[...] ¿Si el psicoanálisis existe es por su función terapéutica? Una de las preguntas que Bion se hacía a menudo y que me había planteado a mí mismo era la siguiente: "¿Si Freud hubiese sido pintor, habría inventado el psicoanálisis?". Evidentemente, la respuesta es difícil. El psicoanálisis es una metodología, una técnica, una hermenéutica, pero sobre todo una artesanía (el oficio del psicoanalista), un arte. Freud como médico estaba preocupado por el dolor, por el suyo y por la angustia que podía suscitar. Investigó sobre la cocaína, que llegaba a utilizar para hacer frente a su propio sufrimiento psíquico y físico.
No es por azar que haya asociado la pregunta de Bion con el Freud-pintor, respecto a cuadros y encuadres.
Hace poco, participé en la Fundación Cini en Venecia un encuentro interdisciplinario de nombre: "El paisaje, de la percepción a la representación". La contemplación del mundo interno, el insight según el concepto del Yo observador de Freud, puede ser considerado como la representación de un paisaje íntimo, a menudo escondido por las nubes del inconsciente.
Para mí, la concepción del mundo interno de Melanie Klein es una experiencia de multiplicidad y de grupalidad, en términos de objetos internos (móviles o inmóviles) a menudo en conflicto. El cuadro global de un paisaje interior como este adquiere también una dimensión corporal: el espacio mental es aquella entidad que exteriormente se nombra como cuerpo vivido (Leib en Husserl) individual o "grupal" con membranas exteriores e interiores (los miembros de un grupo se des-miembran y remembran continuamente).
Paul Federn habla de los límites del Yo como de un órgano sensorial periférico. Establece la relación entre el Yo en cuanto entidad dinámica y sus límites como expresión de su integración, conexión que está perturbada en la despersonalización.
Salomon Resnik: "Tiempos de Glaciaciones. Viaje al mundo de la locura". Ed. Herder.
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