PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

jueves, 30 de abril de 2015

Doctor, tengo miedo



En determinadas ocasiones el miedo se puede oler, la atmósfera se corta con un cuchillo, el rostro se tensa y se abren los ojos para luego cerrarlos, a modo de tic.
El encuentro con la sombra supone un terrible miedo y una herida narcisista, esto es, un cuestionamiento de los principios desde donde se ha sostenido de forma patológica la persona.
Como decimos por estas tierras: "virgencica, virgencica, que me quede como estoy". Esa actitud conservadora con el dolor es, sin embargo, generalizada.
La ruptura con un guión de vida supone la necesidad de escribir uno propio, actualizar, resetear, formatear e introducir nuevo software.
Acudir al psicólogo no es siempre algo fascinante, atender, mirar a los ojos al miedo supone algo desagradable. Claro está que el psicólogo no es el único espectador de ese miedo, la persona sufriente, cada día, a cada instante vive con su problema.
Aunque resulte paradójico muchos y muchas prefieren vivir enfermos como la "virgencica" pero se quejan de su sufrimiento.
Otros, no solo se quedan allí, hacen responsable y portador del saber al psicólogo, como aquél que se hace cargo del dolor, este sentido de la responsabilidad no es libertad, es dependencia. Y hay dependencias poco enamoradizas, dependencias quejumbrosas.
Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo y Psicoterapeuta
Teléfono: 653 379 269

Dedicado a I.

No hay comentarios: