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Paz y Ciencia

lunes, 7 de mayo de 2012

Psicología de las masas y análisis del yo

"En suma: donde no hay una minoría que actúa sobre una masa colectiva, y una masa que sabe aceptar el influjo de una minoría, no hay sociedad, o se está muy cerca de que no la haya". Ortega y Gasset, -España Invertebrada-
[...] En estas relaciones con sus padres y hermanos, con el ser amado, el amigo y el médico, se nos muestra el individuo bajo la influencia de una única persona, o, todo lo más, de un escaso número de personas, cada una de las cuales ha adquirido para él una extraordinaria importancia. Ahora bien: al hablar de la psicología social o colectiva se acostumbra prescindir de estas relaciones, tomando solamente como objeto de la investigación la influencia simultánea ejercida sobre el individuo por un gran número de personas a las que le unen ciertos lazos, pero que fuera de esto pueden serle ajenas desde otros muchos puntos de vista. Así, pues, la psicología colectiva considera al individuo como miembro de una tribu, de un pueblo, de una casta, de una clase social o de una institución, o como elemento de una multitud humana, que en un momento dado y con un determinado fin se organiza en una masa o colectividad. Roto así un lazo natural, resultó ya fácil considerar los fenómenos surgidos en las circunstancias particulares antes señaladas como manifestaciones de un instinto especial irreducible del instinto social -herd instinct, group mind-, que no surge al exterior en otras situaciones. Sin embargo, hemos de objetar que nos resulta difícil atribuir al factor númerico importancia suficiente para provocar por sí solo en el alma humana al despertar de un nuevo instinto, inactivo en toda otra ocasión. Nuestra atención queda, de este modo, orientada hacia dos distintas posibilidades, a saber: que el instinto social no es un instinto primario e irreducible, y que los comienzos de su formación pueden ser hallados en círculos más límitados; por ejemplo, el de la familia. La psicología colectiva, no obstante se encuentra aun en sus primeras fases, abarca un número incalculable de problemas que ni siquiera aparecen todavía suficientemente diferenciados. Solo la clasificación de las diversas formas de agrupaciones colectivas y la descripción de los fenómenos psíquicos por ellas exteriorizadas exigen una gran labor de observación y exposición y han dado origen ya a una extensa literatura. La comparación de las modernas proporciones del presente trabajo con la amplitud de los dominios de la psicología colectiva hará ya suponer al lector, sin más advertencias por parte mía, que solo se estudian en él algunos puntos de tan vasta materia. Y en realidad, es que solo un escaso número de las cuestiones que la misma entraña interesan especialmente a la investigación psicoanalítica de las profundidades del alma humana. Sigmund Freud (1921). Tras la resignación y la agonía que aun perdura, el Real Zaragoza, equipo insignia aragonés junto al Huesca ha llegado a la última jornada dependiendo de sí mismo para salvarse. La afición tiene esperanzas, el equipo tiene ilusión y se "deja la piel". Aquí, tenemos un ejemplo de esos fenómenos sociales absolutamente asombrosos, donde la masa demuestra una conducta francamente curiosa. Un ejemplo de como las emociones se contagian en la "masa". Si alguien ha leído el libro de Eduardo Mendoza "Sin noticias de Gurb", podrá entender que un alienígena que llegara a España, a Madrid con la afición del Estudiantes, a Zaragoza, etc. Probablemente se quedaría perplejo.: http://youtu.be/DcruGSQLozU

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