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Paz y Ciencia

martes, 30 de abril de 2013

Sueños y Existencia



Yo personalmente creo que la objetividad no existe. La objetividad de la ciencia es únicamente una cuestión de acuerdo mutuo. Cierto número de personas observa un fenómeno y habla de un criterio objetivo. Sin embargo, fue del lado científico de donde vino la primera prueba de subjetividad. Esta provino de Einstein. Einstein se dio cuenta de la imposibilidad de que todos los fenómenos del universo fuesen objetivos, porque la observación y su velocidad dentro del sistema nervioso tienen que ser incluidas en el cálculo del fenómeno externo. Vistas en perspectiva, las cosas parecen ser más objetivas, más balanceadas. Pero, aun en ese caso, es uno como sujeto quien ve la cosa. En realidad no tenemos mucha idea de cómo se ve el universo. Tenemos únicamente algunos órganos sensoriales, ojos, oídos, tacto y las elongaciones de estos órganos: telescopios y computadoras. Pero, ¿sabemos algo de otros organismos, qué sentidos tienen ellos, qué clase del mundo tienen? Nosotros damos por sentada la elegancia de los seres humanos, que nuestro mundo -tal como lo vemos nosotros- es el único verdadero.

 Demos un paso más y miremos la relación del mundo con lo propio. ¿Qué nos hace interesarnos en el mundo? ¿Cómo no puedo vivir y funcionar tal como un organismo autístico, completamente autocontenido? . Ahora bien, un objeto como un cenicero no es un tipo de organismo que se relaciona. Necesita de muy poco para existir. Primero, temperatura. Si colocamos el cenicero a 4000grados centígrados, tenemos un ambiente en que no va a poder retener su identidad. También requiere de cierta fuerza de gravedad. Si le aplicamos 40.000 libras de presión, se hará pedazos. Pero podemos, con fines prácticos, decir que esta cosa es contenida en sí misma, que no necesita de intercambio con el ambiente. Existe para ser usada por nosotros como recipiente de cigarrillos, para ser limpiada, vendida.
Un organismo vivo es un organismo que consiste de miles y miles de procesos que requieren de intercambio con otros medios fuera del límite del organismo. Aquí en el cenicero también hay procesos. Los hay de naturaleza electrónica, atómicos, pero para los fines de nosotros aquí, estos son invisibles, no son importantes para su existencia. Pero para un organismo vivo, el territorio del ego debe ser negociado porque afuera hay algo que necesita.
Hay alimentos allá afuera: yo quiero esta comida, quiero hacerla mía, igual a mí. Me tiene que gustar esta comida. Si no me gusta, si es desigual a mí no la pruebo, la dejo fuera de la frontera. Algo tiene que ocurrir para atravesar esta frontera, y esto es lo que llamamos contacto. Tocamos, nos contactamos, extendemos nuestra frontera hasta la cosa en cuestión. Si somos rígidos y no nos podemos mover, entonces se mantiene ahí. Cuando vivimos, gastamos energías, necesitamos energías para mantener esta máquina. Este proceso de intercambio se llama metabolismo. Tanto el metabolismo del intercambio de nuestro organismo con el ambiente como el metabolismo dentro de nuestro organismo, transcurren continuamente de día y de noche...

Fritz Perls: "Sueños y Existencia". Ed. Cuatro Vientos. Pp.: 22-23
http://youtu.be/Ojc7k6o9MtI Pablo Neruda con su voz.

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