PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

miércoles, 4 de abril de 2012

"El Arte de la Prudencia" Baltasar Gracián


Atajo para ser una buena persona: saber relacionarse. Es muy eficaz el trato: se comunican las costumbres y los gustos, se contagia el carácter e incluso, sin sentir, la inteligencia. Debe procurar el impetuoso juntarse con el reflexivo, y así en los demás caracteres. Con esto conseguirá la moderación sin violentarse.
Es gran destreza saber adaptarse. La alternancia de contrarios embellece el universo y lo sustenta. Si es causa de armonia en la naturaleza, con más motivo en la moral. Es conveniente usar esta práctica advertencia al elegir amigos y "servidores". Con el contacto de los extremos se alcanzará el justo medio.

No ser acusador: Hay hombres de carácter fiero que todo lo consideran delito, y no por pasión, sino por naturaleza. Condenan a todos: a unos porque hicieron, a otros porque harán. Esto indica un ánimo peor que cruel, vil. Acusan con tal exageración que de los átomos hacen vigas para sacar los ojos. En cada puesto convierten en torre de vigilancia lo que fuera un paráiso. Pero si además hay pasión, de todo hacen extremos. Por el contrario, la ingenuidad encuentra disculpa para todo en la intención o en la inadvertencia.

No esperar a ser un sol que se pone:Es una máxima de los prudentes dejar las cosas antes de que ellas los dejen. Uno debe saber hacer un éxito de la muerte misma. A veces el sol, con buena luz, suele retirarse a una nube porque no se vean caer, y deja con la duda de si se puso o no. Que no aguarde a que le vuelvan las espaldas, pues le sepultarán vivo para su propio sentimiento y muerto para la estima. El predunte jubila con tiempo al caballo de carreras y no aguarda a que, cuando caiga, se rían en medio de la prueba. La belleza debe romper el espejo con tiempo y con astucia, y no con impaciencia después de haber visto su error.

Tener amigos:Es el segundo ser. Todo amigo es bueno y sabio para el amigo. Entre ellos todo sale bien. Uno valdrá tanto como quieran los demás. Para que quieran se les debe ganar la boca por el corazón: no hay magia como el buen servicio, y para ganar amistades el mejor medio es hacer favores. Lo más y mejor que tenemos depende de los otros. Se debe vivir con amigos o con enemigos. Cada día se debe ganar uno, si no íntimo, si afectuoso. Algunos se convertirán en confidentes si se ha elegido bien.

Ganar la benevolencia: Incluso la primera y más alta Causa la prepara en sus asuntos más importantes. Por el afecto se alcanza la reputación. Algunos se fían tanto del mérito que no valoran el esfuerzo. Sin embargo, la prudencia sabe bien que los méritos solos darán un gran rodeo si no se ayudan del favor. Todo lo facilita y suple la benevolencia. No siempre supone las cualidades, sino que las pone donde no las hay, como el valor, la entereza, la sabiduría, hasta la discreción. Nunca ve las fealdades porque no las quiere ver. Normalmente nace de la semejanza de carácter, raza, parentesco, patria y ocupación. La espiritual es más elevada en cualidades, obligaciones, reputación y méritos. Toda la dificultad es ganarla, pues se conserva con facilidad. Se puede obtener y hay que saber usarla.


Baltasar Gracián: "El arte de la Prudencia". Edición de J. Ignacio Díez Fernández. Temas de Hoy. 2010. Madrid.pp. 91-94

1 comentario:

Silvia Parque dijo...

Practicaré eso de "dejar las cosas antes de que ellas los dejen". :)