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Paz y Ciencia

miércoles, 4 de abril de 2012

El Origen de las Emociones




Las personas solemos tener la impresión de que los hechos externos impacta sobre nuestras vidas produciendo emociones: rabia o satisfacción, alegría o tristeza... Existiría, según esta idea, una asociación directa entre suceso y emoción. Por ejemplo, si mi esposa me abandona, me sentiré triste. Si alguien me insulta, me sentiré ofendido. Tenemos la percepción de que hay una relación lineal (de causa-efecto) entre hechos y emociones que podría seguir el siguiente esquema:
Hechos Externos:un abandono, la amenaza de despido de mi jefe, el insulto de mi vecino. Produce: Efectos Emocionales como Depresión, ansiedad o ira.
Pues bien, la psicología cognitiva, nuestro método de transformación personal, nos dice que esto no es así. Entre los hechos externos y los efectos emocionales existe una instancia intermedia: los pensamientos. Si yo me deprimo ante el abandono de mi
no es por el hecho en sí: es porque yo me estoy diciendo a mí mismo algo así como: "Dios mío, estoy solo, es horrible, voy a ser un desgraciado!", y estas ideas producen en mí la emoción correspondiente, en este caso, miedo, desesperación y depresión.
Son las ideas, la interpretación del abandono, mi diálogo interno, lo que me deprimen, no el hecho de que mi mujer se haya marchado. De hecho, habrá personas que, frente al abandono de su esposa, ¡celebren una fiesta!
Por consiguiente, el esquema de nuestro funcionamiento mental sería:
Hechos externos: un abandono, la amenaza de despido de mi jefe, el insulto de mi vecino. Esto produce Pensamientos Negativos y a su vez desencadena en Efectos Emcionales como depresión, ansieda o ira.
Esto es exactamente lo que decía Epicteto en su aforismo: "No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que decimos acerca de lo que nos sucede".
Todos tenemos la impresión de que los hechos producen -de forma automática- las emociones, y este error es el principal enemigo del crecimiento personal. Por ejemplo, muchas veces decimos frases del estilo: "Pepe me pone de los nervios", y aquí ya estamos cometiendo el error del que hablamos. Pepe no me pone de los nervios, ¡soy yo quien se pone de los nervios!
Si analizamos detenidamente nuestro proceso mental, veremos que Pepe lleva a cabo determinadas acciones (se supone que inconvenientes) y yo me estoy diciendo a mí mismo ideas del estilo: "¡Esto es intolerable! ¡No lo puedo soportar!".
Son estas ideas las que tienen el poder de irritarme, no las acciones de Pepe, que, por lo que respecta a las emociones, son neutras. De hecho, no todo el mundo reacciona de la misma forma ante Pepe: a algunos les irrita más que a otros. Hay a quien incluso no le produce ningún malestar. Y todo depende del diálogo interno de cada cual. Es el diálogo interior el verdadero productor -a veces oculto- de las emociones.

Rafael Santandreu: "El Arte de no Amargarse la Vida". Oniro. El árbol de la vida. 2012. Barcelona. pp. 21-25.

Este autor ejerce como psicólogo en su consulta de Barcelona. Tras una etapa como profesor en la Universidad Ramon Llull, en la década de 2000 tuvo la oportunidad de estudiar y trabajar con Giorgio Nardone en su Centro di Terapia Strategica de Arezzo, Italia. En la actualidad, dedica buena parte de su tiempo a la formación de médicos y psicólogos, y a la divulgación a través de medios de comunicación como la revista Mente Sana, de la que ha sido redactor jefe.
Giorgio Nardone, a su vez, se formó con Paul Watzlawick, el autor de "El arte de amargarse la vida". En ese libro, con una sutil e inteligente ironía expone los mecanismos de proyección y procesos cognitivos que se producen en la persona para llegar a sentirse mal. Se trata de una escuela interesante. Por mi parte, decir que atribuir todo a la cognición me parece una falacia, algo incompleto. Somos seres tremendamente irracionales, llevados por impulsos irrefrenables, la afectividad es un componente vital en el psiquismo y en el tratamiento. No obstante, creo que hay que conocer todos los puntos de vista Y leer de vez en cuando este tipo de libros, porque de todo se aprende. Y cuanto mayor y más amplio sea el bagaje del profesional mejor para sus pacientes. Afecto y Cognición, como Fantasías, vínculos y biografía, son pilares para entender el psiquismo. Extraer una pieza es perder la totalidad de la comprensión de los fenómenos de la psique.
Rodrigo Córdoba Sanz.

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