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Paz y Ciencia

jueves, 17 de mayo de 2012

Sobre la Psicología de las Masas




En el epígrafe: "El Alma Colectiva según le Bon" escribe Freud en su obra "Psicología de las Masas"
[...] "la causa más importante, determina en los individuos integrados en una masa caracteres especiales, a veces muy opuestos a los del individuo. Me refiero a la sugestión, de la que el contagio antes indicado noes, además sino un efecto. Para comprender este fenómeno es necesario tener en cuenta ciertos recientes descubrimientos de la Fisiología. Sabemos hoy que un individuo puede ser transferido a un estado en el que, habiendo perdido su personalidad consciente, obedezca a todas las sugestiones del operador que se le ha hecho perder y cometa los actos más contrarios a su carácter y costumbres. Ahora bien: detenidas las observaciones parecen demostrar que el individuo sumido algún tiempo en el seno de una multitud activa cae pronto, a consecuencia de los efluvios que de la misma emanan o por cualquier otra causa, aún ignorada, en un estado particular, muy semejante al estado de fascinación del hipnotizado entre las manos de su hipnotizador". Paralizada la vida cerebral del sujeto hipnotizado, se convierte este en esclavo de todas sus actividades inconscientes, que el hipnotizador dirige a su antojo. La personalidad consciente desaparece; la voluntad y el discernimiento quedan abolidos. Sentimientos y pensamientos son entonces orientados en el sentido determinado por el hipnotizador.
"...Así, pues, la desaparición de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad inconsciente, la orientación de los sentimientos y de las ideas en igual sentido, por sugestión y contagio, y la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas, son las principales caracteres del individuo integrado en una multitud.
Perdidos todos sus rasgos personales, pasa a convertirse en un autómata sin voluntad."
Hemos citado íntegros estos pasajes para demostrar que Le Bon no se limita a comparar el estado del individuo integrado en una multitud con el estado hipnótico, sino que establece una verdadera identidad entre ambos. No nos proponemos contradecir aquí tal teoría, pero sí queremos señalar que las dos últimas causas mencionadas de la transformación del individuo en la masa, el contagio y la mayor sugestibilidad, no pueden ser consideradas como de igual naturaleza, puesto que, a jucio de nuestro autor, el contagio no es, a su vez, sino una manifestación de la sugestibilidad. Así, pues, ha de parecernos que Le Bon no establece una diferenciación suficientemente precisa entre los efectos de tales causas. Como mejor interpretaremos su pensaminento será, quizá, atribuyendo el contagio a la acción ejercida por los miembros de una multitud unos sobre otros y derivando los fenómenos de la sugestión identificados por Le Bon con los de la influencia hipnótica de una distinta fuente. Pero, ¿de cuál? Hemos de reconocer como una evidente laguna el hecho de que uno de los principales términos de esta identificación, a saber, la persona que para la multitud sustituye al hipnotizador, no aparezca mencionada en la exposición de Le Bon.
De todos modos, el autor distingue de esta influencia fascinadora, que deja en la sombra, la acción contagiosa que los individuos ejercen unos sobre otros y que viene a reforzar la sugestión primitiva.

Sigmund Freud: "Psicología de las Masas". 1920.

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