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Paz y Ciencia

jueves, 10 de mayo de 2012

El objeto transicional y la obra de arte, un acercamiento entre Heidegger y Winnicott

El objeto transicional y la obra de arte, un acercamiento entre Heidegger y Winnicott. Por Julieta Bareiro
Pintura: Antonio Seguí Texto de la página amiga: espaciopotencial.com.ar de los winnicottianos coordinados por Daniel Ripesi. Resumen: La relación entre filosofía y psicoanálisis ha sido extensa y fructífera. En este trabajo nos proponemos a acercar a dos pensadores del siglo XX que, desde orillas distintas, se interrogan por problemas similares. Estos autores son Winnicott y Heidegger. En efecto, mientras que Winnicott se pregunta por el origen del hombre como creador, Heidegger analiza la correlación del mundo como un ámbito de sentido donde habita un sujeto histórico (Dasein). Esta relación entre creatividad y mundo aparece manifiesto en los objetos que dan cuenta de la realidad subjetiva del hombre que habita un mundo creado por él. Estos objetos en uno y otro autor son de índole diversa y responden a distintos momentos de constitución y de utilidad. Intentaremos presentar aquí dos formas particulares de objetos que guardan asombrosa similitud: la obra de arte y el objeto transicional. El surgimiento del objeto transicional en Winnicott puede ser comprendido como una restricción del objeto de uso. Lo importante del carácter transicional de un objeto es que cumpla la función de mediación, de ser un “entre” que garantice el pasaje dinámico de un espacio a otro. La obra de arte heideggeriana también puede ser comprendido bajo este mecanismo de frontera. Muestra que la obra de arte tiene, por un lado, algo del útil, a saber es el resultado de un obrar humano y por lo tanto tiene una referencia al plan que lo diseñó. Pero, por otro lado, hay algo de la obra que no responde a este modelo productivo, a saber, su carácter de cosa. Así, este carácter de mediación nos permite por un lado, acercar a estos dos autores. Y por el otro, considerar cómo el fenómeno de la transicionalidad se extiende a otros saberes y ámbitos hasta caracterizar a la cultura misma. Propuesta que va más allá incluso de las fronteras del análisis. La razón de ello es que permite una comprensión valiosa y original sobre la potencialidad de lo humano y su relación con el mundo. El surgimiento del objeto transicional en Winnicott puede ser comprendido como una restricción del objeto de uso. Esta afirmación resulta un tanto oscura ya que Winnicott no se detiene en precisar por aquello objetos que son útiles, pero que no son transicionales. Lo importante del carácter transicional de un objeto es que cumpla la función de mediación, de ser un “entre” que garantice el pasaje dinámico de un espacio a otro3. Los objetos transicionales cumplen esa función, a saber, posibilitan que el bebé despliegue su creatividad y al mismo tiempo experimente el límite de la exterioridad. De allí que el objeto transicional se ubique como un mecanismo de frontera entre dos espacios. Esta idea no es propia del psicoanálisis de Winnicott sino de la teoría de la semiótica de Lotman. Brevemente significa lo siguiente: La producción del sentido se da en un espacio cerrado que se denomina semiósfera. Este dominio designa una instancia enunciativa que pretende superar el punto de vista del sujeto hablante individual. La imputación del sentido no debe atribuirse sólo a un sujeto que aquí y ahora se apropia del sistema de la lengua, sino que depende de la cultura como una totalidad. Se trata de un ámbito reticulado por textos de muy diversa índole que producen sentido a partir de la interacción conjunta. El principio de producción semántica es la diferencia. La irregularidad textual no es un factor de opacidad, no hunde a la semiosis en un caos, sino que tiene un valor positivo: la simetría y la asimetría son los principios de organización semántica. La reticulación del espacio semántico pone en evidencia que son los límites, las fronteras textuales, las que al interactuar por diferencia, producen el efecto de sentido. El caso extremo de frontera semiótica, es decir, el caso donde las relaciones de asimetría entre espacios se agudizan, se denomina lo alosemiótico: su rasgo fundamental es la falta de estructuración, es decir, la ausencia de fronteras y límites. Lo alosemiótico tiene un sentido estricto; designa aquello que está por fuera de la frontera semiótica. Para poder ingresar en ella tiene que entrar en un proceso de negociación (U. Eco: 2008: 115 y ss.), por un traductor-filtro que permita el pasaje de un ámbito a otro. Lo que ocurre en el espacio transicional opera bajo la misma perspectiva: permite la articulación inédita entre lo externo, entendido como ajeno; y lo interno, donde Winnicott ubica los fenómenos subjetivos. La conjunción entre lo creado y lo encontrado es una forma de elaborar ambos mundos bajo la égida de lo transicional. Ahora bien, la posición de intermediación le otorga al objeto transicional el rasgo de una independencia relativa que Winnicott designa de diversas maneras: el objeto transicional existe por derecho propio, no es ni totalmente exterior ni totalmente interior. Sino “ambas cosas (…) nunca se encuentra bajo el dominio mágico, como el interno, ni está afuera de ese dominio como ocurre como la madre verdadera” (Winnicott, 2007a:27) A la luz de la fenomenología hermenéutica