Si he de predicar la doctrina para que los demás no comprendan nada, yo obtendría de ello hartazón y esfuerzo...
Mientras reflexionaba de esta manera, mi corazón se sentía inclinado a seguir tranquilo y no predicar mi doctrina. Pero la mente de Brahma Sahampati advirtió los pensamientos que poblaban mi mente y pensó, el mundo está perdido, totalmente perdido mientras el que encontró la verdad tenga la resolución de no predicar su doctrina... Brahma Sahampati desapareció del mundo de Brahma y apareció ante mí. Llegó ante mí con su hombro derecho desnudo, y con sus manos unidas y extendidas hacia mí en señal de veneración, dijo:
"Sea grato al Señor, sea grato al Bienaventurado predicar su doctrina".
Buda
Siddharta
miércoles, 9 de enero de 2013
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