Quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece
Aunque se le ha relacionado con oscuras cancillerías, escenarios opresivos y situaciones de absurdo y angustia, Franz Kafka tenía una gran sensibilidad hacia la belleza. De hecho, sostenía que los jóvenes son felices por su mayor capacidad para apreciar lo sublime.
En un libro publicado, el filósofo y psicoterapeuta Piero Ferrucci afirmaba que rodearnos de belleza es una necesidad vital para todo ser humano:
"Muchas personas tienen sed y no lo saben. No tienen conciencia de la sed. No beben bastante, su cuerpo experimenta una desesperada necesidad de agua y se deshidrata. Entonces sienten varias formas de malestar, pero no de sed. Lo mismo pasa con la belleza. La necesidad no satisfecha de belleza puede generar depresión, inquietud, una profunda sensación de futilidad, una inexplicable agresividad y la manifestación de diferentes patologías latentes. La necesidad de la belleza no está reconocida en nuestra sociedad y esto da lugar a enormes males psicológicos y sociales".
Como antídoto contra los agobios a los que nos somete este mundo prosaico, podemos recurrir a la belleza que se guarda en los museos, a las canciones que nos emocionan, a los buenos libros y a los paisajes que tocan teclas profundas del alma.
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