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Paz y Ciencia

lunes, 7 de enero de 2013

Evasión

La evasión del cliente nos habla de ese aspecto de su ambiente que él no está dispuesto a experimentar, revela cómo se deforma y se constriñe a sí mismo y suministra indicios de los huecos en su personalidad. Al trabajar con su evasión, podemos dar paso a una oportunidad de que el cliente se percate, primero, de su propia fuga y, después, se arriesgue a la experiencia prohibida, en lugar de huir, si está dispuesto a ello. La evasión ocurre cuando dejamos el aquí y ahora, o sea la situación presente. Entre muchas otras formas de escapar, podemos salir físicamente; salir desconectando nuestros ojos y nuestros oídos, y de esa manera apartándonos del mundo; amortiguando nuestra reacción ante lo que sí percibimos; o refugiándonos en nuestra propia cabeza. En este último caso, logramos escapar de nosotros mismos y del mundo. Si el cliente encuentra continuamente la forma de salir del presente, para escapar de cualquier experiencia nueva, asegura que nada cambiará en él por medio de la terapia. Continuará repitiendo los moldes de su existencia y de la vida, relativamente mínima, que le permite su evasión.
Por lo tanto, nos interesa cómo el paciente interrumpe el flujo de sí mismo y de nuestro estar juntos; cómo evita permitir que las cosas sucedan.

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