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Paz y Ciencia

martes, 1 de enero de 2013

Las siete etapas del proceso terapéutico

 
 
 
Después de centenares de conversaciones grabadas y analizadas, Rogers pudo determinar las siete etapas que suele seguir en la mayoria de los casos el proceso del cambio terapéutico. Las presentaré aquí a grandes rasgos. En la parte inferior del proceso, el cliente se encuentra en una fijación, en un estado muy alejado de su experiencia inmediata, y es incapaz de simbolizar la significación implícita. Solo se comunica acerca de temas exteriores a él, y se expresa por medio de esquemas rígidos. No percibe los sentimientos, ni los reconoce como suyos. No reconoce ni percibe ningún problema personal. Después la expresión se puede volver menos superficial. El discurso que tiene como objeto el yo se vuelve más fácil, pero el cliente sigue hablando de sus experiencias personales como si se tratara de objetos. Hay muy poca aceptación de los sentimientos. Estos aparecen a menudo como cosas vergonzosas, malas, anormales, siempre inaceptables en alguna medida. En la cuarta etapa se produce un relajamiento progresivo de los esquemas, una exposición más libre de los sentimientos. El cliente describe sentimientos más intensos  pero que "no están presentes actualmente". Después, aparece una tendencia a expresar sentimientos del aquí y ahora, pero acompañada de desconfianza y de temor ante tal posibilidad. Paulatinamente, el cliente se da cuenta de la existencia de una disonancia entre su experiencia inmediata y su yo. Empieza a tomar conciencia de su propia responsabilidad para con sus problemas. En la quinta etapa, los sentimientos salen a la superficie, aquí y ahora, a pesar del miedo y de la desconfianza que provoca al cliente el hecho de vivirlos plenamente. Después el cliente va reinvindicando cada vez más sus propios sentimientos y desea vivirlos, ser su "verdadero yo". En la sexta etapa, el sentimiento que antes estaba bloqueado ya sew experimenta de manera inmediata. Se vive directamente con toda su espontaneidad y toda su riqueza. Se acepta este carácter espontáneo de la experiencia y del sentimiento que se contiene en ella. Después, la experiencia se vive totalmente, ya no es objeto de un "sentimiento". Por fin, en la séptima etapa, la experiencia se vive con carácter de inmediatez y riqueza de detalles. Los esquemas personales se modifican bajo el efecto de los hechos sucesivos de la vida cotidiana. El yo se va convirtiendo cada vez más en la conciencia subjetiva y reflexionada de la experiencia inmediata, y esta se convierte en la experiencia del proceso mismo. Sin embargo, el yo no es un juguete de sus sentimientos; tiene conciencia de sí mismo, una conciencia reflexionada de una vida subjetiva de su persona en movimiento. Vive libre y abiertamente su relación con los demás, y vive plenamente su vida como un proceso creativo.
 
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             
 

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