consecuencia, la fuente y el modelo de toda angustia". Otto Rank (1884-1939) ha desarrollado esta cuestión precisando que el trauma del nacimiento (título de un famoso libro)es la fuente y el origen del inconsciente. El caso típico del estado de angustia es el que el experimenta el niño cuando se deja a solas en una habitación oscura. Esta situación le recuerda inconscientemente su situación intrauterina. Toda sensación de angustia remite, de este modo, a la angustia fisiológica, respiratoria, que acompaña al nacimiento.
Cuando el individuo no logra borrar las huellas de dicho trauma del nacimiento, aparecen los problemas neuróticos, que se relacionan con una amenaza relativa a una tensión sexual. La ausencia de relaciones sexuales (voluntaria o involuntaria) o el coito interrumpido, según Freud, puede dar origen a la neurosis. Al analizar este mecanismo, Freud ha definido como neurosis de angustia aquello que teníamos la costumbre de designar como neurastenia. Asimismo, ha demostrado que la angustia no es solo una fuga de la líbido, sino también una forma de expresión de la líbido. El conflicto entre las tensiones libidinales y el yo se resuelve mediante una descarga de la líbido en forma de angustia, sin pasar por una elaboración psíquica y provocar síntomas somáticos.
Resulta necesario diferenciar la neurosis de angustia de la histeria de angustia. Esta última aparece cuando la angustia se fija sobre un objeto preciso, que hace de sustituto de la causa real y evoluciona en fobia. Los síntomas de la histeria de angustia reemplazan, por asociación, la reviviscencia de experiencias traumáticas. En ocasiones desembocan en una neurosis obsesiva. En la medida en que -a diferencia de los síntomas de la neurosis de angustia- los síntomas de la histeria de angustia dan por resultado un ejercicio psíquico de conversión de la energía libidinal, Freud señala que la neurosis de angustia es el fundamento somático de la histeria de angustia.

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