Los individuos esperanzados que mantienen un sentido de futuro, cuandi se enfrentan a situaciones difíciles confían en que encontrarán un consuelo, un refugio o una salida. Frente a los problemas perseveran con más tesón que las personas que pierden el sentido de futuro. Y desde un punto de vista pràctico, es evidente que quienes persisten durante más tiempo en la búsqueda de un remedio a su desgracia tienen más probabilidades de encontrarlo, en caso de que este exista.
Luis Rojas Marcos: "Nuestra incierta vida normal", Ed. Punto de Lectura, 2008, Madrid. Pp. 31-32.
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