FUNDAMENTOS DE LA PSICOTERAPIA GESTÁLTICA
Hay una serie de premisas que caracterizan el eje de la
psicoterapia gestática. La primera y fundamental es que no son los pedacitos y
piezas que forman la teoría lo principal y más importante, sino que es más bien
el modo como son organizados y usados estos pedacitos lo que le da singularidad
a esta teoría, pues algunos de los elementos que se encuentran en esta terapia
se pueden encontrar en otros enfoques psicológicos. Lo mismo sucede con el
análisis de las conductas: no trata de ver los porqués sino los cómo. Solo
cuando el individuo se da cuenta de lo que hace y de cómo lo hace está
capacitado para cambiar su conducta. Los porqués tienen el gran peligro de
quitarnos la responsabilidad de nuestras conductas y, por tanto, mantenemos más
fijados a ellas.
Perls (1974) definió esta premisa del siguiente modo:
<>. Este concepto ya fue
desarrollado por los psicólogos alemanes
que estudiaron en el campo de la percepción.
La segunda y fundamental, es la homeostasis. Nuestra vida y
todo nuestro comportamiento son dirigidos por el proceso que los científicos
llaman la homeostasis, y que otros llaman adaptación. La homeostasis es el
proceso mediante el cual el organismo mantiene su equilibrio, y por tanto su
salud, en medio de condiciones que varían continuamente, ya que tampoco el
medio es estático sino que está también en continuo cambio al igual que la
persona. Así pues, la homeostasis es el proceso mediante el cual el organismo
mantiene su equilibrio en medio del ambiente que le rodea y que le sirve para
satisfacer sus necesidades.
Perls, relaciona la homeostasis con la autorregulación, como
la persona que no bebe agua y acaba teniendo sed, el proceso de autorregulación
es aquel mediante el cual el organismo interactúa con el ambiente para
equilibrarse.
Abraham Maslow (1983), un pionero de la psicoterapia
humanista, desarrolló un esquema en forma de pirámide donde recoge las
necesidades, estas están puestas en una jerarquía, en su base están las
necesidades fisiológicas, más arriba las de contacto y relación, finalmente, en
su cúspide, estaría la autorrealización.
EL DARSE CUENTA
El darse cuenta es la capacidad que tiene todo ser humano
para percibir lo que está sucediendo dentro de sí mismo y en el mundo le rodea.
Es la capacidad de comprender y entender aspectos de sí mismo, y situaciones o
cualquier otra circunstancia o acontecimiento que se produzca en su mundo.
Dentro de la experiencia se pueden distinguir tres tipos de darse cuenta:
1.- Darse cuenta de sí mismo o del mundo interior.
2.- Darse cuenta del mundo exterior.
3.- Darse cuenta de la zona intermedia o zona de la fantasía.
1.- EL DARSE CUENTA DE SÍ MISMO O DE LA ZONA INTERIOR
Este darse cuenta comprende todos aquellos acontecimientos,
sensaciones, sentimientos y emociones que suceden en el interior, en
definitiva, en nuestro cuerpo. En estos momentos podemos sentir golpear los
dedos contra las teclas de la máquina; puedo sentir cierta tensión en mi cuello
y espalda por tenerlos rígidos y fijos durante cierto tiempo.
Este tipo de darse cuenta está en función de la manera de
sentir, y de la experiencia y la existencia aquí y ahora, y es independiente de
cualquier argumento o juicio por parte de los demás. Es decir, si sentimos tal
o cual cosa dentro, el que los demás o yo mismo juzgue esos sentimientos o
eventos, no los hará cambiar. Solo podrán ir cambiando en la medida en que los
deje fluir libremente dentro de mí.
A.
Schnake
(2001) escribe: <>
-
EL
DARSE CUENTA DEL MUNDO O ZONA EXTERIOR
El darse
cuenta del mundo externo se relaciona con todo lo que percibimos a través de
nuestros sentidos y que proviene del mundo exterior, es decir, es el contacto
que mantenemos en cada momento con los objetos y los acontecimientos del mundo
que nos rodea. Permite darse cuenta de lo que está fuera y de lo que ocurre más
allá de la piel.
Estas
percepciones del mundo externo, la forma de sentir y, en definitiva, lo que
percibo, toco, oigo, huelo y saboreo están en función de mi forma de percibir y
de ser, que se ha ido configurando de acuerdo con mi herencia genética, con mis
aprendizajes.
-
EL
DARSE CUENTA DE LA ZONA INTERMEDIA O ZONA DE LA FANTASÍA
La zona
intermedia incluye toda la actividad mental que va más allá de lo que sucede en
el presente. La zona de la fantasía abarca el pasado y el futuro, y comprende
las actividades relacionadas con el pensar, adivinar, imaginar, planificar,
recordar el pasado o predecir y anticipar el futuro.
Para Perls,
el fantaseo con el pasado (poco objetivo) o la idea imaginaria del futuro nos
mantienen alejados del presente y, por ende, de nosotros y de nuestro darnos
cuenta en cada momento. La consecuencia es la alienación.
Cuando uno
se pone en contacto con su auténtica vivencia descubre que el cambio se produce
por sí solo, sin esfuerzo ni planificación, sin empujarlo, sin producir cambios
falsos o que van en contra de su esencia. El frustrarse con exigencias de ser
distinto de lo que cada uno es, solo nos lleva a sensaciones de tensión,
inadecuación y vergüenza.
La terapia gestáltica no trata de dar
soluciones a los problemas de la vida, trata de proveer de herramientas a la
persona para que pueda solucionarlos. Para ello, la persona necesita una
comprensión de sí mismo necesaria y darse cuenta de lo que es, de lo que tiene,
de lo que sucede, de lo que sentimos.
El aprendizaje, según Perls (1974),
consiste en descubrir que algo es posible. El mundo existe, pero en realidad no existe hasta
que se lo descubre. Uno no está completo hasta que va reconociendo y aceptando
sus diversas partes, comportamientos y actitudes. Cada vez que nos negamos a
contestar una pregunta como terapeutas, ayudamos a la otra persona a usar sus
propios recursos y a descubrir sus propias respuestas. Es una invitación a
encontrar su camino y sus recursos para caminar por la vida. La meta de la terapia gestáltica no
está en darle las respuestas sino en ayudarle a que él las descubra.
Rodrigo Córdoba Sanz
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