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Paz y Ciencia

jueves, 24 de mayo de 2012

El Narcisismo. La Enfermedad de nuestro Tiempo



El narcisismo es una enfermedad tanto psicológica como cultural. En el plano individual, denota un trastorno de personalidad caracterizado por una dedicación desmesurada a la imagen en detrimento del yo. A los narcisistas les preocupa más su apariencia que sus sentimientos. De hecho, no los aceptan si estos se contradicen con la imagen deseada. al actuar con frialdad, tienden a ser seductores y manipuladores, a luchar por conseguir poder y control. Son egotistas, están centrados en sus propios interes, pero los verdaderos valores del yo están ausentes -a saber, poder expresarse, ser dueño de sí mismo, actuar con dignidad e integridad-. A los narcisistas les falta el sentido del yo que se deriva de los sentimientos corporales. La vida les parece vacía y falta de signifcado, al carecer de un sentido del yo sólido. Viven en un estado de desolación.
Desde el punto de vista cultural, se puede entender el narcisismo como una pérdida de valores humanos -ausencia de interés por el entorno, por la calidad de vida, por las demás personas-. Una sociedad que sacrifica su medio natiral para obtener dinero y poder, no tiene sensibilidad para las necesidades humanas. La proliferación de cosas materiales se convierte en la medida del progreso vital, y el hombre se opone a la mujer, el trabajador al empresario, el individuo a la sociedad. Cuando la riqueza material está por encima de la humana, la notoriedad despierta más admiración que la dignidad y el éxito es más importante que el respeto a uno mismo, entonces la propia cultura está sobrevalorando la "imagen" y hay que considerarla como narcisista.
El narcisismo individual corre paralelo a la cultura. El individuo moldea su propia imagen y la cultura modea a su vez al individuo. ¿Es posible comprender uno sin entender la otra? ¿Puede la psicología ignorar la sociología, o viceversa?
En los cuarenta años que llevo trabajando como psicoterapeuta he podido constatar un cambio muy marcado en los problemas personales de la gente que ha acudido a mi consulta. La neurosis de los primeros tiempos, representada por intensos sentimientos de culpa, ansiedad, fobias u obsesiones, ya no es tan frecuente en la actualidad. En su lugar, hay muchos más casos de depresión; la gente habla de frialdad emocional, de vacío interior, de una profunda sensación de frustración y de falta de realización personal. Muchas de estas personas tienen éxito en el ámbito profesional, y esto sugiere que se ha producido una escisión entre cómo se desenvuelven en el mundo externo y lo que sucede en su interior. Su actuación en el plano laboral, social, sexual parece demasiado eficiente -demasiado automática, demasiado perfecta para ser humana-. Funcionan más como máquinas que como personas.
A los narcisistas se les reconoce por su falta de humanidad. No sufren por la tragedia del mundo amenazado por la posibilidad de un holocausto nuclear, ni por la de una vida dedicada a demostrar su valor ante una sociedad que no lo reconoce. Muchas veces sucede que cuando la fachada narcisista de ser superior y muy especial se rompe, y deja paso a sentimientos conscientes de pérdida y tristeza, ya es demasiado tarde. A un hombre, el director de una gran empresa, se le comunicó que estaba afectado por un cáncer terminal. Enfrentado a la pérdida de su vida, descubrio lo que esta habia sido en realidad. Explicaba: "Nunca me había fijado antes en las flores, ni en el sol, ni en el campo. He pasado mi existencia intentando demostrar a mi padre que yo era un hombre de éxito. No he dejado sitio para el amor en mi vida". Por primera vez, este hombre fue capaz de llorar y de pedir ayuda a su mujer y sus hijos.
Lo que planteo es que el narcisismo denota un grado de irrealidad en el individuo y en la cultura. La falta de realismo no es solo un rasgo neurótico, sino que raya en lo psicótico. Hay algo de locura en una pauta de conducta que sitúa el logro del éxito por encima de amar y ser amado. Hay algo de locura en una persona que no conecta con la realidad de su propio ser -su cuerpo y los sentimientos que se derivan de este-. Y hay también algo de locura en una cultura que contamina el aire, el agua y la tierra, en aras de alcanzar un nivel de vida "más alto". Pero, ¿puede la cultura estar enferma? Esta idea es un concepto difícil de aceptar por la psiquiatría. En general, la enfermedad se entiende como aquello que distingue a un individuo que ha perdido el contacto con la realidad de su contexto cultural. Según este criterio (que tieen su validez), el narcisista de éxito está lejos de ser un loco. A menos que..., por supuesto, haya algo de locura en la sociedad. Personalmente, considero que la frenética actividad de la gente en las grandes ciudades -para ganar más dinero, obtener más poder, ir en cabeza- es un poco loca. ¿Es el frenesí una señal de locura?
Para entender la enfermedad que subyace en el fondo del narcisismo es necesaria una visión más amplia, menos técnica, de los problemas de personalidad. Si decimos, por ejemplo, que el ruido que hay en Nueva York es suficiente para volverle a uno loco, estamos hablando en un lenguaje real, humano, que tiene sentido. Al decir que una persona está un "poco loca", expresamos una verdad que no se encuentra en los manuales de psiquiatría. Estoy convencido de que esta disciplina ganaría mucho, si ampliase sus conceptos y su comprensión de la enfermedad a partir de incluir las experiencias que la gente expresa en el lenguaje cotidiano.
Quiero compartir con el lector mi forma de entender el narcisismo. Es necesario compender que hay fuerzas en la sociedad que crean este problema y los factores de personalidad que predisponen a un individuo a sufrirlo.
Si queremos evitar acabara convertidos en narcisistas, tenemos que saber qué significa ser humano.
Con pacientes narcisistas, mi tratamiento se basa en ayudarlos a volver a conectar con su propio cuerpo, a recuperar los sentimientos perdidos y a recobrar la humanidad.Este enfoque supne trabajar para reducir la tensión muscular y la rigidez que bloquean los sentimientos de la persona. Sin embargo, nunca he considerado las técnicas específicas que utilizo para ello como lo más importante. La clave de la terapia es la comprensión.Sin ella, ningún enfoque o técnica terapéutica tiene sentido o es eficaz a nivel profundo. Solo por medio de la compresión se puede ofrecer ayuda real. Todos los pacientes están desesperados por encontrar a alguien que les comprenda. Durante la infancia, sus padres no les comprendían; no los consideraban individuos con sentimientos, no los trataban con el respeto debido a su humanidad. Un terapeuta que falle en ser capaz de ver el dolor de su paciente, sus temores, y la intesidad de su lucha para conservar la salud mental en una situación personal que podría llevarlo a la locura, no será eficaz para ayudarle a salir de su estado.

Alexander Lowen: "El Narcisismo. La Enfermedad de Nuestro Tiempo". Paidós, 2000, Barcelona. Introducción.

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