Una psicoterapia experiencial

Teniendo en cuenta la primacía que se atribuye a la experiencia, se comprende que este método no tenga como objetivo exclusivo un conocimiento únicamente mental de uno mismo. Tiene como meta una experiencia de uno mismo total, profundamente vivida, unificada, "organísmica". La experiencia es una receptividad interior, sensible, no codificada, ante los hechos interiores y exteriores que jalonan la existencia a cada instante, en el proceso incesante de actualización de uno mismo que es una existencia. "Es, pues, eso mismo que yo siento, en el momento en que lo siento. Estar en la propia experiencia equivale a permanecer en la inmediatez del flujo que yo vivo o, mejor dicho, del flujo que, por esencia, yo SOY".
Es un asimiento, un susurro o una emanación que invade todo el ser.
Existen dos conceptos terapéuticos que debemos conocer. En primer lugar, el de experiencia inmediata. "Esta expresión remite al hecho de percibir, sin que se interponga ningún marco intermedio (ya sea temporal, intelectual o normativo), los datos vividos inmediatamente de la experiencia propia". Sentido y conocimiento se entrelazan; el yo está presente en la experiencia, permitiendo el impacto de la tendencia actualizadora.
En segundo lugar, el momento del movimiento. Es un momento experiencial de caos, acompañado a veces de lágrimas: "Se trata de una vivencia que surge en un momento existencial [...] Que está presente en el instante [...] Una experiencia sin limitación, sin inhibición, que quizá se había podido rozar ya, pero que se había enterrado. Se trata de la experiencia inmediata de una integración nueva [...] La persona ha tomado posesión de una parte de sí misma de la que había estado desposeída" (Rogers, 1954).