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Paz y Ciencia

sábado, 19 de enero de 2013

Evolución

 
"Me encanta estar casada. Es fantástico encontrar una persona especial a la que puedas enfadar el resto de tu vida" Rita Rudner. Actriz de Teatro.
Somos únicos en el reino animal. Mientras los osos en el Ártico pueden permanecer allí durante milenios perfeccionando una muy eficaz envoltura de grasa para mantener su calor, los humanos hubieran utilizado el fuego para calentarse o hubieran armado una lancha para marcharse.
El brillante biólogo evolucionista Stephen Jay Gould ha dicho en alguna ocasión: "los humanos no han cambiado en los últimos 40.000 o 50.000 años".
La creciente habilidad para descifrar el genoma humano ha permitido comparar el ADN de miles de individuos de todo el mundo y constatar algo esperanzador: todavía somos genéticamente muy diversos. Y ser diferentes significa que unos han evolucionado por caminos diferentes de otros, aunque en una mirada gruesa todos parecemos primos hermanos.
El genetista de Harvard, Pardis Sabeti, dice: "Estamos viviendo los recuerdos de nuestro pasado". Al mirar el ADN de los individuos de hoy podemos interpretar cómo han llegado hasta aquí; pequeñas dosis de esa información van componiendo el puzzle de la evolución. El equipo del Dr. Sabeti cree haber aislado 250 áreas del genoma que han continuado evolucionando por selección natural en los últimos 100.000 años.
Hay cambios obvios como puede ser el color de la piel. También ha cambiado nuestro metabolismo para digerir alimentos que no existían en el pasado. A estos hay que sumar cambios en nuestro sistema de autorregulación y en la capacidad respiratoria, lo que ha conseguido que algunas poblaciones que viven en altitudes significativas, se hayan adaptado a convivir con escasez de oxígeno.
En nuestro pasado, el sentido de inventiva y el descubrimiento de tecnologías elementales tenían una gran repercusión en la selección natural.
Hoy, habiendo cubierto, en líneas generales, las necesidades básicas de techo, alimentos, protección frente a los semejantes e incluso ante muchas enfermedades queda, en primera observación, poco campo para una selección natural competitiva.
Por otro lado, la expectativa de vida ha crecido tanto que hay muchas más oportunidades de transmitir nuestros genes. Con todo, el profesor Steve Jones de la University College de Londres, admite que "si la selección natural no se ha paralizado, por lo menos se ha ralentizado"






http://youtu.be/yX-ENt91kFo

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