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Paz y Ciencia

martes, 1 de mayo de 2012

Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias y Trastorno Bipolar

Aproximadamente en mayo de 2010 surgió esta noticia: El representante de Catherine Zeta-Jones anunció ayer a través de la revista 'People' que la actriz se está recuperando de un trastorno bipolar. El cáncer de Michael Douglas ha pasado una tremenda factura a su mujer. «Tras enfrentarse al estrés del pasado año (en referencia a la enfermedad de Douglas), Catherine tomó la decisión de hacerse un chequeo en un centro médico especilizado en salud mental y realizar una breve estancia (unos 5 días) para tratar su trastorno bipolar». Ahora, asegura su representante, «se encuentra bien» y confía en poder regresar al rodaje de sus dos próximas películas esta semana. A pesar del susto, el representante de la actriz ha querido restar importancia al trastorno que ha sufrido. «Ha tenido que pelear contra la enfermedad de Michael y ha sido duro. Estuvo ingresada unos cuantos días porque está a punto de empezar a trabajar y quería asegurarse de que está en buena forma, y sin duda lo está». Michael Douglas está casi recuperado del cáncer de garganta. El diagnóstico de Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias tiene las siguientes características: 1. Ha sufrido algún episodio depresivo o maníaco. 2. Los síntomas han aparecido después de haber ingerido mucho alcohol durante varios días o semanas, después de haber consumido alguna droga ilegal o después de haber iniciado un tratamiento con algún psicofármaco (por ejemplo, antidepresivo) 3. Los síntomas son relacionados con el estado de ánimo han remitido poco después de que la persona haya dejado de tomar la sustancia. 4. La persona no ha sufrido ningún episodio maníaco o depresivo aparte del causado por la sustancia en cuestión. El consumo de ciertas sustancias puede provocar unos síntomas parecidos a los del trastorno bipolar. Se sabe que la cocaína, las anfetaminas, la heroína, el LSD y la marihuana pueden inducir estados similares a los maníacos, acompañados muchas veces de psicosis. Concretamente, las anfetaminas pueden producir irritabilidad, hiperactividad y delirio. Es improbable que el abuso de alcohol provoque directamente un epsiodio maniaco, pero está demostrado que puede agravar una depresión. El DSM-IV distingue entre los trastornos del estado de ánimo provocado por sustancias y los que se deben a las características de la persona. Los trastornos del estado de ánimo que se deben directamente al consumo de sustancias suelen ser de breve duración y desaparecen con más rapidez que los otros trastornos del estado de ánimo. Por otro lado, aunque suelen tratarse mediante programas de desintoxicación, a veces remiten sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, estas sustancias pueden contribuir a provocar el primer episodio de un trastorno bipolar que luego seguirá su propio curso. Bastantes personas con trastorno bipolar comentan que su primer episodio maniaco empezó poco después de que se iniciaran en el consumo de alguna de estas sustancias. Una misma persona puede "tener" un trastorno del estado de ánimo no relacionado con el consumo de sustancias y otro trastorno inducido por una o más sustancias: en este caso, los cursos de cada trastorno se influyen mutuamente. Además suele suceder que existe comorbilidad con un trastorno de personalidad del Cluster B, donde hay un componente importante de impulsividad e inestabilidad. Las oscilaciones del estado de ánimo hacen más probable que la persona tome alguna sustancia, así como ciertas características de personalidad, esto hace que empeoren las oscilaciones. Alrededor del 60% de las personas que padecen trastorno bipolar han sufrido un trastorno inducido por sustancias en alguna época de su vida. Lo que da a pensar la relación que tiene con la estructura del carácter. Cuestión que hasta hace poco no se ha estudiado porque, generalmente los psiquiatras y psicólogos clínicos trabajan en el ámbito de los trastornos del Eje I pero no del Eje II. El porcentaje entre la población general de trastorno inducido por sustancias es del 10 y el 20%. ¿Verdad que da qué pensar? Así pues, aunque una persona busque inicialmente un tratamiento para un problema relacionado con estado de ánimo, el profesional puede diagnosticarle un trastorno inducido por sustancias y recomendarle una psicoterapia. Es probable que el profesional evalúe la secuencia o el orden de los síntomas relacionados con el estado de ánimo y el consumo de sustancias: ¿la persona primero se siente deprimida y luego consume sustancias? ¿O quizás ocurre lo contrario: primero consume sustancias y luego se siente deprimida? ¿Consume cocaína o marihuana y luego se siente deprimida o sucede al revés? Como podrán imaginar, el profesional no puede saber en principio si es un trastorno inducido por sustancias o un trastorno bipolar. Lo que es evidente es que existe una patología dual, esto es, la coexistencia de un trastorno mental y abuso de sustancias. Está demostrado que las personas con trastorno bipolar y con trastornos de personalidad son muy difíciles de diagnosticar. Puesto que hay quienes piensan que las oscilaciones del estado de ánimo se debe al trastorno de personalidad y profesionales que primero consideran el trastorno bipolar. De nuevo, los familiares y allegados pueden ser de gran ayuda, para el diagnóstico y sobre todo para el tratamiento psicoterápico, que entiendo que tiene solución de continuidad. Por ejemplo, puede que recuerden cómo y cuándo empezó a cambiar la conducta de la persona afectada en relación con el consumo de la sustancia. Un caso frecuente es el hecho de la aparición de estados maníacos o hipomaníacos después de tomar antidepresivos. Si al retirar o disminuir el psicofármaco mejora la persona y disminuyen las oscilaciones estaríamos hablando de un trastorno inducido por sustancias.

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