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Paz y Ciencia

martes, 8 de enero de 2013

Evita la medicalización de la relación: "está centrado en la persona, no en el problema"

Al terapeuta "le interesa la persona". No enuncia un diagnóstico. El cliente irá encontrando progresivamente, con la ayuda del terapeuta, el origen de su malestar, su forna y a qué está asociado. Es bueno que el terapeuta tenga un saber, a modo de referencia, de señal, de tabla de consulta rápida. Pero este no interviene en la relación. El terapeuta no inmoviliza con denominaciones científicas lo que no es otra cosa que percepciones, deseos, sensaciones, sentimientos en marcha: esto despojaría al cliente de su experiencia inmediata. Escuchar a un cliente sin categorías preconcebidas, sino tal como se ve y se percibe el cliente, es captarlo en su devenir. Es catalizar lo imprevisible. Escuchar solo a la luz de la patología llevaría al terapeuta a hacer encajar lo desconocido en categorías conocidas. También desaparece, para nosotros, la idea de "normalidad". Antes bien, una terapia centrada en la persona no es una ortopedia, es un proceso de individuación.

Rodrigo Córdoba Sanz
Carl Rogers

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