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Paz y Ciencia

martes, 8 de mayo de 2012

Trastorno Borderline sin Mitos

"El niño conoce el corazón del hombre". Edgar Allan Poe.
Una colega argentina se ha dirigido a mí por un diagnóstico de Trastorno de Personalidad. Esto me ha hecho pensar que hace tiempo que no escribo profundamente sobre este tema. Hablaré del trastorno de personalidad más diagnosticado, probablemente sobrediagnosticado. No obstante, hay quien piensa que lo que el DSM-V llama trastorno borderline, es la base de los demás trastornos de personalidad. El trastorno límite de personalidad o trastorno borderline, que ciertos profesionales prefieren denominar con otros nombres puesto que esto supone la herencia psicoanalítica que decía que el borderline está pasando de un lado al otro de la frontera entre la neurosis y la psicosis. Por ello, también se denomina trastorno de inestabilidad emocional en la Clasificación Internacional de las Enfermedades. Tiene dos subtipos, según la CIE: el límite y el impulsivo. Los manuales no son demasiado "finos" para entender a una persona con trastorno borderline. La verdad es que son bastante pobres puesto que se quedan en lo descriptivo y en enumerar una serie de criterios a modo de signos y síntomas que no resultan demasiado operativos. Para conocer el trastorno borderline les invito a leer un pequeño pero brillante trabajo de Vicente Rubio Larrosa titulado: "Síntomas ocultos en el TLP". Estos síntomas "ocultos" probablemente es parte de la esencia de lo que sienten los pacientes con TLP y que no figura en ningún manual. Las personas con trastorno borderline, es así como lo significa el borrador del DSM-V, tienen una polisintomatología. No obstante, si nos ceñimos a los artículos académicos, a los libros y a las nomenclaturas el paciente se va a sentir francamente incomprendido, y con razón. Primero, hay que decir, que es poco usual que exista un trastorno de personalidad puro, lo normal es la comorbilidad o coexistencia de varios rasgos de personalidad que configuran un trastorno de personalidad, lo que antes se llamaba trastornos del carácter, para los nostálgicos. La persona con TLP empieza joven, existen ya ciertos datos que invitan a pensar que ciertos adolescentes puedan desarrollar esta patología. Para ello se invita a la proxilaxis, a la prevención. Los signos que se relacionan con esta patología en la adolescencia tienen que ver con una familia con alta emoción expresada, con lo denominado por Gregory Bateson, Paul Watzlawick y otros: "Doble-Vínculo", es decir una comunicación paradójica y enloquecedora en el seno de la familia. Existe un componente genético, pero esto se relaciona más bien a que la madre o padre con TLP pueda ser "negligente" o transmitir caos a la persona. Por ejemplo, una madre con trastorno de personalidad que decía a su hija: "eres amorfa". Esto construye la identidad del sujeto, como podrán entender, este tipo de verbalizaciones deforman, obviamente, el concepto que la muchacha tiene de sí misma. La alteración de la identidad es un criterio para el diagnóstico del TLP. Estas personas son conocidas en la literatura psicológica-psiquiátrica por resultar "difíciles" en la clínica. Esto es un mito que tiene un fondo de razón. Estos pacientes pueden generar problemas de contratransferencia, esto es, provocar reacciones emocionales displacenteras en el terapeuta. Por ello, lo mejor es que el terapeuta esté sano y equilibrado. Recomiendo un análisis personal a todo profesional de la salud mental para que este tipo de cosas no sucedan. Cabe la posibilidad de que estas personas en la transferencia proyecten sentimientos vinculados con su biografía. Lamentablemente en muchos casos, demasiados, se suelen dar problemas en la educación: desde abusos sexuales, abusos físicos, no prestar los necesarios cuidados y apoyo emocional necesarios en épocas cruciales. Estas personas presentan una elevada ansiedad flotante, dicho de otro modo, ansiedad generalizada, trastornos de angustia y "tormentas emocionales" (Otto Kernberg). También pueden presentar episodios micropsicóticos, por ejemplo sentir "una atmósfera hostil y persecutoria" que los más "trabajados" aprenden a entender, aunque en ese momento la sensación sea muy desagradable. También tienen ciertos problemas en la pareja, tienen miedo a ser abandonados, a no gustar, a que se vaya la pareja con otra persona, etc. Este es el elemento relacionado con la suspicacia, el miedo a salir a la calle, la