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Paz y Ciencia

domingo, 6 de mayo de 2012

¿Es una enfermedad o soy yo mismo?: David J. Miklowitz

"El trastorno bipolar es algo que la persona tiene, no una parte de su personalidad". David J. Miklowitz Lo que no abordan los criterios del DSM sobre el trastorno bipolar es el impacto emocional de saber que se sufre un trastorno bipolar y de admitir su realidad. A la mayoría de los pacientes les cuesta mucho aceptar ese diagnóstico (Nota de Rodrigo C.: esto sucede con todos los diagnósticos, especialmente con los que suponen un "halo" de "cronicidad". Razón por la que prefiero no dar diagnósticos. Y recalcar que la persona No es el trastorno).Al principio experimentan ira, miedo, tristeza, culpa, decepción y desesperación. No se trata de ciclos maníaco-depresivos, sino del proceso de formarse una nueva idea de quiénes son, una nueva imagen de sí mismos que incluye padecer un desequilibrio biológico que afecta su estado de ánimo. Y no hablo de personas que solo han tenido uno o dos episodios maníacos o depresivos y que se han visto sorprendidas por el diagnóstico: he visto estas reacciones en personas que han sido hospitalizadas varias veces a causa de este trastorno. ¿Por qué es tan doloroso este proceso de aceptación? Aceptar que se padecece este trastorno puede significar tener que adoptar un nuevo rol de enfermo en relación con la familia, el trabajo o la relaciones personales.(Rodrigo C.: Considero que no debe existir ninguna "etiqueta" que tenga que llevar a la persona "adoptar un rol de enfermo".) Puede hacer que la persona deba tomar decisiones para reestructurar su vida y sus prioridades, con los consiguientes cambios en la imagen que tiene de sí misma. Por ejemplo, Esteban, de 25 años de edad, después de haber sido hospitalizado dejó el piso donde vivía y volvió a casa de sus padres. Allí tuvo que afrontar su constante vigilancia y sus crecientes intentos de controlar su conducta, unas actitudes que le hicieron sentirse otra vez como un niño. Nancy, de 44 años de edad, vio que después de conocer el díagnóstico y de habérselo dicho a sus amigas, una de ellas "me dejó plantada diciendo que "ya tenía bastante con sus propios problemas". Las personas que deben convivir con enfermedades como la diabetes o la hipertensión experimentan unas emociones similares al tratar de afrontar estos diagnósticos. A nadie le gusta creer que tiene una enfermedad que exige tratamiento constante a largo plazo. Pero el trastorno bipolar tiene sus propias características. El trastorno bipolar puede ser difícil de distinguir de los altibajos normales de una persona. Hay personas que siempre han sido temperamentales y creen que sus episodios maníacos o depresivos solo son exageraciones de su manera de ser habitual. ¿Cómo puede una persona afectada distinguir la enfermedad de su manera de ser habitual o de su personalidad (sus hábitos, actitudes y maneras de relacionarse con los demás)? ¿Cómo puede aprender a distinguir cuándo está bien y cuándo está enferma sin necesidad de engañarse pensando que sus cambios de humor, energía o actividad forman parte su manera de ser? Desde un punto de vista práctico, la capacidad de reconocer estas diferencias entre la personalidad y los síntomas del trastorno es importante para que la persona afectada y quienes le rodean sepan cuándo deben tomar medidas de emergencia. Desde el punto de vista emocional, comprender esta distinción puede contribuir a que la persona afectada tenga una imagen más estable de sí misma. Por ejemplo, Maureen siempre había sido extrovertida, pero se dio cuenta de que debía llamar al médico cuando empezó a quedarse hasta bien entrada la madrugada llamando por teléfono a personas -de todo el país- con las que hacia daños que no hablaba. La recomendación de que aumentara la dosis de litio no interfirió para nada en su apreciación de los demás. La reacción de muchos de mis clientes al conocer su diagnóstico es la incredulidad o el rechazo, algo totalmente comprensible. Después de todo, deben replantearse la imagen que tienen de sí mismos, algo doloroso y difícil de hacer. Otros, sobre todo los que ya hace tiempo que han sido diagnosticados, acaban aceptando que sufren el trastorno pero siguen con su vida como si no les pasara nada. No es difícil imaginar por qué estas personas reaccionan así; cualquiera de nosotros podría reaccionar igual. No obstante, estas maneras de afrontar el diagnóstico pueden dar origen a problemas, sobre todo si conllevan la negativa a seguir una medicación que podría ser beneficiosa o si suponen realizar actividades de alto riesgo (como quedarse en vela toda la noche o emborracharse con frecuencia) que podrían agravar la enfermedad. http://youtu.be/eMo2p70b4KA Una canción preciosa de un gran grupo francés, al natural, en la calle. Donde han sido descubiertas algunas estrellas de la música. Probablemente habrá más. Y la versión de disco: http://youtu.be/m5-88R2KnDI ZAZ-Je veux

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