De la enseñanza se puede hacer un buen o un mal uso. Todo depende de varios factores...
En una ciudad a la que se llamaba, precisamente, la ciudad de los locos, había ido a parar un derviche, que solía salir a caminar por las mañanas. Un día de esos vio a una mujer que llevaba a la espalda una pesada puerta.
- ¿Por qué vas tan cargada? -preguntó
- Porque esta mañana, al salir a trabajar, mi marido me ha dicho: "Hay objetos de valor en casa. Que nadie pase por esa puerta". Y por eso, al salir, me he llevado la puerta conmigo. Para que nadie pueda pasar por ella.
- ¿Quieres -le propuso el derviche- que te diga una cosa para que no tengas que cargar con esa puerta.
- No -contestó ella-. Lo único que podría ayudarme es saber cómo hacer esta puerta menos pesada.
- Eso no puedo decírtelo -contestó el derviche. Y se separaron.
Es un buen ejemplo de que no siempre partiendo de premisas ciertas se llega a una correcta conclusión. La lógica estaría correctamente aplicada, pero faltan otros factores a tener en cuenta en el análisis de una situación, por ejemplo: entorno, observación, pruebas e incluso algo de intuición. Es un accionar no solamente ridículo, sino también común en muchos humanos, lamentablemente.
Por otra parte, nos abre los ojos para decirnos que nuestra lógica, aunque nos parezca la única posible, no es la única existente. A veces, la solución a nuestros problemas está en saber escuchar a otros que, mirando las cosas desde otra perspectiva, nos pueden ayudar mucho más de lo que pensamos. En nuestro sistema de pensamiento no caben posibilidades que en otros paradigmas sí, y debemos saber abrir nuestra mente para recibir esas nuevas formas de mirar.
Cuentos Sufís. La filosofía de lo simple. Colección; Sabiduría ancestral.
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