de Heidegger no tiene sentido distinguir entre objeto de uso (útil) y objeto transicional. Todo útil es un mecanismo de frontera ya que para Heidegger el artefacto es el ente paradigmático con el que se comprende todo ente. Sin embargo, es cierto que la descripción de los objetos transicionales en Winnicott no se identifica sin más con el útil. Ello puede constatarse muy fácilmente con la siguiente comparación: el trato que el bebé tiene con el osito de peluche no es el mismo que el que un carpintero tiene con el martillo. De acuerdo a la hipótesis recién esbozada, ambos son modos de la experiencia de transición, pero en el trato del bebé con el osito de peluche hay algo más que en la manipulación de un martillo. Ese excedente se lo puede comprender cuando se le aplica al objeto transicional winnicotteano en vez de la categoría de útil, la de la obra de arte. Heidegger no se ocupa en Ser y Tiempo de la diferencia entre útil y obra de arte, sino en la conferencia El origen de la obra de arte. Allí muestra que la obra de arte tiene, por un lado, algo del útil, a saber es el resultado de un obrar humano y por lo tanto tiene una referencia al plan que lo diseñó. Pero, por otro lado, hay algo de la obra que no responde a este modelo productivo, a saber, su carácter de cosa. El sentido de esta última afirmación consiste en que la obra de arte guarda una relativa independencia de su contexto de producción. Es capaz de fundar un sistema de significados por sí misma. Su sentido no se reduce a las intenciones del productor, sino que en diversos contextos de recepción la obra habla, funda un mundo. La introducción de la figura de la tierra en esta conferencia da cuenta del doble aspecto de la obra de arte: instaura un mundo de significaciones, pero al mismo tiempo se cierra, se reserva, es decir, no puede ser incorporada a un único sistema interpretativo. Mientras que el útil se comprende sólo en el contexto pragmático de su uso y diseño, la obra borra las marcas de su origen, y se muestra ella misma como origen. Esta es el plus que la obra tiene respecto de todo artefacto y esta es precisamente la diferencia entre usar un martillo y emplear un objeto transicional en el sentido que Winnicott le da a este término. Así entonces, se puede ver fácilmente que el osito de peluche con su relativa autonomía se comporta de acuerdo al modelo de la obra. El bebé se relaciona con él, no como un usuario de una herramienta, sino como un creador. “creo que cualquier objeto puede hacerse creativamente si el que la ejecuta es creativo o tiene capacidad para hacerlo” (Winnicott, 20076a:62). El objeto transicional plasma en su materialidad un sistema de sentido que es el primer recorrido en la creación de obras de arte. Se podría decir incluso que esta independencia es la que permite una mediación auténtica entre el exterior y el interior. En la medida que la obra de arte, como objeto transicional en sentido estricto, adopta uno de los rasgos fundamentales de los seres naturales, a saber, la autonomía, la independencia. Esta independencia del objeto aparece en Winnicott tanto en las primeras etapas como en las experiencias culturales. La propuesta es que la obra de arte como objeto transicional permite este pasaje autónomo entre lo mío y lo distinto de mí, lo propio y lo externo al punto tal que uno y otro se superponen en la obra misma: “Pero pienso que encontramos en verdad una tercera zona del vivir que corresponde a los objetos y fenómenos transicionales del bebé y en verdad deriva de éstos (…) Sin duda, ustedes apreciarán lo que quiero decir. En términos algo burdos: vamos a un concierto y escuchamos uno de los últimos cuartetos de cuerdas de Beethoven. Este cuarteto no es un mero hecho externo producido por Beethoven y ejecutado por los músicos; ni tampoco es un sueño mío, que a decir verdad jamás habría sido tan bueno. La experiencia, sumada a mi manera de prepararme para ella, me permite crear un hecho glorioso. Lo disfruto porque, como digo, yo lo he creado, lo aluciné y es real y estaría de todos modos allí aunque yo no hubiese sido concebido” (Winnicott, 1993: 77-78) Bibliografía Eco, U. (2008) Decir casi lo mismo. Experiencias de traducción, Barcelona, Lumen Heidegger, M. (1986) Sein und Zeit, Tübingen, Max Niemeyer. Lotman, I. (1996) La semiósfera I, Valencia, Cátedra. (1998) La semiósfera II, Valencia , Cátedra. (2000) La semiósfera III, Valencia, Cátedra. Winnicott, D.W: (2007a) Realidad y juego, Buenos Aires, Gedisa (2007b) Los procesos de maduración y el ambiente facilitador, Buenos Ai res, Paidós. (2006) La familia y el desarrollo del individuo, Buenos Aires, Ediciones Hormé (1993) Exploraciones psicoanalíticas I, Barcelona, Paidós Palabras clave: Winnicott – Heidegger – Espacio transicional – Obra de arte 1 Ponencia del XX Encuentro Latinoamericano sobre el pensamiento de Winnicott, 4 y 5 de noviembre 2011 Montevideo. 2 Prof. y Lic. Julieta Bareiro. Facultad de Psicología (UBA). Becaria Culminación de Doctorado (UBACyT). Miembro del proyecto de investigación UBACyT P062. Jefa de Trabajos Prácticos de la materia "Psicología, Ética y DDHH" Cat. II. 3 “Creo que se puede usar una expresión que designe el viaje del niño desde lo subjetivo puro hasta la objetividad; y me parece que el objeto transicional es lo que vemos de ese viaje de progreso hacia la experiencia” (Winnicott, 2007a: 23)

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