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Paz y Ciencia

jueves, 28 de junio de 2012

El Arte de la Felicidad



El Dalai Lama nos ofrece el mensaje sereno de un hombre que ha conquistado la paz interior.
En El arte de la felicidad el Dalai Lama nos ofrece el mensaje sereno de un hombre que ha conquistado la paz interior y sabe que la felicidad no es un don, sino un arte que exige voluntad y práctica. Lejos de las grandes teorías y muy cerca de las preocupaciones cotidianas de cada uno, de nuestros miedos y nuestros deseos, el maestro se ha servido de la ayuda de un psiquiatra occidental para entregarnos unas palabras que nos orienten en la vida diaria. Solo así seremos capaces de convertir el deber de vivir en el placer de sentirnos vivos en un mundo donde casi todo es posible, incluso la felicidad.

Howard C. Cutler se graduó en Medicina en la Universidad de Arizona College of Medicine. Realizó estudios de especialización en Psiquiatría en el Good Samaritan Medical Center en Phoenix, Arizona, donde actualmente reside y tiene una consulta psiquiátrica privada.
Se reunió con el Dalai Lama en 1982, durante su visita a la India con una beca de investigación para estudiar medicina tibetana. De su encuentro surgió un libro, coescrito por ambos en 2004, El arte de la felicidad, que luego ha dado lugar a una serie de títulos basados en la síntesis de principios budistas y ciencia occidental.

INTRODUCCIÓN

Dalai Lama en una conferencia ante 5000 personas, previamente tomaba una taza de té sereno. Allí, Cutler le vió y se quedó prendado del sosiego, paz y empatía que transmite el Dalai Lama. Claro, que Cutler ya tenía grandísismas ganas de conocerle. El libro se vertebra en relación a conversaciones con Dalai Lama, que han sido antes de su publicación revisadas por el intérprete de Dalai Lama. Los nombres que aparecen sos ficticios. Reflexionemos, sintamos juntos. Rodrigo Córdoba Sanz.

Dalai Lama: Creo que esta es la primera vez que me reúno con la mayoría de ustedes. Pero para mí no existe gran distancia enter un viejo amigo y uno nuevo, porque siempre he creído que todos somos iguales; todos somos seres humanos. Naturalmente, puede haber diferencias en cuanto al bagaje cultural o al estilo de vida, puede haber diferencias en nuestra fe, o quizá tengamos un color de piel diferente, pero todos somos seres humanos, compuestos por un cuerpo humano y una mente humana. Nuestra estructura física es la misma, como también lo es nuestra mente y naturaleza emocional. Cada vez que conozco a una persona tengo la sensación de que me encuentro con un ser humano como yo mismo. Creo que con esa actitud resulta mucho más fácil comunicarse con los demás. Cuando ponemos de relieve características específicas, como por ejemplo que yo soy tibetano o budista, surgen las diferencias. Pero esas cosas son secundarias. Si somos capaces de dejar las diferencias a un lado, creo que podemos comunicarnos fácilmente, intercambiar ideas y compartir experiencias.

Bueno, cuando pueda retomo el texto, hasta el momento es muy interesante, tiene enjundia y pienso que es importante, traer y reivindicar ciertas formas de conducta, pensamiento y actitudes orientales a occidente. Probablemente así, fuéramos más transparentes, más claros, nos sentiríamos más cercanos unos de los otros. Mostraríamos más amor, empatía, entenderíamos mejor al otro. Tal vez, fuera un mundo mejor. Tampoco creo que haya que renunciar al eje de nuestras vidas, pero sí, incorporar la grandeza humana de personas como el Dalai Lama. A través de Cutler, psiquiatra y profesor podremos conocer a Su Santidad Tenzin Gyatso, Dalai Lama, desde cerca, como si nos susurrase al oído "El Arte de la Felicidad". Rodrigo Córdoba Sanz.

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