desconfianza e incluso, cuando consumen sustancias pueden descompensarse y desarrollar algún tipo de sintomatología psicótica (por ejemplo un episodio psicótico agudo o una crisis de hipomanía e incluso de manía). Es frecuente también la comorbilidad con los trastornos del estado de ánimo: depresión mayor, depresión recurrente, ciclotimia, trastorno bipolar, etc. La sensación de muchos de estos pacientes es que no son entendidos, buscan fervientemente alguien que les comprenda, que les valide, que les refuerce su autoestima. Dicho en otros términos, tienen un déficit de afectividad interna, lo cual hace que sobreutilicen a personas significativas, como la pareja, amigos o el propio terapeuta. Esto es de vital importancia, esto hace que estas personas tengan un componente de dependencia, de forma más precisa, lo que Jorge Castelló Blasco denomina "Dependencia Emocional". Él lo entiende como una entidad con independencia, lo cierto es que en las personas con TLP es muy frecuente. De forma que cuando "sienten", que no es la realidad, que su pareja está distante o que no le proporciona esa compensación al déficit de afectividad interna, también relacionado con la autoestima, reaccionan de manera agresiva. Otra cuestión de la mitología del TLP es que son "narcisistas", evidentemente, ese déficit de narcisismo tiene que ver con que construyan un "falso self" (Winnicott), o dicho de otra manera, que no acepten su verdadera personalidad y se presenten con una impostura. Esa impostura tiene que ver con que aparenten ser narcisistas pero esto es una compensación de la poca valoración que tienen de sí mismas, es una máscara. Muchas de estas personas pueden tener un alto nivel de funcionalidad, es decir, pueden trabajar y además disfrutar y ser unas personas con alto rendimiento. Otras personas se rinden y otras tienen una patología más complicada que, en pocos casos, tienen que ser ingresadas. El ingreso tiene cosas buenas y cosas malas, yo diría que es poco recomendable. No obstante, hay casos, en los que los padres no saben que hacer y mueven cielo y tierra tratando de encontrar una solución mágica, llegando a marcharse fuera de la ciudad para buscar una institución de "renombre". Los profesionales no hacen milagros, sin embargo, los pacientes con TLP son capaces de obrar esos "milagros" que muchos profesionales, enquistados en aquello del paciente "difícil" y demás mitos no son capaces de creer. Estas creencias erróneas de los profesionales se transmiten en la praxis, al paciente. Así pues, muchos pacientes con TLP son estigmatizados y llevados al terreno de la "cronicidad" cuando el TLP es un trastorno, no una enfermedad. No existen pruebas neurofisiológicas contrastadas, excepto las relacionadas con traumas, que inviten a pensar que hay un problema neurológico y demás preocupaciones de algunos pacientes. Cada vez es mayor el conocimiento de los trastornos de personalidad, sin embargo, el TLP tiene un "halo" de malignidad entre los profesionales sanitarios que debe ser corregido por la formación y la experiencia. Los profesionales son humanos y sus propias limitaciones y prejuicios tienen que ver con ese tipo de mitologías. No me quiero extender más en la sintomatología de los personas borderline. Destacar algo fundamental, estas personas tienen un área enferma, pero también tienen un potencial de salud, como todo hijo de vecino. La psicoterapia más eficaz en estos pacientes es la que se focaliza en el "aquí y ahora". Desde el prisma del terapeuta hay que entender que los psicoterapeutas con mayor éxito han sido Abraham Maslow, Carl Rogers, Virginia Satir, Fritz Perls, Salvador Minuchin, Donald Woods Winnicott y con respecto al TLP y hablando de terapeutas modernos destacar el carácter en la clínica de Linehan y Kernberg: son personas firmes, que sostienen y contienen la rabia proyectada del paciente, marcan límites, transmiten empatía y calidez pero sin sensiblería. Rodrigo Córdoba Sanz, 8/5/2012, Zaragoza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por darme una nueva perspectiva del trastorno, por arrebatarle esa mascara de oscuridad a la información que a veces se encuentra en internet sobre el tema

Unknown dijo...

Gracias por su explicacion..mi mama tiene 70 años y desde hace 11 años le diagnosticaron esto, somos tres hermanos y soy la menor y me han dejado sola con ella, si puede escribirme a fabvi_garme@yahoo.es para darme algun consejo se lo agradeceria mucho,desde Tegucigalpa, Honduras, Fabiola Garcia Merino