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Paz y Ciencia

jueves, 24 de enero de 2013

La comida y las plumas

Había una vez un estudiante que solía ir todos los días a sentarse a los pies de un maestro, para anotar en un papel todo lo que este decía, siempre sabiamente.
Estaba tan inmerso en sus estudios, que era incapaz de realizar ninguna actividad de provecho. Una noche, cuando llegó a casa, su mujer le puso por delante un cuenco tapado por una servilleta. Él la cogió y se la puso en el cuello, y entonces vio que el cuenco estaba lleno de papel y plumas. "Como esto es lo que haces todo el día -le dijo su mujer-intenta comértelo si puedes".
A la mañana siguiente, como de costumbre, el estudiante fue a aprender de su maestro. Aunque las palabras de su mujer le habían afligido, no se puso a buscar empleo, sino que se dispuso a continuar con sus estudios.
Después de unos minutos de estar escribiendo, se dio cuenta de que su pluma no funcionaba bien. "No importa -dijo el maestro- ve a ese rincón. Coge la caja que hay ahí y ponla delante de ti". Cuando se sentó con la caja y abrió lentamente la tapa, descubrió que estaba llena... de comida.
Cuento Sufí

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